Ministración
La ministración por medio de la historia familiar
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Principios de ministración

La ministración por medio de la historia familiar

Liahona, febrero de 2020

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tree branches

El ayudar a alguien con su historia familiar es una manera poderosa de ministrar. A medida que usted pone a otras personas en contacto con sus antepasados por medio de historias y detalles familiares, logra llenar vacíos en el corazón de ellos que a veces ni siquiera sabían que existían (véase Malaquías 4:5-6).

Ya sea que se trate de un miembro de la Iglesia de toda la vida o de alguien que nunca haya oído hablar del evangelio restaurado de Jesucristo, todos los hijos de Dios anhelan saber de dónde vinieron.

Muchas veces no lleva mucho tiempo dejar una impresión profunda y duradera, tal como se demuestra en los siguientes relatos.

Encontrar a familiares a 9000 metros de altura

Recientemente, en un vuelo de regreso a casa, me senté junto a Steve, quien compartió conmigo partes de su historia personal. Se había graduado de la escuela secundaria, había ingresado en el ejército de los EE. UU. como especialista en comunicaciones a los dieciocho años, y al poco tiempo comenzó a trabajar en la Casa Blanca brindando apoyo en comunicaciones al presidente de los Estados Unidos. Entre los dieciocho y los veintiséis años, sirvió a dos presidentes de los Estados Unidos. ¡Sus historias eran fascinantes!

“Steve”, le dije, “¡tienes que escribir esas historias para tu posteridad! Ellos necesitan tener esas historias de primera mano con tu perspectiva”. Estuvo de acuerdo.

Entonces el Espíritu me motivó a preguntarle qué sabía sobre sus antepasados. Steve sabía mucho de la familia de su madre, incluso una historia de cómo su familia había cenado en una ocasión con Abraham Lincoln mientras este hacía campaña por las zonas rurales durante las elecciones presidenciales estadounidenses de 1860.

Sin embargo, sabía muy poco de la familia de su padre y realmente quería saber más. Saqué mi teléfono y abrí la aplicación FamilySearch. “Steve, ¡podemos encontrar a tu familia ahora mismo!”.

Me conecté a la red wifi en vuelo y apoyé el teléfono en la bandeja plegable que teníamos delante para que ambos pudiéramos ver. Realizamos búsquedas en Árbol Familiar y, en cuestión de minutos, estábamos mirando el certificado de matrimonio de su bisabuelo y su bisabuela.

“¡Son ellos!”, exclamó. “¡Ahora recuerdo el apellido de ella!”.

A ambos nos embargó la emoción. Durante los siguientes cuarenta y cinco minutos, nos ocupamos de crear perfiles para sus antepasados menos conocidos. Me pidió que le prometiera que seguiríamos buscando juntos en Colorado. Mientras el avión aterrizaba, intercambiamos nuestros datos de contacto.

Ahí estábamos, volando a una altura de 9000 metros, con un dispositivo tan pequeño como mi mano, en busca de un hombre y una mujer casados cien años antes y que habían estado perdidos para él y su familia. ¡Increíble! Pero los encontramos. Se unieron familias, se recordaron historias y se sintió gratitud por la tecnología y las herramientas. Fue prácticamente un milagro.

Jonathan Petty, Colorado, EE. UU.

Rodeada de una nueva familia

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women hugging

Ilustración por Joshua Dennis; imagen de fondo y teléfono celular por Getty Images.

María había estado menos activa durante más de veinte años. Hace unos meses, pasamos un par de horas con ella en nuestra casa, buscando datos de su familia en el censo y otros registros. En un momento dado, se echó a llorar y exclamó: “¡He aprendido más sobre mi familia en dos horas de lo que he sabido en toda mi vida!”.

Al final del tiempo que pasamos juntos, le presentamos la función Parientes a mi alrededor, de la aplicación Árbol Familiar. Resultó que mi esposo y yo somos parientes lejanos de María. Ella se echó a llorar de nuevo, diciendo que creía que estaba sola. Nunca había sabido que tenía familiares en la zona. Unas semanas más tarde, María se reunió con nuestro obispo. Actualmente se está esforzando por cumplir los requisitos para entrar en el templo ¡y ha conocido a muchos primos “nuevos” en nuestro barrio!

Carol Riner Everett, Carolina del Norte, EE. UU.

Receta para ministrar

Ashley (una hermana a quien ministro) y yo tenemos recetarios de cocina de nuestras abuelas. El de ella es de su bisabuela, y el mío es un libro que elaboré cuando heredé la caja de recetas de mi abuela Greenwood después de que falleció.

Ashley y yo elegimos una receta de nuestros libros de cocina y una noche nos reunimos después del trabajo para probarlas. Ella eligió la receta de unos bizcochos de vainilla, así que los preparamos primero y los pusimos en el horno. Yo elegí una “salsa rosada” para las patatas fritas, un alimento básico en todas las fiestas familiares de la familia Greenwood. Alice, la hija de Ashley, nos ayudó a degustar la comida. Luego, como Ashley no quería que sus hijos se comieran todos los bizcochos, los cortó en pedazos pequeños y los regaló a las hermanas a quienes ministra.

Lo que más me gustó de nuestra noche de recetas es que, mientras cocinábamos y horneábamos, hablamos sobre todos los temas habituales de ministración: los problemas de ella y los míos. Pero también hablamos de nuestras abuelas y madres, lo cual fue algo emotivo para ambas.

Jenifer Greenwood, Utah, EE. UU.

Formas específicas de ayudar

La historia familiar puede abrir puertas a oportunidades de ministración cuando parece que nada más lo hará. A continuación figuran algunas ideas que podrían poner a prueba.

  • Ayudarles a subir fotos familiares a FamilySearch.

  • Ayudarles a grabar y subir grabaciones de audio de relatos de historia familiar, especialmente los relatos que coincidan con fotografías.

  • Crear una gráfica en forma de abanico u otro documento de historia familiar que se pueda imprimir y que puedan obsequiar.

  • Enseñar maneras de captar su propia historia escribiendo en un diario personal de una manera que puedan disfrutar. ¿Un diario de audio? ¿Un diario de fotos? ¿Registros de videos? Hay muchas opciones para aquellos que no prefieren los formatos estándar para diarios personales.

  • Ir juntos al templo para efectuar ordenanzas por los antepasados u ofrecerse a efectuar las ordenanzas con las tarjetas de familiares de ellos si tienen más de las que puedan hacer.

  • Reunirse para compartir tradiciones familiares.

  • Asistir juntos a una clase de historia familiar.