Conferencia General
El templo y el cimiento espiritual de ustedes
Conferencia General de octubre de 2021


El templo y el cimiento espiritual de ustedes

Siempre que ocurra cualquier tipo de conmoción en su vida, ¡el lugar más seguro, desde el punto de vista espiritual, es vivir dentro de los límites de sus convenios del templo!

Mis queridos hermanos y hermanas, estoy agradecido de estar con ustedes esta mañana para compartir los sentimientos de mi corazón.

Como saben, estamos realizando una importante renovación en el histórico Templo de Salt Lake. Este complejo proyecto abarca un extenso refuerzo de sus cimientos originales, que han cumplido bien su función durante más de un siglo. Sin embargo, este templo debe permanecer en pie mucho más tiempo. A finales de mayo, inspeccioné el progreso de este proyecto monumental. Pensé que les gustaría ver lo que mi esposa Wendy y yo vimos. Creo que se darán cuenta de por qué el himno “Qué firmes cimientos”1 ha cobrado un nuevo significado para mí.

Video desde el sitio de la renovación del Templo de Salt Lake: “Estamos viendo los cimientos originales del Templo de Salt Lake. Me encuentro debajo de lo que fue la Sala del Jardín. Al examinar la gran destreza presente en todo el edificio, me maravillo con lo que lograron los pioneros. Me quedo totalmente asombrado al pensar que construyeron este magnífico templo solo con las herramientas y técnicas disponibles de hace más de un siglo.

“Sin embargo, muchas décadas más tarde, si examinamos los cimientos de cerca, podemos ver los efectos de la erosión, hendeduras en la mampostería original y las diferentes etapas de estabilidad de la albañilería.

“Ahora que soy testigo de lo que los ingenieros, arquitectos y expertos en construcción modernos pueden hacer para reforzar los cimientos originales, me quedo absolutamente maravillado. ¡Su trabajo es asombroso!

“Los cimientos de cualquier edificio, en particular uno tan grande como este, deben ser lo suficientemente fuertes y resistentes como para soportar terremotos, corrosión, fuertes vientos y el inevitable asentamiento que afecta a todos los edificios. La compleja tarea de fortalecimiento que está en marcha reforzará este sagrado templo con el cimiento que resista y resistirá la prueba del tiempo”.

No vamos a escatimar esfuerzos para darle a este venerable templo, que se había vuelto cada vez más vulnerable, unos cimientos que resistan las fuerzas de la naturaleza durante el Milenio. De la misma manera, ha llegado el momento de que cada uno de nosotros implemente medidas extraordinarias, quizás medidas que nunca antes hemos tomado, para fortalecer nuestro propio cimiento espiritual. Tiempos sin precedentes exigen medidas sin precedentes.

Mis queridos hermanos y hermanas, estos son los últimos días. Si ustedes y yo vamos a resistir los peligros y las presiones venideras, es imprescindible que cada uno de nosotros tenga un firme cimiento espiritual edificado sobre la roca de nuestro Redentor, Jesucristo2.

Así que pregunto a cada uno de ustedes: ¿Cuán firme es su cimiento? ¿Y qué refuerzos son necesarios para su testimonio y comprensión del Evangelio?

El templo es el núcleo del fortalecimiento de nuestra fe y fortaleza espiritual porque el Salvador y Su doctrina son la esencia misma del templo. Todo lo que se enseña en el templo, mediante la instrucción y el Espíritu, amplía nuestra comprensión de Jesucristo. Sus ordenanzas esenciales nos unen a Él mediante convenios sagrados del sacerdocio. Luego, al guardar nuestros convenios, Él nos inviste de Su poder sanador y fortalecedor3. Y cuánto necesitaremos Su poder en los días venideros.

Se nos ha prometido que “si est[amos] preparados, no temer[emos]”4. Esa seguridad tiene profundas implicaciones hoy día. El Señor ha declarado que, a pesar de los desafíos sin precedentes de hoy, aquellos que edifican sus cimientos en Jesucristo, y han aprendido a invocar Su poder, no tienen por qué sucumbir a las inquietudes singulares de esta época.

Las ordenanzas y los convenios del templo son antiguos. El Señor mandó a Adán y a Eva que oraran, hicieran convenios y ofrecieran sacrificios5. De hecho, cada vez que el Señor ha tenido un pueblo en la tierra que obedece Su palabra, le ha mandado edificar templos6. Los libros canónicos están repletos de referencias a las enseñanzas, a la vestimenta, al lenguaje del templo y más7. Todo lo que creemos y cada promesa que Dios ha hecho a Sus hijos del convenio confluyen en el templo. En todas las épocas, el templo ha recalcado la preciada verdad de que quienes hacen convenios con Dios y los guardan son hijos del convenio.

