2018
El don del arrepentimiento
January 2018


Mensaje de la Primera Presidencia

El don del arrepentimiento

Imagen
Painting of Christ

Detalle de Al lado de aguas tranquilas, por Simon Dewey.

“Tenemos la responsabilidad de elevarnos de la mediocridad a la excelencia, del fracaso a la realización”, ha enseñado el presidente Thomas S. Monson. “Nuestra tarea es llegar a ser lo mejor que podamos. Uno de los dones más grandes que Dios nos ha dado es el gozo que se siente al intentar algo por segunda vez; ningún fracaso tiene por qué ser terminante”1.

A menudo relacionamos la llegada de un nuevo año con resoluciones y metas. Tomamos la determinación de mejorar, cambiar, intentar de nuevo. Quizás la manera más importante de intentarlo de nuevo es al abrazar lo que el presidente Monson ha llamado “el don del arrepentimiento”2.

En los siguientes extractos de sus enseñanzas desde que se convirtió en Presidente de la Iglesia, el presidente Monson nos aconseja aplicar “la sangre expiatoria de Cristo para que recibamos el perdón de nuestros pecados, y sean purificados nuestros corazones”3.

El milagro del perdón

“Todos hemos tomado decisiones incorrectas. Si aún no hemos corregido esas decisiones, les aseguro que hay una manera de hacerlo. El proceso se llama arrepentimiento. Les suplico que corrijan sus errores. Nuestro Salvador murió para proporcionarnos a ustedes y a mí ese bendito don. A pesar de que el sendero no es fácil, la promesa es real: ‘… aunque vuestros pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos’ [Isaías 1:18]. ‘… y yo, el Señor, no los recuerdo más’ [D. y C. 58:42]. No arriesguen perder la vida eterna. Si han pecado, cuanto más pronto empiecen a volver al camino, más pronto encontrarán la dulce paz y el gozo que vienen con el milagro del perdón”4.

Volver al sendero

“Aunque es fundamental que escojamos sabiamente, habrá momentos en los que tomaremos decisiones insensatas. El don del arrepentimiento, que proporcionó el Salvador, nos permite corregir nuestro rumbo para regresar al camino que nos llevará a esa gloria celestial que buscamos”5.

El camino de regreso

“Si alguno de ustedes ha tropezado en su jornada, les aseguro que hay una manera de regresar. El proceso se llama arrepentimiento. Aun cuando el camino sea difícil, su salvación eterna depende de ello. ¿Qué podría ser más digno de sus esfuerzos? Les suplico que decidan ahora mismo tomar los pasos necesarios para arrepentirse completamente. Cuanto más pronto lo hagan, más pronto podrán sentir la paz, el reposo y la seguridad de los que habla Isaías [véase Isaías 1:18]”6.

Las personas pueden cambiar

“Debemos recordar que las personas pueden cambiar; pueden dejar atrás malos hábitos; pueden arrepentirse de transgresiones; pueden ser poseedores dignos del sacerdocio; y pueden servir al Señor diligentemente”7.

Volver a ser limpios

“Si hubiese algo que no está bien en su vida, tienen disponible una salida. Dejen toda iniquidad; hablen con el obispo. Sea cual sea el problema, se puede resolver mediante el debido arrepentimiento. Pueden volver a ser limpios”8.

El papel esencial del Salvador

“Una parte fundamental del plan [de salvación] es nuestro Salvador Jesucristo. Sin Su sacrificio expiatorio, todo estaría perdido. Sin embargo, no es suficiente simplemente creer en Él y en Su misión; es necesario que nos esforcemos y aprendamos, que escudriñemos y oremos, que nos arrepintamos y mejoremos; es necesario que conozcamos las leyes de Dios y que las vivamos; es necesario que recibamos Sus ordenanzas de salvación, y únicamente si lo hacemos, obtendremos la felicidad verdadera y eterna”9.

Notas

  1. “La fuerza de voluntad”, Liahona, julio de 1987, pág. 67.

  2. “Decisiones”, Liahona, mayo de 2016, pág. 86.

  3. Mosíah 4:2.

  4. “Los tres aspectos de las decisiones”, Liahona, noviembre de 2010, pág. 69.

  5. “Decisiones”, pág. 86.

  6. “Guarden los mandamientos”, Liahona, noviembre de 2015, pág. 85.

  7. “Ver a los demás como lo que pueden llegar a ser”, Liahona, noviembre de 2012, pág. 68.

  8. “El poder del sacerdocio”, Liahona, mayo de 2011, pág. 67.

  9. “El camino perfecto a la felicidad”, Liahona, noviembre de 2016, págs. 80–81.