“¿Qué me depara el camino?”, Ayuda para el cónyuge, 2019
“¿Qué me depara el camino?”, Ayuda para el cónyuge
¿Qué me depara el camino?
Descubrir el consumo de pornografía por parte de un cónyuge puede resultar devastador, extenuante y abrumador. Podemos sentirnos aislados y solos. Podríamos sentir una grave traición a la confianza. Sin embargo, la vida no se detiene convenientemente mientras intentamos recuperarnos. Seguimos teniendo responsabilidades en el hogar, la familia y el trabajo, y puede ser fácil desatendernos tanto a nosotros mismos como a nuestra sanación. Debemos tomarnos el tiempo para encontrar el equilibrio y cuidar de nosotros mismos.
En tiempos de sufrimiento, la sanación ocurre a medida que nos cuidamos física, psicológica, social y espiritualmente. Si bien puede ser difícil imaginar un futuro positivo, es posible encontrar esperanza y podemos recibir revelación sobre la dirección que debemos tomar. Nuestros esfuerzos por evaluar y cuidar de nosotros mismos nos ayudan a trazar un camino hacia adelante.
El siguiente video comparte ideas sobre cómo cuidar de nosotros mismos y satisfacer nuestras necesidades en el aspecto biológico, psicológico, social y espiritual. Como seres únicos, cada uno de nosotros tiene una combinación diferente de estas necesidades, y esta combinación no siempre permanece igual. Al tratar de entender nuestras necesidades, podemos ser más conscientes de nosotros mismos y entender mejor cómo cuidarnos.
Las necesidades físicas
Cuando nos enfrentamos con el uso de la pornografía por parte de un cónyuge, las emociones intensas que sentimos pueden distraernos y hacer que descuidemos nuestras propias necesidades físicas. Lograr un equilibrio entre el ejercicio, el sueño y la nutrición adecuados puede ser un desafío, independientemente de lo que esté sucediendo en nuestras vidas; pero, en tiempos de sufrimiento, es importante que hagamos lo que podamos para satisfacer esas necesidades. En las Escrituras se nos promete que, a medida que cuidemos el cuerpo, seremos fortalecidos tanto física como espiritualmente. (Véase Doctrina y Convenios 89).
Las necesidades psicológicas
Aprender a entender las emociones difíciles que estamos sintiendo puede ser un proceso lento y frustrante. Nuestros sentimientos acerca del problema de nuestro cónyuge con la pornografía pueden magnificar o reabrir experiencias pasadas dolorosas para nosotros. Es importante ser consciente de esta posibilidad. Es probable que tengamos que dar un paso atrás y abordar cada uno de nuestros desafíos de forma individual. (Véase “Dios nos apoya” para conocer la experiencia de una esposa).
Si no tenemos cuidado, podemos llegar a permitir que las decisiones de nuestro cónyuge, así como los problemas relacionados con ellas, nos consuman o nos lleven a descuidar nuestro propio bienestar. El Señor nos pide que seamos “moderados en todas las cosas” (Alma 7:23) y que no “corra[mos] más aprisa de lo que [nuestras] fuerzas [nos] permiten” (Mosíah 4:27). Es importante que nos aseguremos de cubrir nuestras propias necesidades.
El plan del Padre Celestial puede brindar paz interior y sanación mientras buscamos resolver emociones complicadas. Dios no nos dejará sin consuelo. Ese consuelo se puede encontrar al hablar con un amigo de confianza, un líder de la Iglesia o un profesional de la salud mental. El élder Jeffrey R. Holland nos recuerda que debemos buscar con espíritu de oración el consejo de “personas certificadas y con buena reputación, aptitud profesional y buenos valores” (“Como una vasija quebrada,” Liahona, noviembre de 2013, pág. 40).
Las necesidades sociales
Al soportar la carga del consumo de pornografía por parte del cónyuge, podemos sentirnos aislados, avergonzados y solos. Puede que haya ocasiones en las que sintamos que no hay nadie a quien podamos recurrir. Podemos sentirnos inseguros de compartir nuestras luchas.
Encontrar a alguien sensato que nos escuche y que mantenga la confidencialidad puede fortalecernos. Aunque no divulguemos la profundidad de nuestro sufrimiento, podemos compartir nuestras luchas cotidianas con confidentes de confianza y personas de apoyo. Con el tiempo, podemos sentirnos guiados a compartir nuestros dolores más profundos. Como seguidores de Cristo, hemos hecho convenio de llevar las cargas los unos de los otros, y podemos acercarnos a los demás para obtener la ayuda que necesitamos.
Las necesidades espirituales
En última instancia, Jesucristo es el camino a seguir (véase Juan 14:6). Al procurar establecer una relación con Él por medio de la oración, el estudio de las Escrituras y la adoración, podemos recibir fortaleza mediante el poder habilitador de Su expiación.
Muchos de nosotros sentimos la presión de perdonar a nuestro cónyuge al instante; sin embargo, el perdón requiere tiempo. Debemos ser pacientes con nosotros mismos en el proceso del perdón, aunque nos lleve mucho tiempo, incluso años, el perdonar. El perdón es una decisión personal tomada individualmente con la guía del Padre Celestial. Ya sea que nuestro matrimonio continúe o no, o que volvamos o no a tener una relación de confianza con nuestro cónyuge, el perdón es importante.
A medida que tratamos de cuidar de nosotros mismos, practicar la autocompasión y establecer los límites necesarios, podemos trazar un camino a seguir. El camino que tenemos por delante es personal y será diferente para cada uno de nosotros. Podemos buscar la revelación a medida que tomamos decisiones con respecto a lo que viene después, incluso decisiones sobre los límites, lo que podemos hacer para ayudar a nuestro cónyuge y nuestra familia, y si nuestro matrimonio debe continuar o no. (Véase “Sea firme e inmutable”, en la Guía de apoyo: Ayuda para el cónyuge y los familiares de las personas en proceso de recuperación, 2017, para obtener más información sobre cómo establecer y mantener los límites).
Ideas para poner manos a la obra
Estas son algunas ideas que han sido útiles para otras personas. Con espíritu de oración, considere qué acciones podrían ser las mejores para usted, teniendo en cuenta que pueden o no estar aquí enumeradas.
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Continúe aprendiendo acerca de sus influencias biológicas, psicológicas, sociales y espirituales (véase “¿Cómo puedo ocuparme de mis propias necesidades?”).
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Evalúe los posibles factores biológicos que podrían contribuir a las dificultades actuales. Por ejemplo, una depresión previa, la ansiedad u otros problemas podrían necesitar tratamiento ahora. Para algunas personas ha resultado útil consultar con profesionales médicos, mejorar la dieta y hacer ejercicio, dormir adecuadamente o encontrar formas de reducir el estrés.
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Evalúe los posibles factores psicológicos. Puede resultar útil consultar con especialistas en salud mental, practicar meditación, leer libros de autoayuda e investigar sobre la ansiedad, la depresión y otros temas psicológicos utilizando sitios web de confianza.
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Examine los posibles recursos sociales que puedan ayudarle. Considere la posibilidad de unirse a un grupo de apoyo, participar en causas dignas, ser voluntario en una organización de servicio o pasar tiempo con sus seres queridos.
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Evalúe posibles recursos espirituales, tales como consultar con los líderes de la Iglesia, estudiar las Escrituras o su bendición patriarcal, solicitar bendiciones del sacerdocio, etc.
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