“El milagro supremo”, Para la Fortaleza de la Juventud, enero de 2023.
Ven, sígueme
El milagro supremo
Hay un milagro que es más importante que todos los demás.
Para Dios todas las cosas son posibles (véanse Lucas 1:37; Filipenses 4:13). Pero, ¿puedes orar literalmente por cualquier cosa y hacer que suceda? ¿Por qué algunas personas experimentan milagros mientras que parece que otras no? ¿Qué significa realmente todo esto para ti?
Tres milagros antiguos, tres milagros modernos y un milagro supremo nos enseñan un poco más.
1
Milagro antiguo
Ilustración por Camila Gray
Es probable que María haya estado más que solo un poco sorprendida, cuando el ángel Gabriel le dijo que ella sería la madre del Salvador. Eso no debía ser posible, pero el ángel Gabriel explicó que Jesús sería el Hijo de Dios y dijo: “Ninguna cosa es imposible para Dios” (Lucas 1:37). Y tenía razón, María dio a luz al Salvador del mundo.
Milagro moderno
Dos misioneras que prestaban servicio en México cruzaban una calle muy transitada todos los días. A veces esperaban hasta diez minutos antes de tener la oportunidad de cruzar ¡y por lo general tenían que cruzar corriendo! Luego, conocieron a una miembro menos activa de edad muy avanzada y que caminaba muy lentamente. Ella quería ir a la Iglesia con las misioneras, pero —aquí viene la parte imposible— tendría que cruzar la transitada calle. Y no, las misioneras no podían cargarla hasta el otro lado (¡aunque ciertamente lo pensaron!), pero entonces experimentaron un milagro. “Cuando llegamos a la calle”, dice una de las misioneras, “no venían autos y pudimos caminar muy lentamente y cruzar de manera segura”.
¿Imposible? ¡Piénsalo otra vez!
Para Dios todas las cosas son posibles (¡incluso las cosas imposibles!).
2
Milagro antiguo
Había un hombre que “estaba paralítico” o paralizado. Él creía que Jesús podía sanarlo, pero Jesús estaba rodeado de mucha gente y era difícil llegar hasta Él. Entonces, ¿qué hizo el hombre? Sus amigos lo bajaron en su lecho por el tejado de una casa para así llegar al Salvador. No, probablemente no fue muy fácil, pero él y sus amigos debieron haber tenido mucha fe. Y valió la pena: Jesús perdonó los pecados del hombre y lo sanó (véase Lucas 5:17–26).
Milagro moderno
Ella W. estaba jugando con sus amigas en el parque cuando algunas de ellas perdieron el camaleón que tenían de mascota. Puede que esto no suene como gran cosa, pero recuerda que los camaleones cambian de color para mimetizarse con su entorno. Después de buscar por un tiempo, Ella decidió que era hora de orar con fe. ¡Pronto pudieron encontrar el camaleón en un árbol! “Una vez que la mascota estuvo en brazos de alguien, hicimos una oración de agradecimiento al Padre Celestial”, dice Ella.
Los milagros ocurren por medio de la fe en Jesucristo
Lo imposible siempre es posible para Dios, pero debemos tener fe en el Salvador (o al menos un deseo de creer) y actuar de acuerdo con esa fe para que sucedan los milagros.
3
Milagro antiguo
Elisabet y Zacarías llevaban casados muchos años, pero no tenían hijos. Puede que a veces, ellos hayan sentido que sus fervientes oraciones no eran contestadas y, con el tiempo, se hicieron demasiado mayores para tener hijos. Entonces un ángel se apareció a Zacarías y le dijo que Elisabet iba a tener un bebé. (Dato curioso: con el tiempo, ¡ese bebé llegó a ser Juan el Bautista!). Al final, lo imposible llegó a ser posible, pero Elisabet y Zacarías tuvieron que esperar mucho, mucho tiempo (véase Lucas 1).
Milagro moderno
Lindsey M. padecía de epilepsia. “Todas las mañanas suplicaba a mi Padre Celestial que me quitara las convulsiones”, dice Lindsey, pero no desaparecían. Mientras esperaba a ser sanada, recibió bendiciones del sacerdocio, las cuales le brindaron paz y esa paz fue un milagro en sí. “Cuando acudamos a nuestro Padre Celestial, sin duda Él estará allí para nosotros, propagando milagros y ofreciendo consuelo”, dice. Con el tiempo, a Lindsey se le practicó una cirugía que la ayudó con las convulsiones.
Los milagros ocurren de acuerdo con la voluntad de Dios
Dios puede hacer todas las cosas. Puede que tengas una gran fe, pero los milagros ocurren de acuerdo con el tiempo y la voluntad del Padre Celestial y a Su manera. Busca otros milagros a lo largo del camino, como la paz y la fortaleza para perseverar.
El milagro supremo
Hemos hablado mucho acerca de milagros, pero hay un milagro que es más grande y más importante que todos los demás. Ese milagro ocurrió cuando el Hijo de Dios vino a la tierra como bebé, después enseñó y sanó, y luego dio Su propia vida. Jesucristo tomó sobre Sí nuestros pecados, pesares y enfermedades. Su milagro incluye tres días en un sepulcro y luego una resurrección que trajo consigo vida después de la muerte para todos nosotros. Ese milagro lo cambia todo.
Es fácil quedarse atascado tratando de tener fe en un milagro específico y eso puede ser difícil cuando no conocemos la voluntad del Padre Celestial. Así que, en lugar de centrar tu fe en un milagro que deseas, céntrala en el milagro de la expiación del Salvador. Ten fe en que nada es imposible para Dios, incluso aquello por lo que estás orando; pero también ten fe en que Su voluntad es superior a la tuya. Si tus oraciones no son contestadas de la manera que esperas, Él te fortalecerá y te ayudará a perseverar.
La conclusión suprema
Al centrar tu fe en Jesucristo, entenderás lo que significa que todas las cosas son posibles para Dios. Creerás que el Padre Celestial puede contestar tus oraciones, y confiarás en Su voluntad y recibirás Su paz cuando las cosas no salgan como habías planeado. Así que pon tu fe en Jesucristo. Él es el milagro y todas las cosas son posibles para Él.