Por lo tanto, en la Casa del Señor podemos hacer los mismos convenios con Dios que hicieron Abraham, Isaac y Jacob. ¡Y podemos recibir las mismas bendiciones!

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Los templos de Kirtland y Nauvoo

Los templos han formado parte de esta dispensación desde sus primeros días8. Elías el Profeta entregó a José Smith las llaves de la autoridad para sellar en el Templo de Kirtland. La plenitud del sacerdocio se restauró en el Templo de Nauvoo9.

Hasta su martirio, José Smith continuó recibiendo revelaciones que promovieron la restauración de la investidura y las ordenanzas de sellamiento10. Sin embargo, reconoció que se necesitaba un mayor perfeccionamiento. Después de administrarle la investidura en mayo de 1842, José le dijo a Brigham Young: “Esto no está dispuesto de la manera correcta […], pero hemos hecho lo mejor que hemos podido dadas las circunstancias en las que nos hallamos; y yo deseo que usted tome este asunto en sus manos, y organice y sistematice todas estas ceremonias”11.

Después de la muerte del Profeta, el presidente Young supervisó la finalización del Templo de Nauvoo12 y más adelante construyó templos en el Territorio de Utah. En la dedicación de los pisos inferiores del Templo de St. George, Brigham Young declaró enérgicamente la urgencia de la obra vicaria del templo cuando dijo: “Cuando pienso en ello, quisiera que las lenguas de siete truenos despertasen a la gente”13.

A partir de ese momento, las ordenanzas del templo se fueron perfeccionando gradualmente. El presidente Harold B. Lee explicó por qué los procedimientos, las normas e incluso la administración de las ordenanzas del templo continúan cambiando en la Iglesia restaurada del Salvador. El presidente Lee dijo: “Los principios del evangelio de Jesucristo son divinos. Nadie cambia los principios y [la doctrina] de la Iglesia, sino el Señor mediante la revelación. Pero los métodos varían al llegar las instrucciones, por medio de la inspiración, a aquellos que presiden”14.

Consideren cómo han cambiado la bendición y el reparto de la Santa Cena a lo largo de los años. En los primeros días, el agua de la Santa Cena se ofrecía a la congregación en un recipiente grande, del cual todos bebían. Ahora usamos vasitos desechables individuales. El procedimiento cambió, pero los convenios siguen siendo los mismos.

Reflexionen sobre estas tres verdades:

  1. La Restauración es un proceso, no un evento, y continuará hasta que el Señor regrese.

  2. El objetivo final del recogimiento de Israel15 es llevar las bendiciones del templo a los hijos fieles de Dios.

  3. A medida que procuramos la forma de lograr ese objetivo de manera más eficaz, el Señor revela más conocimiento. La Restauración continua necesita revelación continua.

La Primera Presidencia y el Cuórum de los Doce Apóstoles a menudo le han preguntado al Señor si hay mejores formas de llevar las bendiciones del templo a Sus hijos fieles. Procuramos orientación con regularidad sobre cómo garantizar en todo el mundo la exactitud y la coherencia de la instrucción, los convenios y las ordenanzas del templo, a pesar de las diferencias de idiomas y de culturas.

Bajo la dirección del Señor y en respuesta a nuestras oraciones, recientemente se han realizado ajustes en los procedimientos. Él es Quien desea que ustedes comprendan con gran claridad para qué exactamente están haciendo convenios. Él es Quien desea que experimenten plenamente Sus sagradas ordenanzas. Él quiere que comprendan sus privilegios, promesas y responsabilidades. Él quiere que tengan perspectivas y despertares espirituales que nunca antes hayan tenido. Él desea esto para todos los participantes del templo, dondequiera que vivan.

Los ajustes actuales en los procedimientos del templo, y otros que se harán más adelante, son una prueba continua de que el Señor está dirigiendo activamente Su Iglesia. Él brinda oportunidades para que todos nosotros reforcemos nuestros cimientos espirituales de manera más eficaz al centrar nuestra vida en Él y en las ordenanzas y los convenios de Su templo. Cuando vayan a la casa de instrucción del Señor con su recomendación para el templo, con un corazón contrito y una mente inquisitiva, Él les enseñará.

Si la distancia, los problemas de salud u otras limitaciones les impiden asistir al templo durante una temporada, los invito a fijarse un tiempo regular para repasar en la mente los convenios que han hecho.

