El Amigo
Amigos que siguen a Jesús
Febrero de 2024


“Amigos que siguen a Jesús”, El Amigo, febrero de 2024, págs. 14–15.

Amigos que siguen a Jesús

Saría no esperaba la pregunta de Katy.

Esta historia sucedió en Australia.

“¡Adiós, Saría! Sé que tendrás un buen día hoy”, dijo la mamá.

Saría saltó del auto. “¡Gracias!”.

Hoy, Saría quería invitar a sus amigas a su bautismo. De camino a la escuela, su mamá le había ayudado a practicar cómo invitarlas.

Saría atravesó las grandes puertas dobles de su salón de clases. Ella asistía a una escuela cristiana; eso significaba que todos aprendían acerca de Jesucristo juntos, aunque no todos fueran a la misma iglesia. Su maestra había colocado diferentes nombres para Jesús en las puertas del salón de clases. Decían cosas tales como “Hacedor de milagros” y “Mi Dios”. Hoy, Saría notó el que decía: “Cumplidor de promesas”.

Saría sonrió emocionada. Cuando se bautizara, ¡ella también cumpliría promesas!

Durante la hora del almuerzo, Saría se sentó junto a Katy y Jenny en las escaleras fuera del salón de clases. Mientras comían, Saría pensó que sería un buen momento para hacer lo que había practicado.

Respiró profundamente. “Voy a ser bautizada pronto. ¿Les gustaría asistir?”.

“¿Por qué vas a ser bautizada ahora?”, preguntó Katy.

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Saría trató de recordar las cosas que había practicado con su mamá. “Porque quiero hacer un convenio. Un convenio es una promesa con Dios. Luego de ser bautizada, recibiré el don del Espíritu Santo”.

Katy tomó su sándwich. “Yo fui bautizada cuando era una bebé”.

“Yo también”, dijo Jenny. “Pensé que todos se bautizaban cuando eran bebés”.

Saría se sintió confundida. No sabía qué decir.

Luego de la escuela, Saría le contó a su mamá lo que había sucedido. “¿Por qué Katy y Jenny fueron bautizadas cuando eran bebés?”.

Su mamá se sentó a su lado. “Otras iglesias hacen las cosas de manera diferente. En algunas iglesias, bautizan a los bebés rociándoles agua. Pero nosotros creemos que cuando nos bautizamos, hacemos un convenio sagrado. Y necesitamos ser lo suficientemente mayores para entender las promesas que hacemos”.

Saría pensó en las otras diferencias que había notado en la escuela. Sus amigos adoraban de muchas maneras diferentes a las que ella estaba acostumbrada.

Su mamá la abrazó. “Hiciste un buen trabajo hoy”.

Saría se sintió mejor. No había sabido cómo responder las preguntas de su amiga, pero había hecho lo mejor que pudo. Aún deseaba invitarlas a su bautismo.

Al día siguiente, Saría y Katy caminaron juntas a clase. Katy dejó caer algo y Saría lo recogió por ella. Era un collar con una cruz.

“¡Gracias!”. Katy tomó el collar. “Me pondría muy triste si lo perdiera. Me recuerda a Jesús”.

Saría sonrió y sostuvo en alto su anillo de HLJ. “¡Esto también me recuerda a Jesús! Significa ‘haz lo justo’. Me recuerda que debo hacer las cosas que Jesús haría”.

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“Me gusta”, dijo Katy.

Saría y Katy llegaron a la puerta del salón de clases. Katy señaló el nombre de Jesús en la puerta que decía “El que abre caminos”.

“¡Ese es mi preferido!”, dijo Katy.

“También me encanta”.

Un sentimiento de felicidad se extendió por el pecho de Saría. Su maestra le había dicho que “El que abre caminos” significaba que Jesús hacía posible que las cosas sucedan. ¡Jesús había creado un camino para que Saría se hiciera amiga de niños de muchas iglesias diferentes! Tenían diferencias, pero una cosa era igual: todos ellos amaban a Jesús y querían seguirlo. Saría sabía que eso hacía feliz a Jesús.

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PDF del relato

Ilustraciones por Violet Lemay