El Amigo
El día terrible de Tommy
Febrero de 2024


“El día terrible de Tommy”, El Amigo, febrero de 2024, págs. 4–5.

El día terrible de Tommy

“Voy a sentarme aquí mismo para que ya no suceda nada malo”, dijo Tommy.

Esta historia ocurrió en EE. UU.

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Tommy se sentó en los escalones de la entrada de su casa y suspiró. ¡Qué día horrible!

Esa mañana, se había derramado el desayuno en su ropa. Los únicos pantalones limpios que encontró eran demasiado pequeños. Llegó tarde a la escuela. Su maestra le pidió que permaneciese dentro durante el recreo porque olvidó su libro. Luego, de camino a casa desde la escuela, tropezó en la acera y se lastimó la rodilla. Y cuando salió a jugar, su bicicleta tenía una rueda desinflada. ¡Todo había salido mal!

“Voy a sentarme aquí mismo para que ya no suceda nada malo”, dijo Tommy. Pero cuanto más tiempo permanecía sentado, peor se sentía.

Entonces Tommy oyó un crujido cerca. Levantó la vista y vio al Sr. Johnson que rastrillaba hojas en su jardín. El Sr. Johnson vivía solo en la casa de al lado.

A Tommy no le gustaba para nada rastrillar hojas. Observó al Sr. Johnson que trataba de juntar las hojas y ponerlas en una bolsa grande, pero no podía meter más que unas pocas. Las hojas se volvían a caer al suelo.

El Sr. Johnson lo está pasando muy mal, pensó Tommy. Cuando su papá rastrillaba hojas, Tommy lo ayudaba a mantener abierta la bolsa. Sería muy difícil para una sola persona hacer ese trabajo.

¿Por qué nadie lo está ayudando?, se preguntó Tommy.

Entonces se dio cuenta de algo. ¡Él podía ayudar!

Tommy saltó de los escalones y se acercó al Sr. Johnson. “Puedo mantener la bolsa abierta para usted”.

“Oh, muchas gracias”, dijo el Sr. Johnson. “Mi espalda no es tan flexible como antes”.

Tommy sostuvo la bolsa y también ayudó a llenar la siguiente. Luego tomó un rastrillo y ayudó con el resto de las hojas.

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Mientras trabajaban juntos, el Sr. Johnson contaba chistes y relatos graciosos. Tommy se rio hasta que le dolió el estómago. Pronto comenzó a olvidarse de haber derramado el desayuno, de haberse perdido el recreo y de haberse lastimado la rodilla.

Cuando su mamá lo llamó para cenar, Tommy se dio cuenta de que habían rastrillado todo el jardín. ¡Y había sido divertido!

“Gracias por tu ayuda”, dijo el Sr. Johnson.

“De nada”. Tommy se despidió. “¡Hasta pronto!”.

Tommy entró en su casa y se sentó junto a su papá en la mesa del comedor.

“¿Qué tal tu día?”, le preguntó su papá.

Tommy sonrió de oreja a oreja. “¡Fue el mejor día de todos!”.

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PDF del relato

Ilustraciones por Julia Bereciartu