2002
Preguntas y respuestas
abril de 2002


Preguntas y respuestas

¿Es moralmente correcto ser rico en un mundo donde hay tanta gente pobre?

Estas respuestas se dan como ayuda y orientación para los miembros de la Iglesia, y no como doctrina religiosa.

La Respuesta de Liahona:

La riqueza, bien sea que la poseamos o no, es un gran desafío en la vida terrenal. El apóstol Pablo escribió que la “raíz de todos los males es el amor al dinero” (1 Timoteo 6:10). Alguien bromeó una vez diciendo que la falta de dinero es la raíz de todos los males. La primera declaración es una Escritura, mientras que la segunda, aunque formulada como una broma, contiene parte de verdad.

El rey Benjamín se dirigió “a los pobres… a todos vosotros que rehusáis al mendigo porque no tenéis; quisiera que en vuestros corazones dijeseis: No doy porque no tengo, mas si tuviera, daría. Ahora bien, si decís esto en vuestros corazones, quedáis sin culpa; de otro modo, sois condenados; y vuestra condenación es justa, pues codiciáis lo que no habéis recibido” (Mosíah 4:24–25).

La clave está en evitar la codicia: el amor al dinero. Podemos amar tanto al dinero cuando lo tenemos como cuando no lo tenemos. La maldad entra en el mundo no sólo por medio de los que tienen riquezas y las emplean de forma egoísta y con engaño, sino también por medio de los que nada tienen y aun así codician. Puede que éste sea el motivo por el que el Señor nos ha dado ejemplos del tipo de sociedad que desea que tengamos. En Sión no hay ni ricos ni pobres (véase 4 Nefi 1:3).

Ser rico no es moralmente incorrecto; el peligro, como repetidamente se recalca en el Libro de Mormón, estriba en que cuando la gente se hace rica, a veces se olvida del Señor y de Sus mandamientos.

El presidente Brigham Young (1801–1877) dijo: “Lo que más temo en cuanto a [los miembros de esta Iglesia] es que se harán ricos en esta tierra, olvidarán a Dios y a Su pueblo, se volverán opulentos, se harán echar de la Iglesia e irán a parar en el infierno. Este pueblo aguantará el ser atropellado y saqueado, la pobreza y todo género de persecución, y permanecerá fiel; pero mi temor más grande es que no podrá resistir las riquezas; y sin embargo, tendrá que ser probado por causa de ellas” (citado por Preston Nibley en Brigham Young: The Man and His Work, 1936, pág. 128).

Si vamos a “resistir las riquezas”, como dijo el presidente Young, debemos recordar por qué razón el Señor tal vez nos bendiga con riquezas y entender no sólo por qué debemos buscarlas sino también cuándo. Jacob explicó: “Y después de haber logrado una esperanza en Cristo obtendréis riquezas, si las buscáis; y las buscaréis con el fin de hacer bien: para vestir al desnudo, alimentar al hambriento, libertar al cautivo y suministrar auxilio al enfermo y al afligido” (Jacob 2:19).

Una de las mejores maneras de ayudar a los que tienen necesidad es orar para buscar la guía del Señor, pues el Espíritu puede guiarnos a los que precisan de nuestra ayuda, al igual que sucede con nuestro obispo o presidente de rama.

Si empleamos las riquezas para bendecir a los que pasan necesidades, demostramos al Señor que nuestro corazón es recto y que Él puede confiar en nosotros. Si, por el contrario, atesoramos las riquezas o las empleamos con fines egoístas, somos como el siervo malo que escondió su talento en la tierra, y el Señor nos condenará de igual manera (véase Mateo 25:14–30).

Las Respuestas de los Lectores:

Nuestro Padre Celestial a menudo castiga a los que ponen las riquezas en primer lugar, olvidan a Dios y se creen superiores a los demás. Pero estamos en la tierra para progresar tanto temporal como espiritualmente. El Señor no quiere que Su pueblo sea ocioso, sino que desea que obtengamos conocimiento y seamos útiles en la sociedad. No considero que sea incorrecto que una persona gane más dinero que otra gracias a sus esfuerzos; sólo es malo si dicha persona carece del amor puro de Cristo y no comparte sus riquezas con los pobres.

