2011
Preguntas y respuestas
Febrero de 2011


Preguntas y respuestas

“Me siento muy sola en la Iglesia. ¿Qué puedo hacer para sentirme incluida?”

A medida que te esfuerces, en oración, por encontrar una respuesta a tu pregunta, recuerda esta enseñanza de las Escrituras: cuando nos unimos a la Iglesia, ya no somos “extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos con los santos” (Efesios 2:19). Esto significa que debemos ser amigables con todos en la iglesia. Todos somos hijos de Dios que tratan de adorarlo en amor y unidad.

A continuación aparecen un par de maneras de sentirse incluido:

Esfuérzate por conocer a personas de todas las edades. En la reunión sacramental, por ejemplo, podrías sentarte junto a una madre que esté sola con sus hijos pequeños; ella te agradecerá la ayuda. O podrías dar la bienvenida y conocer a los miembros nuevos en tu barrio o rama. Cuando los niños o las niñas de 12 años ingresan a los Hombres Jóvenes o a las Mujeres Jóvenes, respectivamente, podrías sentarte con ellos. Es divertido tener amigos de tu misma edad, pero si tiendes una mano hacia otras personas de distintas edades e intereses, tendrás más oportunidades de cultivar amistades.

Asiste a las actividades de tu barrio o rama. Es difícil ir solo, pero si asistes, harás algunas amistades. Siéntate con alguien que esté solo; salúdalo y pregúntale acerca de sus intereses. Eso podría ser el comienzo de una buena amistad.

Participa

Hace unos meses salí de mi país para ir a uno donde sólo conocía a mi hermana y a su novio. En la iglesia me sentía como una intrusa. Pasaron dos o tres meses y aún seguía sintiéndome sola, hasta que decidí sonreír a los demás y preguntarles: “¿Cómo estás?”. A medida que transcurrían los domingos me fueron contestando más que la simple frase: “Estoy bien”. Eso también me ayudó a participar en seminario y en la Mutual y a trabajar en El Progreso Personal junto con otras jóvenes. Ahora me siento cómoda en la iglesia, como si estuviera en casa.

Vanessa B., 17 años, La Vega, República Dominicana

Conoce a los demás

Hace unos años tuve el mismo problema, así que decidí esforzarme por que me incluyeran y por mostrarle a las personas mi verdadero yo. Tan pronto como me abrí a los demás, ellos se abrieron conmigo, y eso permitió que se formaran fuertes amistades con todos los de mi quórum.

MacCoy S., 17 años, Utah, EE. UU.

Ayuda a los demás

Recuerda que todas las personas son hijos del Padre Celestial. Intenta sonreír y ser amigable con todos. Ayuda a los demás. Tiende una mano de amistad a todos los que también se sienten solos. Cuando presto servicio a los demás, siento gozo y no me siento solo. Es absolutamente necesario que asistas a seminario o a instituto, ya que allí sentimos calidez y bondad. No tengas miedo de compartir tus problemas o preocupaciones. Todos somos hermanos y hermanas y nuestros problemas y dificultades son parecidos.

Igor P., 19 años, Kiev, Ucrania

Haz amigos de otros grupos de edades

Yo he hecho mejores amistades con personas y líderes de grupos más jóvenes, que con los integrantes del grupo de mi edad. Sé que llegará el día en que tendrás amigos en la Iglesia y si no, estará bien, porque aún así aprenderás el material de la Iglesia.

Susanna Z., 18 años, California, EE. UU.

Inicia tú la conversación

Hace un par de años mi familia y yo nos mudamos de domicilio. Las primeras semanas que asistí a la iglesia y a la Mutual me sentía sola, pero oraba todos los días para que pudiera hacer nuevas amigas y sentirme parte de mi nuevo barrio. Poco a poco he llegado a amar y apreciar este barrio. Yo tuve que ser la que iniciara las amistades; yo tuve que empezar las conversaciones; yo tuve que participar plenamente en las clases y escuchar lo que los demás decían. Con la ayuda del Padre Celestial ahora tengo una estrecha amistad con personas con las que nunca imaginé que entablaría amistad.

Leah V., 16 años, Colorado, EE. UU.

Hazte amiga de tus líderes

Por muchos meses me sentí sola en la iglesia. Disfrutaba de las reuniones y de las actividades, pero parecía que no encajaba con las otras muchachas. Entonces comencé a conversar con mis líderes con mayor frecuencia. Mis líderes eran divertidas. Una vez que comencé a hablar con ellas, empecé a sentir que tenía amigas en la Mutual y a sentirme más integrada al programa.

Kimberly G., 14 años, Arizona, EE. UU.

Ora para que tengas buenos amigos

En las actividades de la Iglesia solía preguntarme: “¿Por qué no tengo amigas?”. Me sentía triste y sola, y acudí a Dios en oración. Le pedí a mi Padre Celestial que me enviara buenas amigas. No ha resultado fácil, pero con el tiempo he hecho muchas buenas amistades. Ya no tengo temor de hablar y de participar con los grupos de jovencitas. Me doy cuenta de que el Padre Celestial contestó mis oraciones y de que nunca estuve sola.

Daiana I., 16 años, Corrientes, Argentina

Busca compañía

Cuando primeramente ingresé a las Mujeres Jóvenes, me sentía sola porque mis amigas se habían quedado en la clase de Valientes. Intenté, sin embargo, apoyar a las mujeres jóvenes y ellas también me apoyaron y pude hacer nuevas amigas y relacionarme con ellas. Dejé de sentirme sola y eso me hizo feliz. Ahora soy la presidenta de las Abejitas, y si veo a una nueva hermana que se siente incómoda con nosotras, converso con ella, le explico lo que hacemos en la clase y la hago sentir que es parte de nosotras.

Gredy G., 14 años, Lima, Perú