2021
Mi lado, tu lado
Septiembre de 2021


Mi lado, tu lado

“¡Mirad cuán bueno y cuán agradable es que los hermanos habiten juntos en unidad!” (Salmo 133:1).

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two sisters in bedroom with purple curtain hanging between them

“¡Megan! ¡Tus zapatos están en mi lado de la habitación!”, dijo Mia con un resoplido de furia.

“Bueno, tus Escrituras están en mi lado”, dijo Megan.

La mamá asomó la cabeza en la habitación. “Niñas, no oigo que se está limpiando mucho aquí. No pueden ir al parque hasta que su habitación esté limpia”.

“¡Pero todo este desastre es de Megan!”, dijo Mia. “No es justo que yo tenga que limpiarlo”.

“¡No es todo mío!”, exclamó Megan.

“¡Uf!”. Mia se cruzó de brazos. “Ojalá tuviera mi propia habitación. ¿Por qué tengo que compartirla con Megan? ¡Michael tiene una para él solo!”.

La mamá suspiró. “Saben que no tenemos otra habitación. Michael es mayor; por eso tiene la suya propia”.

“Bueno, al menos haz que mantenga sus cosas fuera de mi lado”. Mia trazó una línea imaginaria con su dedo por el centro de la habitación. “¿Lo ves? Ese es tu lado, Megan. Este es mi lado”.

“Mmm”, dijo la mamá. “Tal vez podríamos poner una cortina para dividir la habitación. ¿Les ayudaría eso a llevarse bien?”.

Mia sonrió. “¡Sí!”.

Al día siguiente, la mamá cosió un poco de tela para hacer una cortina. Era de color morado con un diseño a cuadros. Incluso cosió una cinta con cuentas colgantes en la parte inferior. Más tarde, Mia y Megan ayudaron al papá a colgar la cortina con un trozo de alambre; se extendía de un lado al otro de la habitación.

Mia aplaudió emocionada. “¡Por fin! ¡Es como tener mi propia habitación!”.

Sacó sus lápices de colores para colorear un dibujo, pero después de unos minutos se aburrió. Se preguntó qué estaría haciendo Megan al otro lado de la cortina. Normalmente coloreaban juntas; se sentía un poco sola al hacerlo sin compañía.

Esa noche Mia se arrodilló para hacer su oración antes de acostarse. Le dio gracias al Padre Celestial por su hogar y por su familia. Eso la hizo sentirse algo triste porque le gustaba tener su propio espacio, pero echaba de menos jugar con Megan.

Mia se metió en la cama, pero no pudo dormirse. Se volvió de costado. Podía ver la cabeza de Megan a través del pequeño espacio entre la cortina y la pared.

“¿Megan?”, susurró. “¿Estás despierta?”.

“Sí”, respondió Megan en un susurro.

“¿Y si hacemos un pequeño buzón?”, preguntó Mia. “Para dejarnos notas entre nosotras”.

“Buena idea”, contestó Megan. “¿Podemos hacerlo mañana?”.

“Claro”. Mia cerró los ojos con una sonrisa. “Buenas noches, Megan”.

“Buenas noches, Mia”.

Al día siguiente, Megan encontró una caja pequeña y la colocó entre los dos lados de la habitación. Luego escribió una nota y la metió dentro: Megan, ¿quieres jugar con mis animales de peluche? Con amor, Mia.

Megan tomó la nota y la leyó. “¡Me encantaría!”.

Durante toda la semana, Mia y Megan se dejaron notas en el buzón, y jugaron juntas toda la semana. A veces jugaban del lado de Mia; a veces, del lado de Megan, pero siempre se divertían juntas.

“Sabes”, le dijo Mia a Megan un día, “no estoy segura de que necesitemos esta cortina después de todo”.

“Sí”, dijo Megan. “Como que estorba”.

El papá les ayudó a quitar la cortina.

“Me alegra que hayan aprendido a llevarse bien”, dijo.

Mia le sonrió a Megan. “A mí también”.

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Friend Magazine, Global 2021/09 Sep

Ilustración por Katherine Blackmore.