Génesis 3–4; Moisés 4–5: Lección 12

Moisés 4:5–32; 5:1–15, Parte 2

“Así como has caído pued[e]s ser redimido”

La caída de Adán y Eva conllevó desafíos que no habían tenido en el Jardín de Edén. Fueron separados de la presencia de Dios y ahora experimentarían el pecado, la muerte física y otras dificultades terrenales. Sin embargo, nuestro amoroso Padre Celestial envió a un Salvador para vencer los efectos de la Caída. Esta lección puede ayudar a los alumnos a sentir el gozo de la redención de la Caída por medio de la Expiación de Jesucristo.

Preparación del alumno: Invite a los alumnos a buscar los efectos de la caída de Adán y Eva a su alrededor, que podrían incluir el nacimiento, la muerte, el cuerpo físico, el pecado, el hambre, la enfermedad, etc. Pídales que reflexionen sobre la forma en que Jesucristo puede ayudar con cada efecto que reconozcan.

Posibles actividades de aprendizaje

La necesidad que tenemos de un Redentor

Para comenzar la clase, ayude a los alumnos a entender la necesidad que tenemos de la Expiación de Jesucristo. Una manera de hacerlo es utilizar la idea siguiente, adaptada del discurso “La Expiación de Jesucristo” (Tad R. Callister, Liahona, mayo de 2019, pág. 85). Muestre una imagen de alguien cayéndose de un avión e invite a los alumnos a analizar lo siguiente:

Imagina que te caes de un avión, a miles de metros de altura, sin paracaídas ni ningún otro equipo.

• ¿Qué podrías hacer para tratar de frenar la caída?

• ¿Qué esperanza tendrías de sobrevivir?

Ahora imagina que, antes de caer del avión, un amigo te puso un paracaídas.

• ¿Te sentirías diferente en cuanto a la caída?

• ¿Cómo te sentirías con respecto a tu amigo?

  A fin de ayudar a los alumnos a conectar el análisis anterior con la necesidad que tenemos de la Expiación de Jesucristo, podrían analizar las preguntas siguientes con un compañero. Si prepararon los folletos sobre los efectos de la Caída en la lección anterior, primero podría invitarlos a que los repasen brevemente. De lo contrario, podría modificar las actividades que hagan referencia a ellos.

• ¿Cómo podríamos comparar esa analogía con la caída de Adán y Eva y la función de la Expiación de Jesucristo en el plan del Padre Celestial?

• ¿Cuáles son algunos de los efectos de la Caída para los que necesitamos la ayuda de Jesucristo a fin de vencerlos?

  Según sea necesario, recuérdele a los alumnos que, debido a la Caída, todos experimentamos la muerte espiritual. Eso significa que nacemos en un mundo separado de la presencia de Dios y que cometemos pecados, lo cual también nos separa espiritualmente de Él. Debido a la Caída, también enfrentamos dificultades, enfermedades, debilidades y, finalmente, la muerte física.

  Invite a los alumnos a meditar sobre lo siguiente:

• ¿Cuáles de los enunciados siguientes se aplican a ti?

  1. No sé por qué necesito al Salvador.

  2. Entiendo por qué necesito al Salvador, pero no creo que pudiera explicárselo a otra persona.

  3. Sabría explicarle a otra persona la necesidad que tenemos del Salvador.

  4. Siento amor y gratitud por Jesucristo y por lo que Él ha hecho por mí.

Anime a los alumnos a invitar la influencia del Espíritu Santo al participar activamente a lo largo de la lección.

La Expiación de Jesucristo

A causa de la Caída, Adán y Eva tuvieron que abandonar el Jardín de Edén. El Señor continuó bendiciéndolos al entregarles ropa (véase Moisés 4:27) y darles mandamientos para ayudarlos a vencer la Caída.

Podría mostrar la imagen que se encuentra al comienzo de la lección y leer los versículos siguientes como clase. Haga una pausa de vez en cuando para invitar a los alumnos a compartir lo que aprendan. Por ejemplo, después de leer los versículos 5–7, podrían analizar la manera en que el ofrecer las primicias de sus rebaños simbolizaba el sacrificio de Jesucristo. También podría preguntarles qué aprenden del ejemplo de obediencia de Adán y cómo podrían ponerlo en práctica en su propia vida.

Lee Moisés 5:5–9 y busca lo que Dios mandó.

• ¿Qué aprendieron Adán y Eva del ángel y del Espíritu Santo?

  Los alumnos podrían reconocer lo siguiente: Podemos ser redimidos de la Caída mediante la Expiación de Jesucristo. Podría invitarlos a marcar palabras o frases en los versículos 7 y 9 que enseñen esa verdad. Podría explicar que redimido significa ser rescatado o liberado.

  Para ayudar a los alumnos a profundizar su comprensión de esa verdad, muestre las instrucciones siguientes y entrégueles el volante que aparece a continuación. Podría dividirlos en grupos de tres e invitar a cada miembro del grupo a estudiar una sección diferente del volante. Luego, cada uno podría compartir con su grupo lo que aprendieron y crear juntos la página siguiente de sus folletos. (Nota: En la Lección 21: “Evalúa tu aprendizaje 1” se sugiere que los alumnos consulten los folletos que elaboren en esta actividad para ayudarlos a explicar la función de Jesucristo como nuestro Redentor).

