2022
¡Nada volverá a ser lo mismo!
Septiembre de 2022


Mensaje del Área

¡Nada volverá a ser lo mismo!

En un fin de semana especial, tuve el privilegio de ayudar al élder Jorge M. Alvarado, del Cuórum de los Setenta, en la maravillosa reorganización de una estaca en la República Dominicana. Después de la conferencia de estaca, decidimos consultar con las familias de los líderes recién llamados. El élder Alvarado miró a los matrimonios jóvenes que acababan de recibir esta enorme responsabilidad y preguntó, dirigiéndose especialmente a las hermanas: “Hermanas, ¿cuáles son sus sentimientos, ¿cuáles son sus impresiones?”.

Una de las hermanas respondió: “Élder Alvarado, después de todo lo que acabo de escuchar y sentir, nada volverá a ser igual. Para mí hay un antes y un después de esta conferencia. ¡Nada será como antes!”.

Luego, en la tarde, tuvimos el honor de visitar a un par de familias en sus respectivos hogares. La misma pregunta fue dirigida a una pareja que había estado casada durante varias décadas. La hermana respondió con una gran sonrisa: “Mi esposo y yo estamos casados ​​desde hace varios años. Puede sonar extraño para muchos escucharlo, pero después de lo que acabamos de experimentar y sentir en la conferencia, nuestra vida de casados ​​acaba de comenzar”.

¿Qué sucedió? ¿Por qué estas hermanas dicen que nada volverá a ser como antes?

Mis hermanos y hermanas, la enseñanza dada bajo la influencia del Espíritu Santo y recibida por ese mismo Espíritu puede cambiar el comportamiento de las personas más profundamente que por cualquier otro medio. El Espíritu Santo es el instrumento principal de este cambio.

En la primavera de 1820, después de que se abrieron los cielos y Dios llenó la Arboleda Sagrada con Su magnificencia, el profeta José Smith dijo esto acerca de este sagrado evento: “No bien se apareció, me sentí libre del enemigo que me había sujetado”; y, a pesar de la negación de los demás, “En realidad he visto una visión; y, ¿quién soy yo para oponerme a Dios?”1.

¿Quién puede resistir el poder de Aquel que sabe todas las cosas? A través del poder del Consolador, recibimos el conocimiento que nos libera del enemigo que a menudo nos atrapa con tanta facilidad.

Una vez más, nuestro Dios ha cumplido Su promesa y continúa comunicándose al mundo entero a través de Sus siervos, los profetas. Os doy testimonio de la veracidad de estas declaraciones. ¡Sé que Él habla! He visto su cumplimiento.

“Por tanto, yo, el Señor, sabiendo las calamidades que sobrevendrían a los habitantes de la tierra, llamé a [mis siervos los profetas], y [les] hablé desde los cielos y [les] di mandamientos”.2

El 23 de septiembre de 1995, en la Conferencia General de la Sociedad de Socorro, simples mortales experimentaron la magnificencia de la divinidad. De hecho, el 23 de septiembre de 1995, el mundo experimentó una nueva era. A partir de entonces, ¡nada volvería a ser igual! La voluntad del Padre, en términos claros y precisos, fue revelada. ¡Nadie puede escapar!

En ese día, el mundo entero vio, muchos con admiración y otros con asombro, cómo se abrían las compuertas del cielo a través de un profeta viviente. Se oía la voz de un Padre omnisciente y omnipotente hablando a Sus hijos e hijas de lo que está por venir y de lo que espera de ellos.

En efecto, sabiendo las tribulaciones morales que iban a sobrevenir a las familias de la tierra, en este hermoso día de otoño, nuestro Dios habló a las hijas de Sion, y al mundo entero. En la reunión general de la Sociedad de Socorro, por medio de su siervo, Gordon B. Hinckley (1910-2008), se reveló claramente la voluntad del Padre con respecto a todas las familias de la tierra. En un último grito de amor, se nos reveló “La Familia: Una Proclamación para el Mundo”.

En esta declaración solemne, los videntes y reveladores del Reino de Dios en la tierra han declarado unánimemente que la familia no es una mera célula, o simplemente una unidad básica de la sociedad, sino que está divinamente diseñada para permitir que los hijos de los padres celestiales se beneficien de su plan de felicidad. La familia es la esencia misma de este plan.

Sin embargo, “es más probable que se logre la felicidad en la vida familiar cuando se basa en las enseñanzas del Señor Jesucristo. Los matrimonios y las familias exitosos se establecen y mantienen sobre los principios de la fe, la oración, el arrepentimiento, el perdón, el respeto, la realización y el cumplimiento de convenios sagrados, el amor, la compasión, el trabajo y las actividades recreativas sanas”3.

Reafirmo que “La Familia: Una Proclamación para el Mundo” es inamovible. Testifico al mundo entero que esta declaración ha tenido lugar. Que, desde entonces, hemos sido advertidos para que avisemos a nuestros vecinos. “Si yo no hubiera venido ni les hubiera hablado, no tendrían pecado, pero ahora no tienen excusa por su pecado”, dijo Jesús a Sus discípulos4.

Testifico que somos linaje de un Dios viviente, y que se ha realizado un sacrificio por nosotros. Por nosotros, la sangre fue derramada para conceder la gracia cada vez que se pide perdón. Sobre todo, un Padre amoroso ha preparado un camino a través de un Hijo obediente, para que todos los que le sigan puedan tener vida eterna.