Ven, sígueme 2024
10 – 16 junio: “¿Habéis experimentado este potente cambio en vuestros corazones?”. Alma 5–7


“10 – 16 junio: ‘¿Habéis experimentado este potente cambio en vuestros corazones?’. Alma 5–7”, Ven, sígueme — Para el hogar y la Iglesia: Libro de Mormón 2024 (2024)

“10 – 16 junio. Alma 5–7”, Ven, sígueme — Para el hogar y la Iglesia: 2024 (2024)

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Alma, hijo, enseñando a los zoramitas

Alma, hijo, enseñando a los zoramitas

10 – 16 junio: “¿Habéis experimentado este potente cambio en vuestros corazones?”

Alma 5–7

Alma no conocía las cirugías actuales de trasplante de corazón, en las que puede salvarse la vida al reemplazar un corazón dañado o enfermo por uno sano. Sin embargo, sabía sobre algo más milagroso, el “cambio en el corazón” (Alma 5:26); un cambio por el cual el Salvador nos da una vida espiritual nueva, a semejanza de “nacer de nuevo” (véase Alma 5:14, 49). Alma se dio cuenta de que ese cambio en el corazón era exactamente lo que necesitaban muchos de los nefitas. Algunos eran ricos, mientras que otros eran pobres; algunos eran orgullosos, otros eran humildes; algunos infligían persecución, en tanto que otros la padecían (véase Alma 4:6–15). Sin embargo, todos ellos necesitaban venir a Cristo para ser sanados, al igual que todos nosotros. Ya sea que estemos procurando vencer el orgullo o sobrellevar aflicciones, el mensaje de Alma es el mismo: “… venid y no temáis” (Alma 7:15). Permite que el Salvador cambie el corazón empedernido, pecaminoso o herido por otro que sea humilde, puro y nuevo.

Ideas para aprender en el hogar y en la Iglesia

Alma 5:14–33

Debo experimentar —y luego seguir sintiendo— un potente cambio en el corazón

El presidente M. Russell Ballard dijo: “… necesito preguntarme con regularidad: ‘¿Cómo va mi progreso?’ […]. Para guiarme durante ese análisis privado y personal, me gusta leer y reflexionar sobre las palabras introspectivas que se hallan en el quinto capítulo de Alma” (“Volver y recibir”, Liahona, mayo de 2017, pág. 64).

Considera leer Alma 5:14–33 como si te entrevistaras a ti mismo y examinaras tu corazón. Quizás quieras anotar tus respuestas a las preguntas. ¿Qué aprendes acerca de ti mismo? ¿Qué te sientes inspirado a hacer como resultado de esa entrevista?

Véase también Dale G. Renlund, “Cómo conservar el gran cambio en el corazón”, Liahona, noviembre de 2009, págs. 97–99.

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Jovencita orando junto a la cama

Al volvernos a Dios, podemos experimentar un “cambio en el corazón”

Alma 5:44–51

Puedo obtener mi propio testimonio del Salvador y Sus enseñanzas mediante el Espíritu Santo

En Alma 5, cuando Alma explicó cómo obtuvo su testimonio del Salvador, no mencionó el haber visto un ángel (véase Mosíah 27:10–17). ¿Cómo llegó Alma a conocer la verdad por sí mismo? Tal vez podrías utilizar lo que encuentres en Alma 5:44–51 a fin de escribir la “receta” para obtener un testimonio de Jesucristo y Sus enseñanzas. ¿Qué “ingredientes” (verdades del Evangelio) e “instrucciones” (cosas que podemos hacer para buscar la verdad) mencionó Alma? ¿Qué “ingredientes” e “instrucciones” podrías agregar a la receta que procedan de tu propia experiencia o de otras vivencias de personas que se encuentren en las Escrituras?

Alma 7

“Porque percibo que andáis por las sendas de la rectitud”

A veces, somos como los del pueblo de Zarahemla, quienes necesitaban que se los llamara al arrepentimiento (véase Alma 5:32). Otras veces, somos más como los del pueblo de Gedeón, quienes trataban de andar “por las sendas de la rectitud” (Alma 7:19). ¿Qué encuentras en el mensaje de Alma en Gedeón (en Alma 7) que sea similar a lo que dijo en Zarahemla (en Alma 5)? ¿Qué diferencias notas? Presta atención a lo que Alma enseñó que pueda ayudarte a permanecer “en el camino que conduce al reino de Dios” (Alma 7:19).

Alma 7:7–16

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ícono de Seminario
El Salvador tomó sobre Sí mis pecados, dolores y aflicciones

¿Has sentido alguna vez que nadie comprende tus luchas o dificultades? Si es así, las verdades que Alma enseñó pueden ayudarte. Conforme leas, reflexiona sobre lo que estos versículos enseñan acerca de los propósitos del sacrificio del Salvador. Podrías hacer un cuadro con los encabezados Lo que el Salvador sufrió y Por qué sufrió, y hacer una lista de lo que encuentres en Alma 7:7–16 (véase también Isaías 53:3–5). ¿Se te ocurren ocasiones específicas en las que padeció algunas de estas cosas? Los siguientes son algunos ejemplos de las Escrituras: Mateo 4:1–13; 26:55–56; 27:39–44; Marcos 14:43–46; Lucas 9:58. ¿Puedes agregar algo a la lista a partir de esos versículos?

