2023
Cómo los obstáculos en mi formación académica cambiaron la forma en la que veo los cambios
Julio de 2023


Solo para versión digital: Jóvenes adultos

Cómo los obstáculos en mi formación académica cambiaron la forma en la que veo los cambios

Cómo pasé de sentirme atrasada a sentirme contenta en mi trayecto educativo.

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una joven estudiando y aprendiendo con libros y una computadora

Allí estaba yo, mirando otro artículo con muchos comentarios y sugerencias. La mayoría eran válidos y útiles, pero aun así me sentía desanimada. Dado que soy escritora, mi trabajo cambia constantemente. Por lo general no me molesta, pero esta vez sentía frustración.

¿Acaso todo tenía que cambiar siempre?

Mis artículos no eran lo único que estaba cambiando. Mis planes para graduarme de la universidad a tiempo también estaban cambiando. Después de servir en una misión, de cambiar de especialización y después del COVID-19 me había retrasado en los estudios. Mientras todos mis amigos se graduaban, yo estaba a la mitad de la universidad. En general, me sentía atrasada. Las cosas habían cambiado mucho con respecto a la manera en que yo había esperado que salieran.

Durante ese tiempo, fui pasante de comunicación de BYU–Pathway Worldwide.

En el trabajo, hablaba con alumnos de todo el mundo que eran padres o madres solteros, que regresaban a la universidad después de años de no estudiar, o que tenían dificultades económicas. Algunos habían experimentado muchos más cambios inesperados que yo y salían adelante.

Pero, ¿cómo?

Cuando conocí a dos alumnos en particular, Darlyn y Alexander, presté atención a las lecciones que aprendí de ellos.

Los cambios son inevitables

Cuando entrevisté por internet a Darlyn, ella encendió la cámara y me regaló una enorme sonrisa. Era de mañana en Singapur y se había levantado temprano para reunirse conmigo antes de llevar a sus tres hijos a la escuela e ir a trabajar.

Darlyn siempre había querido lograr una maestría, pero a los 36 años le diagnosticaron cáncer de mama en etapa cuatro. Aquello desestabilizó sus planes de seguir estudiando y sus planes de vida en general.

Mientras escuchaba su historia, pensé que si alguien tenía derecho a enojarse ante cambios difíciles, era Darlyn. Sin embargo, mencionó las bendiciones y las misericordias que había recibido, y las personas que le habían prestado servicio. Darlyn aceptó los cambios en lo que había previsto con una buena actitud. En lugar de centrarse en lo que había perdido, se centraba en la experiencia que había adquirido. Como dijo el presidente Russell M. Nelson: “[E]l gozo que sentimos tiene poco que ver con las circunstancias de nuestra vida, y tiene mucho que ver con el enfoque de nuestra vida”1.

Finalmente, Darlyn se unió a BYU–Pathway Worldwide porque quería conservar su salud mental. Me dijo que no detestaba el hecho de tener cáncer; más bien, estaba agradecida, pues eso la llevó a estudiar en BYU–Pathway y a profundizar su relación con Jesucristo.

Al concluir aquella conversación, sentí el deseo de cambiar mi perspectiva en cuanto a los cambios. Debido a que Darlyn había dejado de lado el resentimiento y el enojo en cuanto a sus circunstancias, fue capaz de asumir el control de su vida. En lugar de que los desafíos y los cambios impidieran su progreso, la impulsaron a avanzar.

El Padre Celestial nunca cambia

Alexander estaba sentado en su automóvil en Samoa Americana cuando hablamos por teléfono. Me asombró cuando me contó que rechazó una beca completa de fútbol americano para poder servir en una misión. Después de regresar a casa, se sintió guiado a ayudar en el comercio de su familia y a casarse con su novia en el templo. Solo entonces se sintió inspirado a terminar sus estudios, y BYU–Pathway fue la solución perfecta para él.

Cuando Alexander me contó que se había matriculado y había abandonado dos veces la universidad debido a un huracán y luego debido a que se incendió su casa, me quedé boquiabierta. Había escogido servir al Señor durante dos años antes de estudiar y luego afrontó gran adversidad; sin embargo, persistió. Cuando le pregunté cómo seguía avanzando, mencionó el relato de cuando Nefi fue a buscar las planchas a Jerusalén. Aunque Nefi hizo lo que Dios le pidió, para poder lograrlo se requirió que él y sus hermanos lo intentaran tres veces. Pero Nefi nunca perdió la fe, porque Dios había prometido prepararle la vía (véase 1 Nefi 3–4).

Alexander me enseñó que todo en la vida está sujeto a cambios, excepto nuestro amoroso Padre Celestial. Como también enseñó el presidente Nelson: “El Señor nunca se adormece ni duerme [véase Salmo 121:4]. Él ‘es el mismo ayer, hoy y [mañana]’ [Mormón 9:9]. Él no abandonará Sus convenios, Sus promesas ni Su amor por Su pueblo”2.

En verdad ahora sé que, sin importar los cambios que afronte, Sus mandamientos, bendiciones y amor son inmutables y eternos. Alexander me enseñó que si fijo mi camino en dirección a Dios y Jesucristo, y confío en Ellos, podré afrontar el futuro incierto con esperanza y fe.

Encontrar paz en mi propio trayecto

Gracias a estos amigos y al tiempo que pasé en BYU–Pathway, veo los cambios desde una nueva perspectiva. En retrospectiva, si los planes que tenía en cuanto a mi educación académica no se hubieran alterado, nunca habría encontrado la especialización que me encanta ni hubiera conocido a las maravillosas personas que hay en mi vida. Ahora sé que, siempre que confíe en el Padre Celestial y centre mi vida en Jesucristo, podré conquistar cualquier cambio que se me presente.