2011
Revelación que destila de los cielos
Febrero de 2011


Revelación que destila de los cielos

Un fuerte rocío empapa a aquellos que se acercan demasiado a las cataratas de Pulhapanzak en Honduras; pero a José Santiago Castillo no le importa. Para él, el agua que fluye representa una promesa que ha tenido significado para él desde que nuestro Padre Celestial contestó por primera vez sus oraciones acerca del Evangelio.

“Si deseamos sabiduría, podemos pedirla”, dice José (véase Santiago 1:5). “De la misma manera que un hombre no podría detener este agua, el Señor promete que derramará conocimiento sobre los santos”. (Véase D. y C. 136:2.)

La experiencia de José en la Iglesia le ha enseñado que un testimonio crece línea por línea, pero que no tiene que ser un proceso lento. Hay un torrente de revelación disponible.

El profeta José Smith enseñó: “Dios no ha revelado nada a José que no hará saber a los Doce, y aun el menor de los santos podrá saber todas las cosas tan pronto como pueda soportarlas”1.

“Antes de bautizarme, le pedí al Padre Celestial que me confirmara que lo que Él me había revelado era verdad: el Libro de Mormón, la Palabra de Sabiduría, el diezmo”, dice José, que en la actualidad sirve como presidente del quórum de élderes. “Preguntándole a Él es como obtenemos respuestas”. (Véase Moisés 1:18.)

Sin embargo, debemos prepararnos para recibir revelación. “Si queremos mojarnos, tenemos que meternos en el agua”, dice José. “Si queremos revelación, debemos ir adonde va a descender la revelación. Tenemos que estar donde debemos estar, haciendo lo que debemos hacer. Aprendemos muchas cosas si somos diligentes”. (Véase 1 Nephi 15:8–11.)

Nota

  1. Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: José Smith, 2007, pág 283.

Fotografías por Adam C. Olson.