Una cosa es creer que el Salvador sufrió por ti, ¿pero de qué manera Su padecimiento marca una diferencia en tu vida diaria? A continuación hay algunos pasajes de las Escrituras que enseñan cómo Jesucristo te puede ayudar o “socorrer”: Enós 1:5–6; Mosíah 16:7–8; 21:15; 24:14–15; 3 Nefi 17:6–7; Éter 12:27–29; Doctrina y Convenios 121:7–10. ¿Qué has aprendido en esos versículos? ¿De qué otras maneras acude Él a socorrerte? ¿En qué ocasiones has recibido Su ayuda?

Algún himno como “Señor, te necesito” o “Yo sé que vive mi Señor” (Himnos, nros. 49, 73) podría aumentar tu aprecio por el socorro del Salvador. ¿Qué frases de esos himnos expresan tus sentimientos por Él?

Véanse también Temas del Evangelio, “Expiación de Jesucristo”, Biblioteca del Evangelio; “Su gracia” (colección de videos), Biblioteca del Evangelio.

Testifica de Jesucristo. Considera las maneras en que puedes compartir tu testimonio del Salvador y de Su divinidad, gracia y amor. Puedes alentar a las personas a quienes enseñas a testificar de Él al hacerles preguntas que las inviten a expresar lo que sienten por Él.

Para obtener más ideas, consulta los ejemplares de este mes de las revistas Liahona y Para la Fortaleza de la Juventud.

Ideas para enseñar a los niños

Alma 5:44–48

Puedo obtener mi propio testimonio por medio del Espíritu Santo

  • A fin de ayudar a los niños a aprender a desarrollar su propio testimonio, podrías mostrarles la imagen que aparece a continuación y preguntarles cómo ayudamos a las crías de los animales a crecer. Luego podrías relacionarlo con cuidar de nuestro testimonio. ¿Qué tipo de cuidado necesita nuestro testimonio? ¿Cómo nos damos cuenta de si está creciendo o no?

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    Dos niños con crías de animales

    Cuando aceptamos el Evangelio, es como empezar una nueva vida

  • ¿Cómo obtuvo Alma su firme testimonio de Jesucristo? Podrías leer Alma 5:44–46 con los niños para hallar respuestas a esa pregunta. Tal vez los niños podrían escribir un plan para hacer algo esta semana a fin de fortalecer su testimonio.

Alma 7:10–13

El Salvador tomó sobre Sí mis pecados, dolores y aflicciones

  • ¿Cómo puedes ayudar a los niños a entender Alma 7:10–13 para que sepan que Jesucristo se preocupa por ellos y puede ayudarlos? Quizás podrías pedirles que relaten alguna experiencia en la que hayan estado enfermos o hayan sentido dolor, o que hayan tenido otro problema que los hubiera entristecido. ¿De qué forma otras personas los ayudaron a sentirse mejor? Testifica que el Salvador también ha sufrido esas cosas, y háblales de alguna ocasión en la que Él te haya consolado y ayudado.

  • Mientras los niños y tú leen Alma 7:11–13, presten atención a lo que Jesucristo sufrió por nosotros. Invítalos a usar las palabras y frases que hayan encontrado para completar esta oración: “Jesús sufrió para poder ayudarme”. ¿De qué modo nos ayuda saber que Jesús comprende nuestras dificultades? ¿De qué manera recibimos Su ayuda? Comparte tu testimonio de Jesucristo.

Alma 5:14; 7:19–20

Seguir a Jesús me mantiene en el camino recto de regreso al Padre Celestial

  • Haz que los niños se miren en un espejo mientras lees Alma 5:14 (véase también la hoja de actividades de esta semana). ¿Qué significa tener la imagen del Salvador en el rostro?

  • ¿En qué forma puedes utilizar la descripción de Alma del camino de regreso al Padre Celestial para ayudar a los niños a aprender a tomar buenas decisiones? Podrías leerles Alma 7:19–20 y pedirles que hagan de cuenta que caminan por “sendas tortuosas” y luego por un sendero recto. Ayúdalos a pensar en cuáles son las decisiones que nos ayudan a permanecer en la senda y cuáles son las que nos alejan de ella. También podrían ver imágenes de Jesús y hablar sobre cosas que Él hizo para mostrarnos el camino de regreso al Padre Celestial. Alguna canción como “Yo trato de ser como Cristo” (Canciones para los niños, págs. 40–41), por ejemplo, podría darles algunas ideas.

Para obtener más ideas, consulta el ejemplar de este mes de la revista El Amigo.

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Jesús con un manto rojo

Our Advocate [Nuestro Abogado], por Jay Bryant Ward