2022
Elijamos ser de ánimo espiritual
Septiembre de 2022


“Elijamos ser de ánimo espiritual”, Liahona, septiembre de 2022.

Elijamos ser de ánimo espiritual

Mantener nuestro progreso espiritual en la senda del Evangelio es como pedalear en una bicicleta: ambas cosas requieren un esfuerzo diligente.

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bicicleta

Ilustraciones por Dilleen Marsh

Lidiar con cambios y saber qué hacer en los momentos difíciles es una de las extraordinarias bendiciones de ser miembros fieles de la Iglesia del Señor. El don del Espíritu Santo es el privilegio de recibir guía e inspiración continuas en tanto permanecemos fieles.

Vida, paz, guía y protección

El apóstol Pablo dijo: “… el ánimo espiritual es vida y paz” (Romanos 8:6; véase también el versículo 5).

Escoger ser de ánimo espiritual al llevar una vida digna de las suaves persuasiones del Espíritu Santo les brindará guía en sus decisiones y protección contra el peligro tanto físico como espiritual. Por medio del Espíritu Santo pueden recibir dones del Espíritu para su propio beneficio y para el beneficio de las personas a las que aman y sirven. Lo que Él les comunica a su espíritu brinda mucha más certeza que cualquier otra comunicación que reciban por medio de los sentidos naturales.

¿Cómo pueden vivir siendo de ánimo espiritual y lograr que la guía que reciben del Espíritu Santo sea más abundante?

1. Estar en armonía con nuestro Padre Celestial y el Salvador.

Cuando estamos en armonía con el Padre Celestial, tenemos la compañía de Su Espíritu. Al hacer de esa armonía una prioridad en nuestra vida, nos acercamos a Él y a Su Hijo “Jesucristo a quien él ha enviado” (Doctrina y Convenios 132:24).

2. Amar a Dios.

Amar a nuestro Padre Celestial y cultivar una relación con Él mediante la oración harán que permanezca en nuestra mente y en nuestro corazón.

El apóstol Juan, al dar testimonio del amor de Dios por nosotros y al dar su testimonio personal de Jesucristo, refutó la falsa creencia de que la salvación se puede lograr por otros medios que no sean la fe en Jesucristo. Juan invitó a sus lectores a experimentar el gozo de estar en armonía con el Padre y el Hijo (véase 1 Juan 1:3). Y agregó:

“No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él […].

“Y el mundo pasa, y su concupiscencia; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 Juan 2:15, 17).

En esta vida podemos sentir el amor de Dios por medio de la compañía de Su Espíritu. Cuando hacemos la voluntad de nuestro Padre Celestial y nos esforzamos por permanecer en la senda que nos conduce a Él, el Espíritu Santo puede guiarnos1.

3. Recordar lo que el Salvador hizo por nosotros.

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un joven reparte la Santa Cena

La promesa de ambas oraciones sacramentales es que “todos los que participen […] puedan tener su Espíritu consigo” (véase Doctrina y Convenios 20:77, 79). Tomamos la Santa Cena cada semana porque queremos preservar y nutrir nuestra espiritualidad.

El presidente Dallin H. Oaks, Primer Consejero de la Primera Presidencia, ha enseñado: “Cuanto más nos alejamos de lo mundano, tanto más cerca nos sentimos de nuestro Padre Celestial y más capaces somos de dejarnos guiar por Su Espíritu. A este atributo le llamamos espiritualidad”. El presidente Oaks agregó: “La forma en que interpretamos nuestras experiencias también depende del nivel de nuestra espiritualidad […]. Los que tenemos un testimonio del evangelio de Jesucristo debemos interpretar nuestras experiencias de acuerdo con nuestro conocimiento del propósito de la vida, de la misión de nuestro Salvador y del destino eterno de los hijos de Dios”2.

4. Reconocer las cosas espirituales.

Testifico que la espiritualidad es la bendición de un esfuerzo constante de nuestra parte. Al procurar aprender y seguir las impresiones del Espíritu, podemos distinguir más fácilmente las cosas de Dios de las del mundo.

El élder Quentin L. Cook, del Cuórum de los Doce Apóstoles, dijo: “Tal como la repetición y el esfuerzo constante son necesarios para aumentar la capacidad física o mental, lo mismo ocurre con los asuntos espirituales”3.

Desarrollemos nuestra espiritualidad

Gracias a la previsión de los líderes de la Iglesia, tenemos muchas herramientas excelentes para ayudarnos a fortalecer nuestra espiritualidad. Piensen en la creación de la aplicación Biblioteca del Evangelio, que permite que el poder de las Escrituras y del estudio del Evangelio estén literalmente en sus bolsillos en todo momento. Piensen en los cambios relacionados con la ministración que fomentan el uso de la tecnología en tanto tendemos la mano a otras personas. Consideren el programa centrado en el hogar y apoyado por la Iglesia para aprender, y los cursos de estudio de Ven, sígueme, que pueden elevar nuestra espiritualidad dondequiera que estemos.

