2023
Nuestra promesa de ser una luz
Enero de 2023


“Nuestra promesa de ser una luz”, Para la Fortaleza de la Juventud, enero de 2023.

Ven, sígueme

Mateo 3

Nuestra promesa de ser una luz

Jesucristo es la luz del mundo. Hagamos todo lo posible por compartir Su luz.

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bautismos

Multitudes de personas venían de todas partes para ver al hombre en el desierto que usaba ropa hecha de pelo de camello y que comía langostas y miel. Estaban interesadas en escuchar sus enseñanzas acerca del Salvador, el arrepentimiento y el bautismo. Después de escucharlo, muchas personas quisieron ser bautizadas. Él bautizó a los que se habían arrepentido. El nombre de este hombre era Juan el Bautista.

Un día, cuando Juan bautizaba a unas personas en el río Jordán, Jesucristo llegó y pidió ser bautizado. Juan estaba sorprendido; él sabía que Jesús siempre había obedecido los mandamientos de Dios y que no tenía necesidad de arrepentirse. ¡De hecho, pensaba que Jesús debía bautizarlo a él! (véase Mateo 3:14). Jesús le explicó que Dios había mandado que todas las personas fueran bautizadas, así que Él también tenía que ser bautizado para dar el ejemplo. Juan estuvo de acuerdo y bautizó a Jesús en el río Jordán.

El bautismo de Jesús nos enseña que nosotros también debemos ser bautizados. Cuando tú fuiste bautizado, hiciste un convenio y mostraste tu disposición de seguir el ejemplo del Salvador, no solo al momento de tu bautismo, sino siempre.

Promesas y oportunidades

En el bautismo, tú haces un convenio con Dios y prometes tomar sobre ti el nombre de Jesucristo (véase Mosíah 5:8–10). También prometes guardar Sus mandamientos, ser testigo de Dios “en todo tiempo, y en todas las cosas y en todo lugar” (Mosíah 18:9) y servirlo (véanse Mosíah 18:8–10; Doctrina y Convenios 20:37).

Cada semana, en la Iglesia, renuevas este convenio cuando tomas la Santa Cena (véase Doctrina y Convenios 20:77, 79). “Por tanto, debéis seguir adelante con firmeza en Cristo, teniendo un fulgor perfecto de esperanza y amor por Dios y por todos los hombres” (2 Nefi 31:20).

A lo largo del camino, tendrás muchas oportunidades de seguir el ejemplo del Salvador y de mostrar tu amor por Él y por las personas a tu alrededor. El élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles, ha dicho: “Tenemos vecinos a quienes bendecir, niños a quienes proteger, pobres a quienes elevar y la verdad que defender. Tenemos errores que rectificar, verdades que compartir y bienes que hacer. En una palabra, tenemos una vida de discipulado devoto que dar”1.

Una luz para los necesitados

Nuestro ejemplo perfecto, el Salvador, siempre amó y sirvió a los demás y “anduvo haciendo bienes” (Hechos 10:38).

En tiempos difíciles, Jesucristo es la Luz que “resplandece en las tinieblas” (Juan 1:5). También nos ha enseñado a ser una luz. Él dijo: “He aquí, yo soy la luz que debéis sostener en alto: aquello que me habéis visto hacer” (3 Nefi 18:24).

Como parte de tu convenio bautismal, prometes estar “dispuesto a llevar las cargas los unos de los otros para que sean ligeras”, a “llorar con los que lloran” y a “consolar a los que necesitan de consuelo” (véase Mosíah 18:8–9).

Cuando te encuentras con alguien que se siente triste o desanimado, la manera de ayudar puede ser obvia. Sin embargo, hay otras ocasiones en que no sabrás qué decir o hacer. En esos momentos, puedes abrir el corazón, puedes escuchar a la persona y apoyarla.

Al amar y servir a los demás, la luz del Salvador se hará más resplandeciente dentro de ti e iluminará el camino que tienes por delante. También atraerá a otras personas que estén buscando la luz del Salvador. Al seguir adelante y guardar las promesas que hiciste cuando fuiste bautizado, encontrarás muchas maneras de hacer que este mundo sea mejor y más brillante.