2021
Hallar la fortaleza para perdonar
Junio de 2021


“Hallar la fortaleza para perdonar”, Para la Fortaleza de la Juventud, junio de 2021, págs. 10–11.

Ven, sígueme

Hallar la fortaleza para perdonar

El Señor nos ha mandado perdonar a los demás. Él nos ayudará a cumplir Sus mandamientos, incluso este.

Doctrina y Convenios 64:10

Imagen
mujer mirando a alguien que extiende su mano hacia ella

Ilustración por James Madsen

¿Parecen algunos mandamientos más difíciles de guardar que otros?

Este es uno que intimida a muchas personas: “Yo, el Señor, perdonaré a quien sea mi voluntad perdonar, mas a vosotros os es requerido perdonar a todos los hombres” (Doctrina y Convenios 64:10).

Espera, ¿debemos perdonar a todos los que nos hayan hecho daño? ¿Es eso acaso posible?

Una cosa es perdonar a alguien que te haya dicho algo grosero o que se haya comido el último panecillo de la mesa. Pero ¿qué pasa con las heridas profundas, esas ofensas graves que pueden perturbar e incluso cambiar el curso de nuestra vida?

A veces, puede parecer que la capacidad de perdonar a alguien que nos ha lastimado en extremo está fuera de nuestro alcance.

Esta es la buena noticia: con la ayuda de Jesucristo, nunca nos vemos limitados a lo que podemos hacer por nosotros mismos.

La ayuda que ella necesitaba

Una devota cristiana de los Países Bajos llamada Corrie ten Boom descubrió de primera mano el poder de pedirle a Dios que la ayude a perdonar a alguien.

Ella y su hermana Betsy habían sido prisioneras en los campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial. Corrie y los demás habían soportado abusos horribles por parte de los guardias nazis. Su hermana Betsy incluso había muerto como resultado de esos abusos. Corrie sobrevivió.

Después de la guerra, ella descubrió el poder sanador de perdonar a otras personas y a menudo compartía su mensaje en ámbitos públicos. Sin embargo, un día sus palabras fueron puestas a prueba de modo extremo.

Luego de un discurso público, uno de los guardias más crueles de los campos se acercó a Corrie.

Le dijo a ella que se había convertido en cristiano después de la guerra y que se había arrepentido de las cosas terribles que había hecho como guardia de una prisión.

Extendió su mano y preguntó: “¿Me perdonará usted?”.

A pesar de todo lo que ella había aprendido y compartido acerca de perdonar a los demás, Corrie no podía aceptar la mano de ese hombre en particular y perdonarlo; al menos, no por sí misma.

Más tarde escribió: “Aun mientras los pensamientos de ira y venganza crecían dentro de mí, reconocí que eran un pecado […]. Señor Jesús, oré, perdóname y ayúdame a perdonarlo.

“Traté de sonreír, [y] me esforcé por levantar la mano. No podía. No sentía nada, ni la más mínima chispa de calidez ni caridad. Una vez más ofrecí una oración en silencio: Jesús, no puedo perdonarlo. Dame Tu perdón.

“Cuando tomé su mano, sucedió algo increíble. Desde mi hombro por mi brazo y a través de mi mano, una corriente parecía pasar de mí a él, mientras que en mi corazón surgió un amor por ese extraño que casi me abrumó.

“Así descubrí que la sanación del mundo no depende de nuestro perdón ni tampoco de nuestra bondad, sino de los de Él. Cuando Él nos dice que amemos a nuestros enemigos, Él nos da, junto con el mandato, el amor mismo”1.

Dios está allí para ayudarte a cumplir Sus mandamientos, incluso el mandamiento de perdonar, aun cuando sea difícil. Él te ayudará tal como le ayudó a Corrie ten Boom.

La sanación que mereces

La vida es complicada, es caótica; y está absolutamente llena de personas con el albedrío que les proporcionó Dios.

En esas ocasiones en las que alguien toma una decisión que te causa gran dolor —o incluso cuando lo hace por accidente— puedes recibir el poder sanador al orar por ayuda y esforzarte por perdonar.

El perdonar a los demás traerá sanación a tu alma. Con la ayuda de Dios, al perdonar a alguien que te ha hecho daño, te sacas un terrible peso de los hombros que podría impedirte progresar. Incluso cuando el camino a la sanación verdadera parezca difícil, con Dios nunca tendrás que caminarlo solo.

Notas

  1. Corrie ten Boom, The Hiding Place, 1971, pág. 215.

  2. Jeffrey R. Holland, El ministerio de la reconciliación, Conferencia General de octubre de 2018 (Liahona, noviembre de 2018, pág. 79).