2023
¡Acciona el interruptor!
Junio de 2023


“¡Acciona el interruptor!”, Para la Fortaleza de la Juventud, junio de 2023

¡Acciona el interruptor!

Hay una reserva de fortaleza a la que puedes recurrir cuando te sientes vacío, solo o perdido.

Imagen
joven con una motocicleta

Ilustraciones por Dean Macadam

Durante mis dos últimos veranos de escuela secundaria, mis padres me enviaron a trabajar para mi tío en Idaho. Él dirigía Budge’s Golden Sunshine Honey, un negocio familiar que comenzó mi abuelo.

Mi padre sabía lo que me esperaba; él había crecido “trabajando con las abejas” y quería que aprendiera a trabajar como él lo hizo. Era un trabajo arduo y con pocas ventajas, excepto una: de vez en cuando mi tío me dejaba usar su motocicleta.

Un día decidí ir a dar un paseo. ¡El cielo azul, el sol resplandeciente y el viento que soplaba en mi cabello eran emocionantes! Por un momento, todas las largas horas de trabajo arduo parecían valer la pena. De repente, la motocicleta se detuvo. ¡Me había quedado sin gasolina en medio de la nada! Aquello sucedió antes de que hubiera teléfonos celulares, así que dependía de mí mismo.

Pensé que mi tío se enfadaría si abandonaba la motocicleta y regresaba a la ciudad, así que decidí empujarla hasta la casa. Cuando llegué a la ciudad ya había anochecido y la estación de servicio estaba cerrada. Estaba sediento, hambriento y exhausto.

Mientras empujaba la motocicleta por la ciudad, vi la camioneta de mi tío estacionada afuera del cine. Lo encontré y le conté lo que había pasado. Su respuesta me sorprendió.

“¿Cómo has podido quedarte sin gasolina?”, preguntó él.

Se acercó a la motocicleta y accionó un interruptor. Luego giró la llave y accionó el pedal del motor de arranque. Para mi sorpresa, ¡el motor arrancó!

“¿Cómo lo hiciste?”, le pregunté.

“Hay un tanque de reserva por si te quedas sin gasolina”, respondió él. “Solo tienes que accionar el interruptor”.

Avergonzado y humillado, volví a casa en la motocicleta.

La parábola de la motocicleta

A menudo he pensado en mi experiencia con la motocicleta. Con los años, se ha convertido en una parábola para mí.

En un sentido espiritual, en esta vida estamos “sin gasolina”. Queremos confiar en nuestros propios recursos y fortaleza para resolver los problemas. A veces tenemos problemas, pero nos avergüenza pedir ayuda. Espiritualmente, eso es como intentar volver a casa en motocicleta sin ayuda. No somos conscientes de que hay un interruptor que puede proporcionar energía.

En lugar de tratar de empujar la “motocicleta” con nuestra propia fuerza, debemos “accionar el interruptor” y acceder a la fuente de poder más grande de esta vida: el poder expiatorio de Jesucristo. Para acceder a Su poder, debemos venir a Él con un corazón quebrantado y un espíritu contrito, arrepentirnos y creer (véanse 2 Nefi 2:7; Alma 26:35). Gracias a la expiación de Jesucristo podemos accionar el interruptor espiritual que nos da el poder que precisamos para regresar a nuestro hogar celestial1.

Él siempre está ahí

Si tenemos problemas causados por el pecado, el Señor ha dejado claro que debemos “arrepentir[nos] o padecer” (Doctrina y Convenios 19:4). Él nos suplica que aceptemos Su sacrificio expiatorio. “[Y]o, Dios, he padecido estas cosas por todos”, nos dice, “para que no padezcan, si se arrepienten” (Doctrina y Convenios 19:16).

En ocasiones, nuestro arrepentimiento puede requerir “reparaciones” serias y la ayuda de un “mecánico espiritual”, como uno de los padres o un obispo, pero siempre debemos acudir al Señor. Su gozo es grande cuando nos arrepentimos (véase Doctrina y Convenios 18:13).

Testifico que Jesucristo está ahí para ayudarnos en todo momento y en todo lugar. No tenemos que confiar en nuestra propia fuerza. Cuando acudimos a Él y guardamos Sus mandamientos, Él nos guiará amablemente “y [n]os dará Su verdad”2. Aun cuando nos sintamos vacíos, solos y perdidos, podemos “accionar el interruptor” y encontrar fortaleza y dirección renovadas.

Notas

  1. Mi historia de la motocicleta habla de un tanque de combustible de reserva, pero de ninguna manera estoy sugiriendo que confiar en Jesucristo y Su expiación es un plan de reserva. ¡Él es el plan!

  2. “Venid a Cristo”, Himnos, nro. 60.