Lorena Mendoza, Rama Anacleto Medina, Distrito Paraná, Argentina

Creo que cuando la gente rica lea el Libro de Mormón, sentirán en el corazón un deseo especial de amar al necesitado. Debemos amar a nuestro prójimo, y los necesitados son nuestro prójimo y podemos compartir con ellos.

Latai Fonohema, Barrio Humble, Estaca Kingwood, Texas

Algunas de las personas del Libro de Mormón se hicieron ricas y luego olvidaron a nuestro Padre Celestial. Debemos tratar de ser autosuficientes, pero debemos dar gloria a Dios por todo. Busquemos las riquezas espirituales como nuestra prioridad principal; eso es lo que nos conducirá a la exaltación.

Roberto Paula de Freitas Campos, Barrio Copacabana, Estaca Uberlândia, Brasil

Con frecuencia las Escrituras nos advierten de los peligros de las riquezas. Mucha gente ha malinterpretado esto como si quisiera decir que por sí mismas son algo malo, y que a todos los ricos se les negará la oportunidad de morar con Dios. Abraham, Isaac, Jacob y Job tuvieron muchas riquezas, pero también fueron fieles y rectos.

José Ariel Espinola Olmedo, Barrio Fernando de la Mora, Estaca Fernando de la Mora, Paraguay

No está mal ser rico siempre y cuando te hagas rico de forma honrada: mediante el trabajo arduo. Y si eres rico, no debes considerarte mejor que otra gente que tiene menos poder adquisitivo.

Ângela Marciane Assenheimer, Rama Santa Rosa, Distrito Santo Angelo, Brasil

Somos los guardas de nuestros hermanos y debemos recordar que todo, incluso nuestro cuerpo físico, no es nuestro sino de Dios. Debemos dar buen uso a las riquezas, bien sean en forma de dinero, destrezas, conocimiento, servicio, tiempo o simplemente una sonrisa. Compartámoslas, porque Dios suele bendecir a los demás por medio de nosotros, y podemos ser una respuesta a sus oraciones.

Milika M. Paletu’a, Barrio Pangai, Estaca Ha’apai, Tonga

Es moralmente incorrecto ser rico en un mundo donde hay tanta gente pobre si no les ayudas con tus riquezas.

Ebenezer Kwesi Aboah,

Barrio Mpintsin,

Estaca Takoradi, Ghana

El Señor dijo que debemos buscar las riquezas sólo para hacer el bien. Primero debemos buscar el reino de Dios y luego obtendremos riquezas con el propósito de alimentar al hambriento, vestir al desnudo y consolar al enfermo y al afligido (véase Jacob 2:18–19).

Élder Eduardo Luiz Mendes, Misión Brasil Maceió

Si empleamos las riquezas para ayudar a los pobres, estamos demostrando gratitud a nuestro Padre Celestial y seremos ricos espiritualmente.

Élder Carlos Alberto García, Misión Colorado Denver Norte

No es malo ser rico siempre y cuando pagues tus diezmos y tus ofrendas de ayuno, des en forma generosa y ayudes al necesitado. No juzgues a nadie por su apariencia externa. Ora por los que son menos afortunados que tú, para que sean ricos en el espíritu y reciban el mayor de todos los dones de Dios (véase D. y C. 14:7).

’Ilaisaane Vaine Satini, Barrio Deanwell, Estaca Glenview, Hamilton, Nueva Zelanda

Actitudes y prioridades

“Los que fijan el corazón en las cosas del mundo suelen centrarse en alguna combinación del cuarteto mundano formado por la propiedad, el orgullo, la prominencia y el poder. Cuando la actitud y las prioridades se centran en la adquisición, el uso o la posesión de la propiedad, estamos hablando de materialismo…

“Partiendo del hincapié que en las Escrituras se hace en este tema, parece que el materialismo ha sido uno de los más grandes retos para los hijos de Dios desde el principio. La codicia —la fea faz del materialismo en acción— ha sido una de las armas más eficaces de Satanás para corromper a los hombres y alejar sus corazones de Dios…

“El apóstol [Pablo] no dijo que hubiera nada malo inherente en el dinero… No es el dinero, sino el amor al dinero, lo que se considera la raíz de todos los males”. —Élder Dallin H. Oaks, del Quórum de los Doce Apóstoles (Pure in Heart, 1988, págs. 73–74, 78.)