2021
Fortaleza de nuestros padres
Junio de 2021


“Fortaleza de nuestros padres”, Para la Fortaleza de la Juventud, junio de 2021, págs. 18–19.

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Fortaleza de nuestros padres

A veces, todo lo que se necesita es un poco de perspectiva de otra persona para ayudarnos a ser agradecidos por lo que tenemos.

Doctrina y Convenios 68:25–28

No siempre es fácil ser joven. Y, aunque cueste creerlo, ser padre de un joven tampoco es nada fácil. Pero la relación que tenemos con nuestros padres es especial y, si trabajas en ella, esa relación puede ser una gran bendición en tu vida.

A continuación, hay algunos ejemplos de cómo se sentían algunos líderes de la Iglesia con respecto a la relación que tenían con sus padres.

Presidente Russell M. Nelson

Presidente de la Iglesia

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Russell M. Nelson

“Yo adoraba a mis padres, lo eran todo para mí y me enseñaron lecciones muy importantes. No puedo agradecerles lo suficiente la feliz vida hogareña que nos proporcionaron a mí y a mis hermanos; pero a la vez, aun siendo niño, sentía un vacío en mi vida. Un día, subí al tranvía y fui a una librería a buscar un libro sobre la Iglesia. Me encantaba aprender sobre el Evangelio.

“Al llegar a comprender la Palabra de Sabiduría, deseaba que mis padres vivieran esa ley, de modo que, un día, cuando era muy pequeño, me fui al sótano de la casa y ¡estrellé contra el piso de cemento todas las botellas de licor! Esperaba que mi padre me castigara, pero nunca dijo una palabra.

“Al madurar y empezar a comprender la magnificencia del plan del Padre Celestial, solía decirme a mí mismo: ‘¡No quiero un regalo más de Navidad! Solo quiero sellarme a mis padres’. Ese anhelado evento no ocurrió sino hasta después de que mis padres tuvieron más de 80 años, y así sucedió. No puedo expresar del todo la alegría que sentí ese día (véase Alma 26:16) y cada día siento aquel gozo de su sellamiento y que yo esté sellado a ellos”1.

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El presidente Nelson y sus padres frente al Templo de Salt Lake

Ilustraciones por Jarom Vogel

Presidente Dallin H. Oaks

Primer Consejero de la Primera Presidencia

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Official portrait of Elder Dallin H. Oaks of the Quorum of the Twelve Apostles, 2012.

“Mi actitud con respecto a la ley del diezmo quedó establecida con el ejemplo y las palabras de mi madre en una conversación que recuerdo de mi juventud.

“Durante la Segunda Guerra Mundial, mi madre viuda mantuvo a sus tres hijos pequeños con su sueldo de maestra de escuela, que era muy escaso. Cuando llegué a darme cuenta de que vivíamos sin algunas cosas deseables porque no contábamos con suficiente dinero, le pregunté a mi madre por qué pagaba tanto de su sueldo como diezmo. Nunca he olvidado la explicación que me dio: ‘Dallin, quizá haya gente que se las arregle sin pagar el diezmo, pero nosotros no podemos. El Señor se ha llevado a tu padre y he quedado yo para criarlos a ustedes; no puedo hacerlo sin las bendiciones del Señor, y recibo esas bendiciones al pagar un diezmo íntegro. Cuando pago mi diezmo, tengo la promesa del Señor de que Él nos bendecirá, y necesitamos esas bendiciones para arreglárnoslas para vivir’”2.

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Madre, hijo y billete de un dólar

Hermana Michelle D. Craig

Primera Consejera de la Presidencia General de las Mujeres Jóvenes

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Michelle D. Craig

“Cuando era más joven, mi familia se mudó al otro lado del país. Con la ayuda de otras personas, pasamos un día cargando todo en un remolque grande del cual mi papá iba a tirar con nuestro auto. La mañana en que se suponía que partiríamos, me sorprendí cuando al despertar me enteré de que la mudanza se retrasaría algunos días. Mi padre había despertado en medio de la noche con el fuerte sentimiento de que él no debía tirar del remolque. En vez de racionalizar la impresión, mi papá actuó de acuerdo con ella y retrasó la mudanza. En su lugar, contrató a una empresa de mudanzas que puso todas nuestras pertenencias en uno de sus camiones.

“Cuando al fin nos fuimos, nos encontramos con vientos fuertes y camiones y remolques volcados a lo largo del camino. Nuestra familia se sintió agradecida por estar a salvo. Sin palabras, mi padre me enseñó a tener el valor de seguir las impresiones del Espíritu aun cuando esas impresiones nos resulten inconvenientes, aun cuando puedan no tener sentido. Nunca he olvidado esa lección”.

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padre, hija y camión

Élder Quentin L. Cook

Del Cuórum de los Doce Apóstoles

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Quentin L. Cook

“Mi padre tenía tres reglas. Primero, debíamos establecernos metas que valieran la pena; segundo, podíamos cambiarlas en cualquier momento; pero, tercero, cualquiera fuera la meta que eligiéramos, teníamos que trabajar diligentemente para alcanzarla”.

También dijo: “Otras personas tienen mucho para ofrecernos si estamos dispuestos a aprender de ellas. Por eso es importante rodearse de buena gente”3.

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padre, hijo y lista de verificación