Trabajemos hoy en la obra
Su deseo de obedecer se intensificará al recordar y reflexionar lo que han sentido estos dos días.
Mis queridos hermanos y hermanas, al llegar al final de esta histórica conferencia, me uno a ustedes en agradecimiento al Señor por Su guía e inspirada influencia. La música ha sido hermosa e inspiradora. No solo los mensajes han sido edificantes, ¡sino que producen un cambio de vida!
En la asamblea solemne sostuvimos a una nueva Primera Presidencia. Dos grandes hombres han entrado al Cuórum de los Doce Apóstoles; y han sido llamados ocho nuevos Setentas Autoridades Generales.
Ahora bien, un himno favorito resume nuestra renovada resolución, nuestro desafío y nuestro cometido al avanzar:
Trabajemos hoy en la obra del Señor,
y ganemos así un hogar celestial.
En la lucha cruel empuñemos, sin temor
La espada de la verdad.
Firmes y valientes en la lid,
todo enemigo confundid.
Lucharemos a vencer el error;
Seguiremos solo al Señor1.
Los exhorto a que estudien con frecuencia los mensajes de esta conferencia, incluso repetidas veces, durante los próximos seis meses. Busquen, concienzudamente, maneras de incorporar estos mensajes en sus noches de hogar, al enseñar el Evangelio, en sus conversaciones con familia y amigos e incluso en conversaciones que tengan con personas de otras creencias. Muchas buenas personas responderán a las verdades que se han enseñado en esta conferencia cuando se les ofrezcan con amor. Su deseo de obedecer se intensificará al recordar y reflexionar lo que han sentido estos dos días.
Esta conferencia general marca una nueva era de ministrar. El Señor ha hecho importantes ajustes en la forma en que nos cuidamos los unos a otros. Las hermanas y los hermanos —mayores y jóvenes— se servirán los unos a los otros de una manera nueva y más santa. Los cuórums de élderes serán fortalecidos a fin de bendecir las vidas de hombres, mujeres y niños en todo el mundo. Las hermanas de la Sociedad de Socorro seguirán ministrando, en su manera singular y amorosa, ampliando oportunidades a las hermanas más jóvenes para que se unan a ellas, según se les asigne adecuadamente.
Nuestro mensaje al mundo es sencillo y sincero: invitamos a todos los hijos de Dios en ambos lados del velo a venir a su Salvador, recibir las bendiciones del santo templo, tener gozo duradero y hacerse merecedores de la vida eterna2.
La futura exaltación requiere de nuestra total fidelidad ahora a los convenios que hacemos y las ordenanzas que recibimos en la Casa del Señor. Al presente, tenemos 159 templos en funcionamiento, y hay más en construcción. Deseamos llevar templos más cerca a la creciente membresía de la Iglesia; Por lo que, nos complace anunciar planes de construcción de siete templos adicionales. Dichos templos estarán situados en los siguientes lugares: Salta, Argentina; Bangalore, India; Managua, Nicaragua; Cagayán de Oro, Filipinas; Layton, Utah; Richmond, Virginia; y una ciudad de Rusia aún por determinar.
Mis queridos hermanos y hermanas, la construcción de estos templos tal vez no cambie su vida, pero su tiempo en el templo de seguro lo hará. Con ese espíritu, los bendigo para que reconozcan aquellas cosas que deben dejar a un lado para que puedan pasar más tiempo en el templo. Los bendigo con mayor armonía y amor en sus hogares y un deseo más profundo de cuidar su eterna relación familiar. Los bendigo con un aumento de fe en el Señor Jesucristo y una mayor habilidad de seguirlo como verdaderos discípulos Suyos.
Los bendigo para que levanten la voz en testimonio, como yo ahora, de que estamos consagrados en la obra de Dios Todopoderoso. Jesús es el Cristo. Esta es Su Iglesia, la cual Él dirige mediante sus siervos ungidos. Testifico de ello y les expreso mi amor por cada uno de ustedes, en el sagrado nombre de Jesucristo. Amén.