Si todavía no les gusta ir al templo, vayan con más frecuencia, no menos. Permitan que el Señor, mediante Su Espíritu, les enseñe y los inspire allí. Les prometo que, con el tiempo, el templo se convertirá en un lugar de seguridad, consuelo y revelación.

Si me fuera posible hablar personalmente con cada joven adulto y cada joven adulta, les suplicaría que buscaran una compañera o un compañero con quien se puedan sellar en el templo. Quizás se pregunten qué diferencia marcará esto en su vida. ¡Les prometo que marcará una diferencia enorme! Al casarse en el templo y regresar con frecuencia, serán fortalecidos y guiados en sus decisiones.

Si pudiera hablar con cada esposo y cada esposa que aún no se han sellado en el templo, les suplicaría que dieran los pasos necesarios para recibir esa ordenanza culminante que cambia vidas16. ¿Marcará eso una diferencia? Únicamente si quieren progresar para siempre y estar juntos para siempre. Desear estar juntos para siempre no lo hará realidad; ninguna otra ceremonia o contrato lo hará17.

Si pudiera hablar con cada hombre y cada mujer que anhelan el matrimonio, pero que aún no han encontrado a su eterno compañero o compañera, los instaría a que no esperen a casarse para recibir la investidura en la Casa del Señor. Empiecen ahora a aprender y a experimentar lo que significa estar armado con el poder del sacerdocio.

Y a cada uno de ustedes que han hecho convenios en el templo, les ruego que —de manera devota y constante— procuren comprender los convenios y las ordenanzas del templo18. Se abrirán puertas espirituales; aprenderán a separar el velo entre el cielo y la tierra, a pedir a los ángeles de Dios que estén con ustedes y la mejor forma de recibir guía de los cielos. Sus esfuerzos diligentes por hacerlo reforzarán y fortalecerán su cimiento espiritual.

Mis queridos hermanos y hermanas, cuando termine la renovación del Templo de Salt Lake, en caso de terremoto no habrá lugar más seguro en todo el valle del Lago Salado que en el interior de ese templo.

Del mismo modo, siempre que ocurra cualquier tipo de conmoción en su vida, ¡el lugar más seguro desde el punto de vista espiritual es vivir dentro de los límites de sus convenios del templo!

Créanme cuando les digo que, si su cimiento espiritual está edificado firmemente en Jesucristo, no tienen por qué temer. Si son fieles a los convenios que hicieron en el templo, el poder de Él los fortalecerá. Entonces, cuando ocurran terremotos espirituales, podrán mantenerse firmes, porque su cimiento espiritual es firme e inamovible.

Los amo, queridos hermanos y hermanas. Sé estas verdades: Dios, nuestro Padre Celestial, quiere que ustedes elijan volver a casa con Él. Su plan de progreso eterno no es complicado y respeta el albedrío de ustedes. ¡Son libres de elegir quiénes serán —y con quién estarán— en el mundo venidero!

¡Dios vive! ¡Jesús es el Cristo! Esta es Su Iglesia, restaurada para ayudarlos a cumplir su destino divino. Testifico de ello, en el sagrado nombre de Jesucristo. Amén.

Notas

  1. Véase “Qué firmes cimientos”, Himnos, nro. 40.

  2. Y “para que cuando el diablo [envíe] sus impetuosos vientos […], esto no tenga poder [sobre nosotros] […], a causa de la roca sobre la cual est[amos] edificados, que es un fundamento seguro, un fundamento sobre el cual, si los hombres edifican, no caerán” (Helamán 5:12; cursiva agregada).

  3. Véase Doctrina y Convenios 109:15, 22.

  4. Doctrina y Convenios 38:30; véase también Doctrina y Convenios 10:55.

  5. Véase Moisés 5:5–6.

  6. Véase la Guía para el Estudio de las Escrituras, “Templo, Casa del Señor”.

  7. Por ejemplo, véanse Éxodo 28; 29; Levítico 8. El tabernáculo de Moisés se conocía como una “tienda del testimonio” (Números 9:15) y un “tabernáculo del testimonio” (Éxodo 38:21). El templo de Salomón fue destruido en el año 578 a. C., unos pocos años después de que la familia de Lehi saliera de Jerusalén. La restauración de este templo por parte de Zorobabel tuvo lugar unos setenta años después. Luego fue dañado por un incendio en el año 37 a. C. Herodes expandió el templo alrededor del año 16 a. C. Posteriormente, este templo, que Jesús conoció, fue destruido en el año 70 d. C. Nefi tuvo experiencias semejantes a las del templo al ir “con frecuencia al monte” a orar (1 Nefi 18:3) y más tarde, en las Américas, edificó un templo “según el modelo del templo de Salomón”, pero con menos ornamentación (véase 2 Nefi 5:16).

