Valle desértico

9 – 15 mayo

Números 11–14; 20–24

“No seáis rebeldes contra Jehová, ni temáis”

Una de las mejores maneras de saber en qué concentrarse durante la clase es preguntar a los miembros qué les pareció significativo al estudiar las Escrituras. Eso revela lo que tiene importancia para ellos y lo que están listos para aprender.

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A veces, todo lo que hay que hacer para alentar a los miembros de la clase a que compartan las perspectivas de su estudio es hacerles preguntas como: “¿Qué les enseñó el Espíritu Santo esta semana a medida que leían las Escrituras?”. Después concédales tiempo para que mediten y respondan.

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Enseñar la doctrina

Números 12

Hablar contra Su profeta ofende al Señor.

• La lectura de Números 12 puede ayudar a los miembros de la clase a entender lo grave que es hablar en contra del profeta del Señor. Podría pedirles que lean ese capítulo y que hablen acerca de lo que el Señor siente hacia Sus siervos. Basándose en los versículos 1–2, ¿qué creen que significa hablar contra el profeta del Señor? ¿Cuáles son los peligros de hacerlo? ¿Qué podemos aprender de las acciones de Moisés y los israelitas que se mencionan en los versículos 13 y 15?

Números 12:3

“Moisés era muy manso”.

• Algunas personas podrían sorprenderse al leer que un líder tan poderoso como Moisés, quien estuvo delante de Faraón y realizó milagros asombrosos con el poder del Señor, también era “muy manso”. Podría valerse de Números 12:3 para comenzar un análisis sobre lo que es la verdadera mansedumbre. Si lo desea, podría consultar la definición de “Mansedumbre, manso” en la Guía para el Estudio de las Escrituras (scriptures.ChurchofJesusChrist.org). También podrían buscar como clase indicadores de la mansedumbre de Moisés en Números 12.

• ¿Hay otras evidencias de la mansedumbre de Moisés que podamos conocer? (véanse, por ejemplo, Éxodo 18:13–25; Números 11:26–29; Hebreos 11:24–27; Moisés 1:10–11). También podrían leer y analizar la forma en que el Salvador demostró tener mansedumbre (véanse Mateo 11:29; 27:11–14; Lucas 22:41–42; Juan 13:4–5). ¿Qué nos enseñan los ejemplos de Moisés y del Salvador —y de otras personas que conocemos— acerca de la mansedumbre? ¿Por qué desea Dios que seamos mansos?

Números 13–14

Con fe en el Señor, podemos tener esperanza en el futuro.

• A medida que analicen el relato sobre los doce israelitas que fueron enviados a reconocer la tierra prometida y dieron su informe al respecto, considere preguntar a los miembros de la clase la forma en que el relato podría aplicarse a situaciones que ellos enfrenten. A fin de ayudarles, podría invitarlos a que mencionen cosas que se encuentran en Números 13:23–33 que podrían compararse con alguna situación de nuestra vida. Por ejemplo, la tierra prometida podría representar algo que el Señor desee que logremos; los racimos de uvas podrían ser bendiciones; los gigantes, los retos que enfrentamos y así sucesivamente. Anímelos a que compartan lo que crean que el Señor desee que ellos aprendan del relato.

  Unos hombres muestran frutos a Moisés

  Ten of the Israelite spies were afraid; Joshua and Caleb had faith [Diez de los espías israelitas tuvieron temor; Josué y Caleb tuvieron fe]. © Lifeway Collection/licencia de goodsalt.com.

Números 21:4–9

Si acudimos a Jesucristo con fe, Él nos puede sanar espiritualmente.

• A fin de ayudar a que los miembros de la clase analicen el relato que se encuentra en Números 21:4–9 y aumenten su fe en el Salvador, podría escribir en la pizarra preguntas como estas: ¿Qué representa la serpiente de bronce? ¿Qué podrían representar las mordidas de las serpientes? ¿Por qué se rehusaron algunas personas a mirar a la serpiente de bronce? ¿Cómo podemos “mirarla” en la actualidad? Ellos podrían compartir las respuestas que encuentren conforme lean Números 21:4–9; 1 Nefi 17:40–41; Alma 33:18–22; y Helamán 8:13–15. ¿Cuáles son algunas de las cosas sencillas que el Salvador nos invita a hacer a fin de recibir Su sanación? ¿Por qué en ocasiones resulta difícil hacer esas cosas tan sencillas? (véase “Recursos adicionales” para obtener algunas ideas al respecto). Quizás los miembros de la clase podrían compartir la manera en que el hacer esas cosas ha llevado el poder del Salvador a su vida.

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Recursos adicionales

“Cosas pequeñas y sencillas”.

El élder L. Whitney Clayton contó de un obispo que aconsejaba a los miembros de su barrio que enfrentaban diversas dificultades en su vida:

“Su consejo a los miembros del barrio abarcaba el volver a las prácticas sencillas de la fe, como estudiar el Libro de Mormón […], pagar el diezmo y servir en la Iglesia con devoción. Con frecuencia, sin embargo, la respuesta que le daban a él era de escepticismo […]: ‘¿Qué tiene que ver el hacer cualquiera de esas cosas con los problemas que yo estoy afrontando?’.

“[…] aquellos que hacen deliberadamente las ‘cosas pequeñas y sencillas’ [Alma 37:6] —obedeciendo en maneras aparentemente pequeñas— son bendecidos con una fe y una fortaleza que van mucho más allá de los actos de obediencia en sí y, ciertamente, puede parecer que no guardan ninguna relación con ellos” (“Haced todo lo que Él os diga”, Liahona, mayo de 2017, pág. 98).

Cómo mejorar nuestra enseñanza

Céntrese en lo que es más importante. No resulta posible cubrir cada relato ni cada principio. Siga el Espíritu y considere las necesidades de los miembros de la clase al decidir a qué dedicarán tiempo en la clase. Recuerde que el hogar, no el salón de clases, es el centro de aprendizaje del Evangelio.