2022
La sanación del trauma de una relación
Agosto de 2022


“La sanación del trauma de una relación”, Liahona, agosto de 2022.

La sanación del trauma de una relación

Si nos han lastimado en alguna relación, podemos hallar fortaleza para permitir que Dios prevalezca.

Imagen
mujer sosteniendo la imagen de un corazón

Ilustración por Elise Whele

“El espíritu en cada uno de nosotros anhela de forma natural que el amor de la familia perdure para siempre”, enseñó el presidente Russell M. Nelson1. El deseo de esa conexión eterna con los demás está arraigado en nuestro espíritu, pero a veces, debido a los traumas de las relaciones interpersonales, no estamos seguros de poder tener esas relaciones eternas, entre ellas, el matrimonio celestial. En una relación saludable, podemos ser abiertos y vulnerables. Sin embargo, vivimos en un mundo caído y las relaciones no siempre son sanas. Quienes han recibido profundas heridas emocionales y espirituales en una relación, incluso si fue hace mucho tiempo, a menudo se preguntan si alguna vez podrán ser vulnerables y abrirse para volver a compartir su amor con otra persona.

Cassie lo experimentó después de salir con Brian durante un año. Lamentablemente, Brian era abusivo. Cassie no se dio cuenta de cuánto la había afectado sino hasta después de que hubo terminado la relación. Desde entonces, se ha sentido deprimida, incapaz de confiar en sus propios pensamientos e incapaz de confiar en que los demás habrán de apoyarla. A menudo utiliza mecanismos de defensa para evitar que la lastimen de nuevo y para lidiar con el sentimiento de que otras personas están enojadas con ella o la abandonarán. A veces, sin darse cuenta, aleja a los demás o se vuelve exigente al entablar relaciones. Dichas defensas hacen que sea difícil para ella acercarse o sentirse cerca de los demás. Después de hablar con sus seres queridos y con un terapeuta, Cassie reconoció su trauma y su necesidad de sanar, y también que la sanación es posible con el tiempo.

Ya sea que hayas experimentado alguna relación como la de Cassie u otra forma de traumas causados por una relación, hay esperanza. Puedes sanar y hallar el gozo que brinda el cultivar relaciones de confianza al analizar algunos pasos. Primero, reconoce el trauma de la relación en tu vida. Segundo, acude al Padre Celestial y a Jesucristo para procurar sanación. Tercero, aprende a cultivar relaciones saludables contigo mismo y con los demás, incluso al fijar los límites adecuados.

1. Reconoce el trauma de la relación

Cuando nos han lastimado tan profundamente que no creemos que podamos confiar en nosotros mismos ni en los demás, comenzamos a ver las relaciones como algo peligroso en lugar de como una oportunidad de aprender, crecer y alcanzar todo nuestro potencial. El abuso o maltrato y la traición pueden producir heridas profundas.

El abuso o maltrato es el maltrato o la negligencia hacia otras personas. La Iglesia enseña que “… el maltrato o el abuso no han de tolerarse en ninguna de sus formas”2. Alguien que ha sido víctima de abuso o maltrato a menudo se siente temeroso, manipulado o intimidado, y tal vez sienta una falta de control. Entre los diferentes tipos de abuso o maltrato se hallan:

  • El emocional: es manipular las emociones o socavar los sentimientos de autoestima.

  • El económico: es retener o controlar el dinero.

  • El físico: es utilizar la fuerza física o amenazar con hacerlo.

  • El sexual: es forzar la interacción sexual.

  • El espiritual: es ejercer control o dominio sobre las creencias espirituales o religiosas de otra persona (véase Doctrina y Convenios 121:36–37).

La traición es un acto o un patrón de conducta que viola la confianza y nos hace perder tal confianza en los demás, en nosotros mismos e incluso en Dios. Puede hacernos sentir rebajados, vacíos, tristes, desesperados, defectuosos o que “no somos lo suficiente”. Puede incluir:

  • El abandono: es el rechazo emocional o físico.

  • Las promesas incumplidas: es la conducta repetitiva de no cumplir las promesas, entre ellas, los convenios.

  • La deslealtad: es denigrar con regularidad a la pareja en privado o en público.

  • El divorcio: es poner fin a un convenio matrimonial, lo cual a menudo resulta en sueños rotos y en crisis de identidad, en especial, cuando uno de los cónyuges se siente indefenso.

  • La infidelidad: es la relación emocional o física inapropiada con otra persona.

  • La deshonestidad: es engañar a los demás de manera reiterativa, haciendo que ya no sepan qué creer y qué no creer de nosotros.

2. Acude al Padre Celestial y a Jesucristo para procurar sanación

Mediante el plan del Padre Celestial, Jesucristo tiene el poder de sanar todas las heridas, sin importar cuán profundas sean. El proceso de sanación es difícil y puede llevar tiempo. En nuestro dolor, incluso podríamos enojarnos con el Padre Celestial. Aunque quizás no tengamos ganas de acudir a Él, Él ha enviado a Su Hijo Jesucristo, el Maestro Sanador. Mediante la expiación del Salvador, podemos ser sanados con el tiempo.