1. Escribe “La Expiación de Jesucristo” en la página derecha (en blanco) del folleto.

2. Estudia el material del volante para aprender cómo la Expiación de Jesucristo nos redime de los efectos de la Caída, los cuales anotaste en la página anterior del folleto.

3. En la página nueva, escribe una o dos frases que resuman lo que aprendas de cada sección del volante. Busca la ayuda del Espíritu Santo para reconocer cómo se relacionan contigo esas enseñanzas.

Si lo desea, invite a algunos alumnos a compartir lo que escribieron en los folletos. Los demás podrían agregar a los folletos lo que aprendan de sus compañeros de clase.

El gozo de la redención

Invite a los alumnos a escribir el título “El gozo de mi redención” en la contraportada de los folletos y anímelos a copiar la cita siguiente en esa página, dejando espacio para escribir debajo de ella.

El presidente Russell M. Nelson enseñó:

Seremos llenos de gozo cuando sintamos la Expiación del Salvador obrar en nuestra vida (véase “El gozo y la supervivencia espiritual”, Liahona, noviembre de 2016, pág. 84).

Lee Moisés 5:10–11 y busca lo que observaron Adán y Eva acerca de los resultados tanto de la Caída como de la Expiación del Salvador.

• ¿Qué te llama la atención de sus palabras?

Dé tiempo a los alumnos para que completen la última página de los folletos; para ello, podrían escribir una versión personalizada de Moisés 5:10–11. Al igual que Adán y Eva, podrían escribir las razones que tienen para sentir gozo por su Redentor.

Podría concluir la lección invitando a algunos de ellos a mencionar lo que escribieron.

Recursos adicionales

¿Cómo vencemos la muerte espiritual?

El élder D. Todd Christofferson, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó:

Todos vencen la muerte espiritual al ser llevados de regreso a la presencia de Dios para ser juzgados. Jesús dijo: “así como he sido levantado [en la cruz] por los hombres, así también los hombres sean levantados por el Padre, para comparecer ante mí, para ser juzgados por sus obras” (3 Nefi 27:14). Quienes sean limpiados del pecado permanecerán con Dios en el Reino Celestial, pero los que no se hayan arrepentido y sean impuros no pueden morar con un Dios santo, y tras el Juicio deben partir y de ese modo sufrir la muerte espiritual una vez más. A veces nos referimos a esto como una segunda muerte o el sufrir la muerte espiritual por segunda vez (véase Helamán 14:15–18) (“Redención”, Liahona, mayo de 2013, pág. 112, nota final 3).

Moisés 4:27. ¿Qué relación hay entre las “túnicas de pieles” y la Expiación de Jesucristo?

Las Escrituras describen a las personas que están en la presencia de Dios con pecados sin resolver como si estuvieran ante Él en su “desnudez” (2 Nefi 9:14; Mormón 9:5).

El presidente Russell M. Nelson compartió cómo la Expiación de Jesucristo nos “cubre” simbólicamente:

En hebreo, la palabra básica para expiación es kaphar, un verbo que significa “cubrir” o “perdonar”. Estrechamente relacionada se encuentra la palabra aramea y árabe kafat, que significa “un abrazo íntimo” […].

Lloro de gozo al contemplar el significado de todo esto. El ser redimido es ser expiado, es ser recibido en el abrazo íntimo de Dios, con una expresión no solo de Su perdón, sino de nuestra unidad de corazón y de mente (“La Expiación”, Liahona, enero de 1997, pág. 38).

Actividades de aprendizaje complementarias

Una semejanza de Jesucristo

Para ayudar a los alumnos a entender Moisés 5:5–7, invítelos a reconocer semejanzas entre el sacrificio que Adán y Eva ofrecieron de las primicias de sus rebaños y el sacrificio de Jesucristo. Podrían buscar “Cordero de Dios” en la Guía para el Estudio de las Escrituras. También podría invitarlos a escudriñar los pasajes siguientes:

Isaías 53:7

Juan 1:36

Colosenses 1:13–18

1 Pedro 1:18–20

Caín y Abel

Si considera que a los alumnos podría beneficiarlos estudiar el relato de Caín y Abel, considere mostrar la imagen siguiente. Explique que Caín y Abel eran hijos de Adán y Eva (véase Moisés 5:16–17). Caín se enojó con su hermano Abel y lo mató.

Invite a los alumnos a escudriñar Moisés 5:18–33 de dos en dos. Uno de ellos podría buscar las decisiones que tomó Caín y que lo llevaron a asesinar a su hermano, y el otro podría buscar evidencias de que Caín era amado por sus padres y por el Señor.

• ¿Qué aprendieron acerca de la misericordia del Señor?

• ¿Qué aprendieron sobre las consecuencias de rechazar la invitación del Señor de arrepentirse?

(Nota: Podría explicar que Caín, debido a su maldad, recibió una maldición que incluía ser “desterrado de la presencia del Señor” [Moisés 5:41]; también se puso una marca sobre él [véase Moisés 5:39–40]. No debemos especular en cuanto a los detalles de esa marca ni que la maldición se aplicó a otras personas y no solo a Caín).