Con todos estos recursos disponibles, no hay por qué estar en cuarentena espiritual. Podemos trabajar juntos aprovechando cada oportunidad de ser de ánimo espiritual, fomentando la vida y la paz, y haciendo conscientemente de la espiritualidad una parte integral de nuestra vida. Las Escrituras enseñan: “… el fruto del Espíritu es: amor, gozo, paz, longanimidad, benignidad, bondad, fe, mansedumbre [y] templanza” (véase Gálatas 5:22–23).

Fijar y seguir metas espirituales

La persona de ánimo espiritual se esfuerza por fortalecer su espiritualidad y, al fijarse metas, se pregunta: “Mis metas, ¿prestan atención adecuadamente a mis necesidades espirituales?”.

La persona de ánimo espiritual procura saber cómo seguir las impresiones espirituales y luego actúa de acuerdo con esas impresiones; por lo tanto, es esencial fijar metas para el crecimiento espiritual.

Annie, nuestra nieta de cinco años, fijó la meta de aprender a andar en bicicleta. Practicó y aprendió rápidamente, así que sus padres la llevaron a un paseo en bicicleta en familia.

Mientras avanzaban, la mamá de Annie expresó su asombro por lo bien que Annie había subido una colina y atravesado un puente. Annie compartió el secreto de su éxito: “Simplemente aguanto, mamá, y sigo pedaleando”.

Nosotros debemos hacer lo mismo. Es al pedalear que mantenemos el equilibrio. Los sencillos actos diarios de orar, estudiar las Escrituras y seguir el consejo profético mantienen nuestra espiritualidad avanzando a pesar de las colinas, las pandemias y los cambios de la vida.

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una familia mirando juntos las Escrituras

El presidente Russell M. Nelson ha dicho: “Si tu deseo más grande es dejar que Dios prevalezca, formar parte de Israel, tantas otras decisiones se vuelven más fáciles; ¡tantos problemas dejan de ser problemas! […]; sabes lo que quieres lograr; sabes el tipo de persona que realmente deseas llegar a ser”4.

A medida que se centren en lo que realmente importa, verán que el proceso de fortalecer su espiritualidad y llegar a ser de ánimo espiritual puede ser sencillo, aunque requiera esfuerzo y diligencia. Así que ¡aguanten y sigan pedaleando!

Nutran su Liahona espiritual

En este mundo hay tantas voces que nos incitan, nos empujan y nos arrastran en tantas direcciones diferentes, que puede que a veces se sientan indecisos en cuanto a la dirección que deban tomar. Recuerden que su Liahona espiritual funciona mejor cuando disciernen la voz del Espíritu de las voces del mundo.

El Espíritu Santo es apacible, claro y reconfortante. Ofrece guía específica para darles paz y esperanza. Obra en perfecta unidad con el Padre Celestial y Jesucristo, y cumple varias funciones para ayudarles a vivir con rectitud y a recibir las bendiciones del Evangelio.

“La fuente máxima de poder espiritual es Dios nuestro Padre”, dijo el presidente Nelson. “El mensajero de ese poder es el Espíritu Santo. Este poder difiere de la energía eléctrica: un aparato eléctrico consume energía; el uso [de Su] poder espiritual recarga nuestra energía. Mientras que la energía eléctrica solo se puede utilizar durante intervalos limitados de tiempo, ¡el poder espiritual se puede utilizar por esta vida y por la eternidad!”5.

A fin de llegar a ser de ánimo espiritual, aguanten, sigan pedaleando y fijen metas espirituales. Utilicen los muchos recursos disponibles para fortalecer su espíritu.

Testifico que ser de ánimo espiritual en verdad es vida y paz (véase 2 Nefi 9:39), que nuestra calidad de vida mejora cuando estamos en armonía con el Padre y el Hijo, y que Dios nos ama, y está al tanto de nosotros y de nuestras necesidades.

Tomado del discurso “To Be Spiritually Minded Is Life and Peace”, pronunciado en un devocional en la Universidad Brigham Young el 9 de febrero de 2021. Para leer el discurso completo [en inglés], vaya a speeches.byu.edu.

Notas

  1. El élder Bruce R. McConkie (1915–1985) enseñó: “Tener comunión con el Señor en esta vida es disfrutar de la compañía de Su Santo Espíritu” (Doctrinal New Testament Commentary, 1973, tomo III, pág. 374).

  2. Véase Dallin H. Oaks, “La espiritualidad”, Liahona, enero de 1986, pág. 46.

  3. Quentin L. Cook, “Los fundamentos de fe”, Liahona, mayo de 2017, pág. 129.

  4. Russell M. Nelson, “Que Dios prevalezca”, Liahona, noviembre de 2020, pág. 94.

  5. Véase Russell M. Nelson, “Nuestro suministro de poder espiritual”, Liahona, enero de 1985, pág. 26.