  8. Véanse Doctrina y Convenios 88:119; 124:31.

  9. Véanse Doctrina y Convenios 110:13–16; 124:28. La piedra angular del Templo de Nauvoo se colocó el miércoles 6 de abril de 1841, solo unos meses después de que José Smith recibió la revelación sobre su construcción. El Templo de Nauvoo tuvo más funciones; por ejemplo, el Señor explicó que se necesitaba una pila bautismal para que los santos fueran bautizados por los que habían muerto (véase Doctrina y Convenios 124:29–30).

  10. Véanse Doctrina y Convenios 131; 132. Doctrina y Convenios 128 contiene una epístola que José Smith escribió a los santos sobre el bautismo por los muertos. En ella declaró que la salvación de los muertos “es necesaria y esencial para la nuestra […] [porque] ellos sin nosotros no pueden ser perfeccionados, ni tampoco podemos nosotros ser perfeccionados sin nuestros muertos” (versículo 15).

  11. José Smith, en Santos: La historia de La Iglesia de Jesucristo en los últimos días, tomo I, El estandarte de la verdad, 1815–1846, págs. 463–464.

  12. “El Historiador de la Iglesia, George A. Smith, concluyó que 5634 hermanos y hermanas recibieron su investidura en el Templo de Nauvoo, parcialmente terminado, en diciembre de 1845 y enero de 1846. Los sellamientos de parejas continuaron hasta el 7 de febrero [de 1846], tiempo en el que más de 2000 parejas habían sido unidas por el sacerdocio por tiempo y eternidad” (Bruce A. Van Orden, “Temple Finished before Exodus”, Deseret News, 9 de diciembre de 1995, deseret.com; véase también Richard O. Cowan, “Endowments Bless the Living and Dead”, Church News, 27 de agosto de 1988, thechurchnews.com).

  13. “¿Qué suponen ustedes que nuestros antepasados nos dirían si pudieran hablar desde los muertos? ¿No dirían quizás: ‘Hemos yacido aquí en esta prisión por miles de años, esperando que llegue esta dispensación’? […]. Pues, si tuvieran el poder para hacerlo, resonarían en nuestros oídos como truenos del cielo queriendo saber si entendemos la importancia de la obra a la que estamos dedicados. Todos los ángeles del cielo están contemplando a este pequeño puñado de personas, estimulándolas a efectuar la salvación de la familia humana […]. Cuando pienso en ello, quisiera que las lenguas de siete truenos despertasen a la gente” (Discourses of Brigham Young, selección de John A. Widtsoe, 1954, págs. 403–404).

  14. Harold B. Lee, “God’s Kingdom—A Kingdom of Order”, Ensign, enero de 1971, pág. 10. Véase también una declaración hecha por el presidente Wilford Woodruff en 1896; él declaró: “Quiero decir, como Presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, que ahora debemos continuar y progresar. No hemos acabado de recibir toda revelación […]. El presidente [Brigham] Young, que siguió al presidente José Smith, nos condujo hasta aquí. Él organizó estos templos y llevó a cabo los propósitos de su llamamiento y oficio […]. Él no recibió todas las revelaciones que pertenecen a esta obra; ni tampoco el presidente Taylor, ni Wilford Woodruff. No habrá fin a esta obra hasta que no se haya perfeccionado” (The Discourses of Wilford Woodruff, selección de G. Homer Durham, 1946, págs. 153–154).

  15. Véase 3 Nefi 29:8–9.

  16. Véase Doctrina y Convenios 131:2, 4.

  17. Véase Doctrina y Convenios 132:7.

  18. El élder John A. Widtsoe escribió: “Dios habla Su palabra y comunica Sus revelaciones al hombre y a la mujer que pasan por el templo con los ojos abiertos, que prestan atención a los símbolos y a los convenios, y que realizan un esfuerzo firme y constante por entender todo su significado […]. La investidura es tan rica en simbolismo, que solo un iluso se atrevería a describirla; está tan repleta de revelaciones para el que se esfuerza por buscar y por ver, que el ser humano no tiene palabras para explicar ni aclarar las posibilidades que residen en el servicio en el templo. La investidura, que se recibió por revelación, se entiende mejor por revelación” (en Archibald F. Bennett, Saviors on Mount Zion, Manual de la Escuela Dominical, 1950, pág. 168).