2004
Dos mesas casi idénticas
julio de 2004


Dos mesas casi idénticas

Tras haber partido de Vietnam tres días antes de la caída de Saigón en 1975, cinco miembros de nuestra numerosa familia y yo nos encontrábamos viviendo en una pequeña casa remolque en Provo, Utah. Sólo se nos había permitido llevar una pequeña bolsa en el vuelo y, al ser refugiados, apenas estábamos aprendiendo a hablar inglés. Algunas de mis hermanas se habían unido a la Iglesia en Vietnam y yo era un nuevo converso. Entre muchos miembros del barrio se reunió y se nos aportó lo necesario para nuestras necesidades, y una comunidad estrechamente unida puso manos a la obra para que la vida de los recién llegados fuera más cómoda.

Como miembro del quórum de presbíteros, se me asignó ser compañero de orientación familiar del hermano Johnson, que vivía muy cerca con su numerosa familia. Un día, el hermano Johnson se percató de que nuestra familia no tenía mesa en la cocina; al día siguiente apareció con una mesa de apariencia extraña pero muy funcional, que encajaba perfectamente entre la pared del remolque, desde el fregadero hasta la encimera. Digo extraña porque dos de las patas de la mesa hacían juego con el tablero, pero las otras dos no. Además, en uno de los extremos de las desvencijada madera sobresalían unas estaquillas.

Pronto comenzamos a dar buen uso a la mesa preparando la comida y comiendo en ella cuando teníamos prisa. Aún nos sentábamos en el suelo cuando comíamos en familia, con la comida, los cuencos y los palillos sobre un mantel al verdadero estilo vietnamita.

Cierta tarde me hallaba en el recibidor de la casa del hermano Johnson aguardando para hacer una visita de orientación familiar. En la cocina cercana, y para mi sorpresa, estaba una mesa prácticamente idéntica a la que había dado a nuestra familia, con la única diferencia de que donde nuestra tabla tenía las estaquillas, ¡ésta tenía agujeros! Entonces me di cuenta de que, al ver nuestra necesidad, aquel hombre caritativo había cortado la mesa de su cocina por la mitad y había construido unas patas para cada mitad.

Era evidente que la familia Johnson no cabía completamente alrededor de ese pequeño mueble, y puede que ni siquiera cupiera cuando la mesa estaba completa, pero me gusta imaginar que aprendieron a comer en el suelo, tal como nosotros lo hacíamos, al verdadero estilo vietnamita.

Durante toda mi vida ese acto de bondad ha sido un poderoso recordatorio de lo que es la verdadera generosidad.

Son Quang Le y Beth Ellis Le son miembros del Barrio Park Glen, Estaca Hurst, Texas.