2019
El curso que cambió nuestro curso
Septiembre de 2019


Las bendiciones de la autosuficiencia

El curso que cambió nuestro curso

Chris y Alfreda Rubio vivían manteniéndose de día a día hasta que un curso de autosuficiencia les mostró un camino mejor.

Imagen
Chris and Alfreda Rubio

Chris Rubio, pintor, llega a trabajar con su esposa, Alfreda.

Cuando la camioneta (furgoneta) de Chris y Alfreda Rubio se descompuso, no se preocuparon de cómo pagarían el arreglo; pero no fue porque eran ricos.

“Teníamos el dinero que necesitábamos porque lo habíamos ahorrado”, dijo Chris. “Estábamos preparados. Llevamos la furgoneta a arreglar ese día sin tener que pensar: ‘¡Oh, no!’. Nos sentimos muy bien”.

No siempre fue así. No hace mucho, la familia Rubio hubiera tenido que sacar un crédito, usar una tarjeta de crédito o esperar hasta el día de pago para arreglar la furgoneta. Pero eso era antes de tomar el curso sobre finanzas personales que ofrece la Iglesia mediante la iniciativa de autosuficiencia.

“Económicamente, nos estábamos ahogando”

Chris y Alfreda se conocieron cuando servían en las Fuerzas Aéreas de Alemania y se casaron en Dinamarca. Chris terminó su reclutamiento en el año 2008 y algunos problemas de salud obligaron a Alfreda a jubilarse unos pocos años después. Conocieron la Iglesia poco después de establecerse en Alabama, EE. UU., pero Chirs no podía encontrar trabajo. “O estaba sobrecualificado o subcualificado”, recuerda.

Alfreda encontró trabajo en una tienda de materiales de oficina, pero ese era su único ingreso. “Económicamente, nos estábamos ahogando”.

“Teníamos muchas deudas y facturas vencidas, y los cobradores nos llamaban todo el tiempo”, agrega Chris. “Llegamos al punto de comenzar a vender nuestras pertenencias para pagar las facturas. Nos quitaron el auto y perdimos la casa. Estábamos mal”.

Después de perder la casa, la familia Rubio se mudó a un apartamento que estaba en los límites de otro barrio de la Iglesia. No conocían a nadie y, a medida que sus medios económicos menguaban, también disminuía su asistencia a la Iglesia. Chris recuerda que, cuanto más se preocupaban por el dinero, menos se centraban en la religión.

“Era muy fácil decir: ‘No podemos ir a al Iglesia hoy porque tenemos que encontrar trabajo y porque estamos preocupados por las deudas y no tenemos dinero para la gasolina’”, dijo.

Cuando hablaron con su nuevo obispo acerca de su situación económica, les comentó del curso “Las finanzas personales para la autosuficiencia” que iba a comenzar en la capilla de su barrio, que quedaba a las afueras de Montgomery, Alabama.

“Los dos nos criamos en familias bastante modestas”, dice Chris. “No teníamos muchas posesiones, así que nunca aprendimos a hacer un presupuesto ni a ahorrar. Vivíamos el día a día. Con frecuencia, el dinero se acababa pocos días después del pago y pasábamos largos períodos sin dinero. De modo que pensamos: ‘Está bien, tomemos el curso; si nos ayuda de alguna manera, queremos hacerlo’”.

“Cambió nuestra forma de pensar”

Durante el curso de finanzas personales, el matrimonio Rubio y otras tres familias aprendieron a crear un presupuesto y adherirse a él. Aprendieron acerca de contraer deudas, de cómo salir de ellas y la manera de evitarlas. Aprendieron la forma de proteger a su familia de los problemas económicos, y aprendieron la función fundamental que el diezmo tiene en ser autosuficientes.

“Cambió por completo nuestra manera de pensar”, dice Chris. “Aprendimos a controlar no solo nuestros ingresos y nuestros gastos, sino también nuestros ahorros, que en ese momento no teníamos. Para decir la verdad, nunca pensé que tendríamos ahorros”.

A los Rubio les gustó, en especial, la forma en la que se daba el curso, como un consejo donde los participantes compartían ideas, logros y fracasos. La camaradería fortaleció su fe y sus empeños por llegar a ser económicamente autosuficientes, y dio la casualidad de que el facilitador del curso pudo ofrecerle un trabajo a Chris.

“Marca una diferencia conocer a otras personas que están en la misma situación”, comenta Chris. “Uno se entera de que no es el único en la misma situación y que todos estamos tratando de llegar a fin de mes, cultivar habilidades para ser autosuficientes y dar a nuestros hijos una vida mejor”.

“Una trayectoria increíble”

Al poner en práctica los principios financieros que aprendían, su situación económica mejoró.

“No hemos llegado al punto de ser ricos ni libres de preocupaciones financieras, pero es mucho más fácil ahora cumplir con nuestros llamamientos y asistir a la Iglesia sin tener que preocuparnos por el dinero”, dice Chris. “Definitivamente, el curso nos cambió espiritualmente”.

Alfreda agrega: “El curso tuvo que ver directamente con lo mucho que nuestra fe se fortaleció. Comenzamos a orar más y a leer las Escrituras con más frecuencia. Sentimos que los principios en cuanto a las finanzas y los principios espirituales iban de la mano”.

Chris compara esos principios a un par de lentes que han ayudado a Alfreda y a él a encontrar el camino hacia la autosuficiencia económica y espiritual, y a permanecer en él.

“Sin la clase y sin haber aprendido todas las cosas que aprendimos, no estaríamos donde nos encontramos ahora, ni financiera ni espiritualmente”, explica. “Ha sido una trayectoria increíble. Aprendimos que no se necesita mucho dinero para ser ricos; somos ricos en lo espiritual”.