2006
Mi momento decisivo
Junio de 2006


Mi momento decisivo

Crecí siendo miembro de la Iglesia en Belice, pero no siempre seguí fielmente al Señor. Mi familia se encontraba entre los primeros miembros del país, pero teníamos muchas pruebas. Mi padre nos abandonó y mi madre se quedó sola con tres hijos y sin trabajo.

La fe que mi madre tenía en el Señor nos permitió superar nuestras pruebas. Mi madre se esforzó mucho por mantenernos y por conducirnos al Señor, pero yo tenía que obtener un testimonio por mí mismo. Durante un tiempo escogí caminos incorrectos, sobre todo debido a las compañías que frecuentaba. Influyeron en mí para que me apartara del Señor más bien que para acercarme a Él.

El momento decisivo vino cuando comencé a pasar la mayoría del tiempo con los jóvenes de la Iglesia. Me di cuenta del espíritu tan maravilloso que tenían. Eso me dio una alegría que pocas veces había sentido antes. El ver que mis amigos salían a la misión para servir al Señor elevó aún más mi espíritu.

Yo no tenía la más mínima intención de prestar servicio como misionero, hasta el momento en que decidí acudir al Señor en oración para averiguar si ése era el camino para mí. Al orar sentí el poder del Santo Espíritu arder en mi pecho. Nunca antes había experimentado un poder tan maravilloso, que me hizo saber que la misión era lo correcto para mí. Hablé con mi presidente de rama, me preparé espiritual y financieramente, y más tarde serví en una misión de tiempo completo.

Ahora puedo decir sin ninguna duda que sé que éste es el Evangelio restaurado de Jesucristo y que el presidente Gordon B. Hinckley es un profeta, vidente y revelador, llamado por Dios para declarar Su palabra y llevar a todo pueblo al rebaño de nuestro Padre Celestial. Como dijo Moroni, debemos leer el Libro de Mormón, meditarlo en el corazón, orar, y recibiremos respuesta a los interrogantes de nuestro corazón (véase Moroni 10:3–5).