Conferencia General
Ellos no pueden prevalecer y nosotros no podemos caer
Conferencia General de abril de 2021


Ellos no pueden prevalecer y nosotros no podemos caer

¡Si establecemos nuestro fundamento sobre Jesucristo, no podemos caer!

Nuestro querido profeta, el presidente Russell M. Nelson, dijo en la última conferencia general: “Durante estos tiempos peligrosos de los que profetizó el apóstol Pablo, Satanás ya ni siquiera está tratando de ocultar sus ataques al plan de Dios ya que abunda la maldad desenfrenada. Por lo tanto, la única forma de sobrevivir espiritualmente es tomar la determinación de permitir que Dios prevalezca en nuestra vida, aprender a escuchar Su voz y utilizar nuestra energía para ayudar a recoger a Israel”1.

Al considerar la invitación del profeta de aprender a escuchar la voz de Dios, ¿tenemos determinación en el corazón o está endurecido? Recordemos el consejo que se da en Jacob 6:6: “Sí, hoy mismo, si queréis oír su voz, no endurezcáis vuestros corazones; pues, ¿por qué queréis morir?”. Tengamos la determinación de permitir que Dios prevalezca en nuestra vida.

¿Cómo permitimos que sea Dios y no el adversario quien prevalezca en nuestra vida? En Doctrina y Convenios 6:34, leemos: “Así que, no temáis, rebañito; haced lo bueno; aunque se combinen en contra de vosotros la tierra y el infierno, pues si estáis edificados sobre mi roca, no pueden prevalecer”. Esta es una promesa muy importante. Aunque la tierra y el infierno se combinen en contra de nosotros, no pueden prevalecer si elegimos permitir que Dios prevalezca al edificar nuestra vida sobre Su roca.

Al dirigirse a Sus discípulos, Jesucristo enseñó en cuanto a un hombre sabio y un hombre imprudente, como se encuentra en el capítulo 7 de Mateo, en el Nuevo Testamento. Muchos de ustedes han escuchado la canción de la Primaria “El sabio y el imprudente”2. Si han dedicado tiempo a comparar las cuatro estrofas de la canción, verán que las estrofas 1 y 2 son muy similares a las estrofas 3 y 4. Tanto el sabio como el imprudente estaban construyendo una casa porque ambos deseaban proporcionar a su familia un hogar seguro y cómodo. Querían vivir felices y juntos para siempre como una familia, igual que ustedes y yo. La situación del entorno era la misma para los dos: “La lluvia cayó y todo se inundó”, lo cual cantamos seis veces al entonar esa canción. La única diferencia es que el sabio edificó su casa sobre la roca y la casa se mantuvo firme, mientras que el imprudente la edificó sobre la arena y la casa se cayó. Por lo tanto, realmente importa dónde se encuentre nuestro fundamento, porque esto surtirá un efecto decisivo en el resultado final y eterno.

Es mi esperanza y ruego que todos encontremos el fundamento seguro y que permanezcamos en él para edificar nuestra vida futura. Se nos recuerda en Helamán 5:12: “Y ahora bien, recordad, hijos míos, recordad que es sobre la roca de nuestro Redentor, el cual es Cristo, el Hijo de Dios, donde debéis establecer vuestro fundamento, para que cuando el diablo lance sus impetuosos vientos, sí, sus dardos en el torbellino, sí, cuando todo su granizo y furiosa tormenta os azoten, esto no tenga poder para arrastraros al abismo de miseria y angustia sin fin, a causa de la roca sobre la cual estáis edificados, que es un fundamento seguro, un fundamento sobre el cual, si los hombres edifican, no caerán”.

¡Dios nos promete que si establecemos nuestro fundamento sobre Jesucristo, no podemos caer! Si perseveramos fielmente hasta el fin, Dios nos ayudará a edificar nuestra vida sobre Su roca, “y las puertas del infierno no prevalecerán en contra de [nosotros]” (Doctrina y Convenios 10:69). Es posible que no podamos cambiar todo lo que va a venir, pero sí podemos elegir cómo prepararnos para lo que vendrá.

Quizás algunos de nosotros pensemos: “El Evangelio es bueno, así que tenemos que incluirlo en nuestra vida, quizás una vez a la semana”. Ir a la Iglesia una vez a la semana no es suficiente para edificar sobre la roca; toda nuestra vida debe estar llena del evangelio de Jesucristo. El Evangelio no es parte de nuestra vida, sino que, en realidad, nuestra vida es parte del evangelio de Jesucristo. Piensen en ello; ¿acaso no es cierto? Nuestra vida terrenal es solo una parte de todo el Plan de Salvación y la exaltación.

Dios es nuestro Padre Celestial; Él nos ama a todos y conoce nuestro potencial mucho mejor que nosotros mismos. Además, no solo conoce los detalles de nuestra vida, sino los detalles de los detalles de los detalles de nuestra vida.

Les ruego que sigan el sabio consejo de nuestro profeta viviente, el presidente Nelson. Tal como está escrito en Doctrina y Convenios 21:5–6:

“[P]orque recibiréis su palabra con toda fe y paciencia como si viniera de mi propia boca.

“Porque si hacéis estas cosas, las puertas del infierno no prevalecerán contra vosotros; sí, y Dios el Señor dispersará los poderes de las tinieblas de ante vosotros, y hará sacudir los cielos para vuestro bien y para la gloria de su nombre”.

Por ese motivo, ¡ellos no pueden prevalecer y nosotros no podemos caer!

Les testifico que Cristo volverá por segunda vez, tal como lo hizo la primera vez, pero en esta ocasión será con gran gloria y majestad. Es mi esperanza y ruego que yo pueda estar preparado para recibirlo a Él, ya sea de este lado del velo o del otro lado. Ahora que celebramos esta maravillosa época de la Pascua de Resurrección, espero que, por medio de la expiación de Jesucristo y del poder de Su resurrección (véase Moroni 7:41), yo pueda ascender y comparecer ante mi Hacedor y decirle: “Gracias”. En el nombre de Jesucristo. Amén.

Notas

  1. Russell M. Nelson, “Que Dios prevalezca”, Liahona, noviembre de 2020, pág. 95.

  2. “El sabio y el imprudente”, Canciones para los niños, pág. 132.