A veces podemos creer que necesitamos alivio inmediato, pero la sanación es un proceso. La doctora Elaine S. Marshall compartió: “La sanación es dolorosa […]. La sanación realmente comienza solo cuando hacemos frente al dolor con toda su fuerza y luego crecemos sobrellevándolo con toda la fortaleza de nuestra alma. Cada recompensa de aprendizaje y crecimiento tiene siempre cierto grado de dolor como precio”3.

Cuando sanamos por medio de Jesucristo, crecemos, forjamos relaciones saludables y buscamos el apoyo de los demás, incluso ayuda profesional.

Conforme procuramos la sanación, necesitamos a nuestro Padre Celestial. El élder Richard G. Scott (1928–2015), del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó: “La forma más directa, y muchas veces la más poderosa, [de recibir la ayuda del Salvador] se encuentra en la oración humilde y confiada a tu Padre Celestial, cuya respuesta recibirás por medio del Espíritu Santo a tu espíritu”4.

Al orar, podemos expresar con sinceridad y humildad todo nuestro dolor y el impacto que este ha tenido en nuestros pensamientos, sentimientos y comportamiento. Cuando ores, presta atención al poder consolador e iluminador que el Padre Celestial envía por medio del Espíritu Santo. Es posible que el dolor no desaparezca, pero puedes sentir consuelo y fortaleza.

3. Cultiva relaciones saludables

Aunque los traumas pueden limitar nuestro deseo de entablar una relación, “[a] menudo encontramos [con otras personas] nuestro trayecto hacia Dios”, enseñó el élder Gerrit W. Gong, del Cuórum de los Doce Apóstoles, quien también nos recordó que “[n]os ayudamos a nosotros mismos cuando nos ayudamos unos a otros”5. Además, el presidente Nelson ha enseñado que “… el matrimonio celestial proporciona mayores posibilidades de obtener la felicidad que cualquier otro tipo de relación”6. A medida que procuras establecer relaciones importantes, estas tres ideas pueden ayudarte:

Empieza por ti mismo

Comienza por aprender más acerca de ti mismo. Dedica tiempo a reflexionar sobre tus pensamientos y sentimientos y a aprender a confiar en ellos. Conforme llegues a sentirte más seguro de ti mismo, podrás reconocer a otras personas con las que puedas comenzar a abrirte. El élder Dieter F. Uchtdorf, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó cómo podemos vernos más claramente: “Aprendan a verse a ustedes mismos como el Padre Celestial los ve: como Su preciosa hija o Su precioso hijo con potencial divino”7.

Forja relaciones dentro de un círculo de confianza

Podemos aprender a sanar al fortalecer la confianza en nuestras relaciones en general. A medida que encontramos a aquellos que pueden contener nuestra vulnerabilidad y ser nobles con nuestros sentimientos, podemos aprender a entablar relaciones sanas poco a poco. Cuando sentimos que alguien nos hace daño, podemos establecer límites adecuados, incluso mantener la distancia, si es necesario y, cuando sea seguro hacerlo, decirles que su comportamiento no es apropiado y que nos lastima.

Al procurar forjar relaciones sanas paso a paso, podemos utilizar el concepto de un blanco con límites que nos ayude a reconocer y fijar los límites adecuados. En el círculo externo del blanco podemos colocar a las personas que mantenemos a una distancia emocional y tal vez física. Entre ellas, podrían estar las personas desconocidas o las que nos hayan hecho daño. A medida que avanzamos hacia el centro del círculo, podemos confiar en otras personas con información que no sea vulnerable, tal como datos básicos, por ejemplo. En los círculos más íntimos podemos optar por compartir más información y aumentar la vulnerabilidad.

Conforme procuramos cultivar la confianza, podemos calcular a qué categoría de nuestro blanco de vulnerabilidad creemos que la persona pertenece en un momento determinado y cuánto deseamos compartir con ella. Si alguien nos hace daño, podemos alejarlo del centro del blanco. A medida que aprendemos a confiar en alguna persona, podemos acercarla al centro. El hacer esfuerzos conscientes por permitir que más personas entren en nuestro círculo de confianza con el tiempo puede ayudarnos a crecer y sanar.

Considera recursos adicionales

Recuerda que la sanación de experiencias traumáticas significativas puede requerir la ayuda profesional de personas que apoyen tus valores. “… seleccion[a] cuidadosamente a terapeutas profesionales de buena reputación que tengan la licencia pertinente. Los terapeutas deben respetar el albedrío, los valores y las creencias de aquellos que buscan ayuda. La incorporación de estos valores es apropiada desde el punto de vista ético en el asesoramiento profesional”8 También puedes encontrar información adicional en estos recursos: