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JOSÉ SMITH—HISTORIA


JOSÉ SMITH—HISTORIA

Índice de temas:

  • La preparación de José Smith.

  • La Primera Visión: Se aparecen el Padre y el Hijo.

  • Las visitas de Moroni a José Smith.

  • José Smith recibe, protege y traduce las planchas de oro.

  • La restauración del Sacerdocio Aarónico.

¿Qué es José Smith— Historia?

En José Smith—Historia se relatan las experiencias del Profeta, desde su niñez hasta mayo de 1829. El élder Franklin D. Richards, que fue miembro del Quórum de los Doce, hizo un resumen de una historia mucho más extensa que comenzó el profeta José Smith en 1838. Ese resumen fue publicado por primera vez en Inglaterra en el año 1851 como parte del primer folleto de la Perla de Gran Precio, que se publicó en inglés (véase Introducción al comienzo de la Perla de Gran Precio).

En José Smith—Historia se registra el relato de la Primera Visión, de la salida a luz del Libro de Mormón y de la restauración del Sacerdocio Aarónico y de Melquisedec. Los pasajes provienen de los primeros cinco capítulos de lo que llegó a ser el séptimo tomo de la obra History of the Church (véase el tomo I, págs. 1–44). José Smith—Historia pasó a ser parte de las Escrituras en 1880 cuando la Perla de Gran Precio fue aceptada oficialmente como uno de los libros canónicos de la Iglesia.

¿Quién escribió José Smith—Historia?

El relato que se encuentra en la Perla de Gran Precio no fue el primer intento que se hizo para hacer un registro de las primeras experiencias que vivió el Profeta. En abril de 1830, él recibió una revelación del Señor en la que se mandaba llevar un registro (véase D. y C. 21:1). Sin embargo, su labor fue entorpecida por los juicios, los encarcelamientos, la pobreza y los populachos. Oliver Cowdery “prestó servicio como registrador de la Iglesia desde abril de 1830 hasta marzo de 1831 y nuevamente desde septiembre de 1835 hasta 1837. Él escribió la historia de la Iglesia que cubre desde ‘el momento en que se encontraron las planchas hasta el 12 de junio de 1831’ ” (Dean C. Jessee, “The Writing of Joseph Smith’s History”, Brigham Young University Studies, verano de 1971, pág. 442). En marzo de 1831, a John Whitmer se le llamó para que “escriba y lleve una historia sistemática, y que colabore contigo, mi siervo José, transcribiendo todas las cosas que te serán impartidas” (D. y C. 47:1). La breve historia que escribió John Whitmer se perdió por muchos años, pero ahora está disponible. Oliver Cowdery también escribió ocho cartas acerca de las primeras visiones de José Smith, las que se publicaron en el periódico de la Iglesia Latter Day Saints’ Messenger and Advocate, durante los años 1834–1835.

José Smith comenzó a escribir los hechos relacionados con su historia entre julio y noviembre de 1832, la cual comenzaba con las siguientes palabras: “Una historia de la vida de José Smith, un relato de su experiencia maravillosa y de todos los hechos extraordinarios que hace en el nombre de Jesucristo, el Hijo del Dios viviente, de quien da testimonio, y también un relato del establecimiento de la Iglesia de Cristo” (Dean C. Jessee, “The Early Accounts of Joseph Smith’s First Vision”, Brigham Young University Studies, primavera de 1969, pág. 278).

Varios secretarios e historiadores comenzaron tres relatos históricos más entre 1834 y 1836, y, en los difíciles años de 1837 y 1838, José Smith y la Primera Presidencia trabajaron en la historia de la Iglesia, a veces tomando clases de gramática antes de comenzar a escribir. Finalmente, en junio de 1839, el Profeta emprendió nuevamente la obra. Los materiales de las labores efectuadas anteriormente se integraron en una nueva historia, que finalmente se fue publicando en el periódico Times and Seasons desde el 1 de marzo de 1842; más tarde, en 1851, el élder Franklin D. Richards publicó parte de esa historia, la cual ahora se llama José Smith—Historia.

Algunos conceptos fundamentales de José Smith— Historia.

  • La realidad del Padre Celestial y de Jesucristo como el Salvador del mundo. José Smith se retiró de la Arboleda Sagrada con un conocimiento personal de la realidad de nuestro Padre Celestial y de Jesucristo. Él supo que Jesús es el Hijo de Dios; que gracias a la misericordia y a la gracia de Su expiación, sus pecados le habían sido perdonados; que el Padre Celestial estaba complacido con Su Hijo, el Salvador; y que él debía escuchar y obedecer Sus palabras.

  • Había habido una apostasía y se había perdido la verdadera Iglesia de sobre la faz de la tierra. A José se le dijo que no se uniese a ninguna de las iglesias “porque todas estaban en error” (José Smith—Historia 1:19). Esa declaración deja bien en claro que el Evangelio y la Iglesia que estableció el Salvador durante Su ministerio terrenal se habían perdido y que “a ninguna de aquéllas Dios las consideraba como Su Iglesia y Su reino” (History of the Church, tomo IV, pág. 536).

  • José Smith fue un profeta de Dios. José escribió que el ángel Moroni le había dicho que “Dios tenía una obra para mí” (José Smith—Historia 1:33). Todo acontecimiento ocurrido durante la restauración del Evangelio por medio del profeta José Smith demuestra que Dios habló nuevamente al hombre por conducto de un profeta.

  • El Libro de Mormón es la palabra de Dios. Los acontecimientos relacionados con la salida a luz del Libro de Mormón testifican de su divinidad; y su mensaje no sólo testifica de Cristo, sino que es también un catalizador para recibir mayor revelación de Dios y para el recogimiento del Israel disperso a la Iglesia y reino de Dios.

  • La Iglesia de Jesucristo ha sido restaurada a la tierra en los últimos días. A José se le prometió que la plenitud del Evangelio se daría a conocer por medio de él (véase History of the Church, tomo IV, pág. 536). La traducción del Libro de Mormón y la restauración del sacerdocio pusieron los cimientos para el restablecimiento de la Iglesia y el reino de Dios sobre la tierra.

JOSÉ SMITH—HISTORIA 1:1–10

UNA AGITACIÓN EXTRAORDINARIA

Fecha

Acontecimiento de importancia

23 de diciembre de 1805

José Smith nace en la municipalidad de Sharon, condado de Windsor, Vermont.

1816

La familia se muda de Norwich, Vermont, a Palmyra, Nueva York (cerca de donde las planchas del Libro de Mormón estaban enterradas).

1820

Una agitación extraordinaria sobre el tema de la religión lleva al joven José a preguntarse a cuál iglesia debe unirse.

José Smith—Historia 1:1. ¿Cuáles fueron las “muchas noticias… [de] personas mal dispuestas e insidiosas”?

“Desde el principio, la Iglesia no había contado con la aceptación del público; los apóstatas y las historias y los artículos difamatorios que la prensa publicaba hacían aumentar su impopularidad. Las personas presentaban diversas razones para justificar su apostasía; por ejemplo, Norman Brown se alejó de la Iglesia porque el caballo se le murió en el viaje a Sión; Joseph Wakefield se apartó después de ver a José Smith jugando con unos niños al salir del cuarto donde traducía; Simonds Ryder dejó de creer que Dios inspiraba al Profeta cuando éste escribió mal su apellido al darle la asignación de predicar; otros se apartaron de la Iglesia porque tenían dificultades económicas.

“Ezra Booth, que había sido ministro metodista, ejerció en esa época mucha influencia después de haber apostatado [a principios de la década de 1830]…

“…Entre el 13 de octubre y el 8 de diciembre de 1831, publicó nueve cartas en el periódico Ohio Star de Ravenna [un pueblo al noreste del estado de Ohio], detallando las objeciones que tenía para con la Iglesia.

“Esas cartas… más tarde formaron la parte principal del primer libro que se escribió contra los mormones… publicado en 1834” (véase La historia de la Iglesia en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, Religión 341–343, manual del alumno, págs. 126–127).

Muchos miembros de la Iglesia apostataron después de un periodo de graves problemas económicos en 1837. Eran muy comunes las murmuraciones contra el profeta José Smith, sobre todo cuando él se encontraba lejos por cuestiones de negocios o por estar sirviendo en una misión. Algunos hermanos que poseían cargos de confianza dentro de la Iglesia rechazaron su liderazgo y dijeron que él ya no era un profeta verdadero. “Como consecuencia de esa apostasía, hubo cincuenta miembros de la Iglesia con cargos importantes que fueron excomulgados por directiva de José Smith, pero los problemas continuaron. Varios de los apóstatas atacaron a los miembros fieles con demandas judiciales y amenazas de despojarlos de sus propiedades; los enemigos de los mormones agregaron su contribución boicoteándolos, aislándolos y negando empleo a los miembros que eran leales al Profeta y a la Iglesia” (La historia de la Iglesia en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, pág. 199.)

Después de establecerse con su familia en Far West, Misuri, José Smith “con la ayuda de Sydney Rigdon, se embarcó en el formidable proyecto de escribir una historia de la Iglesia desde el principio… La historia de José Smith con los primeros acontecimientos de la Restauración, tal como se halla ahora en la Perla de Gran Precio, es producto de esa labor, que comenzó en abril de 1838” (La historia de la Iglesia en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, pág. 211).

José Smith—Historia 1:3. ¿Cómo fue la vida de José Smith durante su niñez?

“José Smith creció en la granja de su familia y la influencia que recibió estaba limitada casi exclusivamente al núcleo familiar… Durante sus primeros años, comenzó a incorporar a su carácter y a manifestar las cualidades que le ayudarían a cumplir la misión para la que se le había preordenado.

“…Desarrolló fuertes vínculos familiares, aprendió a trabajar con ahínco, a tomar sus propias decisiones, a servir a sus semejantes y a apreciar la libertad” (La historia de la Iglesia en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, págs. 15–16).

Sus padres, Lucy Mack y Joseph Smith, padre, contrajeron matrimonio el 24 de enero de 1796 y se establecieron en una granja familiar en Tunbridge, Vermont. En el verano de 1805, Joseph y Lucy alquilaron una granja a Solomon Mack, padre de Lucy; además, Joseph enseñaba en la escuela durante el invierno. Fue allí donde nació su quinto hijo, José Smith, hijo, el 23 de diciembre de 1805. Lucy y Joseph enseñaron a sus hijos preceptos religiosos y ella, en especial, los alentaba en el estudio de la Biblia. Joseph desconfiaba de las iglesias tradicionales, pero mantenía siempre una fervorosa creencia en Dios.

Joseph Smith, Padre

Lucy Mack Smith

“Cuando José Smith era niño, la familia se mudó de residencia varias veces con el fin de encontrar tierras fértiles u otras formas de ganarse la vida… en 1811, se mudaron al pequeño pueblo de West Lebanon, en New Hampshire…

“José Smith tenía entonces siete años. Por ese tiempo estuvo enfermo de tifus sólo durante dos semanas, pero aún así sufrió complicaciones que finalmente terminaron en cuatro operaciones; la peor complicación que contrajo fue una infección en la tibia y una consecuente inflamación en la pierna izquierda”. José soportó una operación en la pierna para quitarle la infección “sin que lo ataran y sin tomar bebidas alcohólicas que lo insensibilizaran” (véase La historia de la Iglesia en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, págs. 23–24).

Instrumental de cirugía de la época de José Smith

En 1816, Joseph fue a Palmyra, Nueva York, para investigar lo que le habían dicho sobre la venta de tierras a bajo costo. José, que en esa época tenía diez años, recuerda que a pesar de no haberse recuperado totalmente de la operación que le habían hecho en la pierna, el conductor del carromato que la familia contrató para ayudarles durante el viaje hizo que caminara a través de la nieve, 64 kilómetros por día, por el término de varios días, durante lo cual padeció un cansancio y un dolor casi insoportables.

“Joseph Smith, que para 1821 ya tenía una familia de once hijos, trabajaba arduamente para ganarse la vida. A los dos años de estar en Palmyra, había juntado bastante dinero para hacer la primera entrega de la compra de aproximadamente cuarenta hectáreas de tierra forestada en el municipio vecino de Farmington. Durante el primer año que estuvieron allí, él y sus hijos limpiaron unas doce hectáreas de terreno cubierto de espesos bosques, lo prepararon para el cultivo y sembraron trigo… El joven José comentó más adelante que dicho trabajo ‘exigía los esfuerzos de todos los que estuvieran en condiciones de prestar ayuda para el sustento de la familia’ [“History of Joseph Smith by Himself”, pág. 1]…

“En esa época, las posibilidades de José de recibir instrucción escolar eran muy limitadas. Él lo atribuía a ‘la situación de pobreza’ en que se había criado. ‘Nos vimos privados de los beneficios de la educación académica; baste decir que apenas se me enseñó a leer y a escribir, y que se me impartieron algunos conocimientos básicos de aritmética, y eso constituyó toda la instrucción didáctica que recibí’ [“History of Joseph Smith by Himself”, pág. 1]” (véase La historia de la Iglesia en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, pág. 32).

José Smith—Historia 1:4. La familia de José Smith.

El élder Carlos E. Asay, que fue miembro de la Presidencia de los Setenta, dijo que el profeta José Smith “era producto de una familia que amaba a Dios, una familia que tenía sed de justicia y ejercía una fe sencilla pero profunda en el Señor. Su hogar fue la escuela que tuvo, sus amorosos padres fueron sus maestros y la Biblia fue su libro de texto” (“Un pequeño paso para el hombre, un salto gigantesco para la humanidad”, Liahona, julio de 1990, pág. 76).

El presidente Brigham Young dijo que el Señor había velado por los antepasados de José Smith por generaciones: “En los concilios de la eternidad, mucho antes de que se establecieran las bases de la tierra, fue decretado que él, José Smith, sería el hombre que, en la última dispensación de este mundo, habría de llevar la palabra de Dios a la gente y de recibir la plenitud de las llaves y el poder del Sacerdocio del Hijo de Dios. El Señor había estado teniéndolo en cuenta, así como también a su padre, al padre de su padre y a sus antepasados hasta Abraham y desde Abraham hasta el diluvio, desde el diluvio hasta a esa familia y su linaje desde su origen hasta el nacimiento de ese hombre” (Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Brigham Young, pág. 104; véase también 2 Nefi 3:7–15).

José Smith—Historia 1:5–10. ¿Qué estaba ocurriendo en Palmyra, estado de Nueva York, en los días que precedieron a la Primera Visión?

“Cada vez era mayor el número de personas que atravesaban las montañas Catskill y Adirondack para establecerse en la región de los Lagos Finger, en la parte occidental del estado de Nueva York; esa gente tendía a perder contacto con las religiones establecidas en la zona de donde provenía. Los líderes religiosos de las dominaciones principales, en particular los bautistas, metodistas y presbiterianos, estaban preocupados por ‘esa gente sin religión’ y, debido a ello, comenzaron a llevar a cabo programas de proselitismo entre esos hermanos a quienes consideraban en condición desventajosa.

“Los metodistas y los bautistas eran particularmente fervorosos en su afán por llevar la religión a los que no gozaban de sus beneficios. Los metodistas empleaban ‘jinetes de circuito’, quienes eran ministros viajantes que iban a caballo de pueblo en pueblo, recorriendo una región o circuito determinado y atendían a las necesidades religiosas de la gente. Los bautistas empleaban el método del ‘granjero predicador’, por el cual un hombre del lugar que durante la semana se ganaba la vida trabajando en una granja, ocupaba el púlpito para predicar el día de reposo.

“Esas labores se vieron reforzadas por el Segundo Gran Despertar religioso que en esa época predominaba en los Estados Unidos. Casi todas las religiones de esa zona del estado de Nueva York llevaban a cabo reuniones de renovación, que tenían por objeto evangelizar a la gente para despertar el entusiasmo religioso. Muchas veces se hacían campamentos con ese propósito, al borde o en medio de un bosque, y los asistentes recorrían grandes distancias por caminos polvorientos para plantar su tienda o colocar su carreta en círculo alrededor del campamento. Esas reuniones con frecuencia duraban varios días, y algunas de las sesiones llevaban todo el día e incluso parte de la noche. Los ministros se alternaban para predicar, pero no era infrecuente que hubiera varios predicando a la vez. Durante la primera parte del siglo que dio comienzo en 1800, el celo religioso era tan ferviente en esa región que a toda esa zona oeste de Nueva York se le dio el nombre de ‘Distrito de fuego’; y como toda el área de los Lagos Finger estaba metafóricamente en brasas debido al ardor evangélico, no es de extrañar que la familia de José Smith se viera también envuelta en el fervor” (véase La historia de la Iglesia en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, págs. 32–.33).

JOSÉ SMITH—HISTORIA 1:11–20

LA PRIMERA VISIÓN

Fecha

Acontecimiento de importancia

Principios de la primavera de 1820

José Smith, de catorce años de edad, ve al Padre y al Hijo en una arboleda cercana a la casa de troncos de la familia.

Principios de la primavera de 1820

José Smith relata a su familia la visión que había tenido y ellos le creen.

José Smith—Historia 1:11–13. ¿Por qué José fue a una arboleda cerca de su casa?

En medio de la guerra de palabras y sentimientos que rodeaba al joven José, su alma lo llevó a refugiarse en las Escrituras. Una y otra vez reflexionó sobre el mensaje que se encuentra en Santiago 1:5 y decidió, por primera vez en su vida, orar en voz alta acerca del asunto que le preocupaba. Luego de meses de lucha mental y espiritual, finalmente supo qué debía hacer. En algún momento de comienzos de la primavera de 1820, fue hasta un lugar que conocía en una arboleda que había cerca de la casa para intentarlo. José le dijo a uno de los editores del periódico New York Spectator: “Me dirigí inmediatamente hasta un bosque donde mi padre había hecho un claro, fui hasta un tocón de árbol donde había dejado clavada el hacha al terminar de trabajar y me arrodillé y oré” (en Allen, Improvement Era, abril de 1970, pág. 13).

Como resultado de los meses de angustia que pasó, José logró obviamente una gran madurez espiritual e hizo que se despertaran en su mente por lo menos tres preguntas importantes: 1) Estaba preocupado por su salvación y buscaba el perdón de sus pecados; 2) estaba preocupado por el bienestar de la humanidad en general, ya que dijo: ‘Sentí pesar por mis pecados y por los pecados del mundo’; 3) deseaba saber qué iglesia tenía la verdad, si había alguna que la tuviera, y a cuál debía unirse” (Allen, Improvement Era, abril de 1970, pág. 9).

José Smith—Historia 1:15–16. Los poderes de las tinieblas.

Al hablar sobre la experiencia que tuvo José Smith con Satanás, el élder Spencer W. Kimball, en ese entonces miembro del Quórum de los Doce Apóstoles, enseñó: “Los poderes de las tinieblas precedieron a la luz. Cuando [José Smith] se arrodilló solo en el silencioso bosque, su fervorosa oración hizo que se desatara una batalla terrible que amenazó con destruirlo. Durante siglos, Lucifer con absoluto dominio había restringido la mente de los hombres y no quería correr el riesgo de perder su potestad satánica. Eso amenazaba su poderío ilimitado” (en “Conference Report”, abril de 1964, pág. 98).

José Smith—Historia 1:16–17. Una columna de luz.

El élder Orson Pratt escribió que la columna de luz que vio el joven José descendió gradualmente, aumentando en luminosidad hasta que, “para el momento en que llegó a la copa de los árboles, todo el bosque se había iluminado, por varios metros a la redonda, de la manera más gloriosa y brillante. Él pensó ver que las hojas y las ramas de los árboles se consumirían tan pronto como la luz hiciera contacto con ellas… Pero ésta continuó descendiendo lentamente, hasta que descansó sobre la tierra y él quedó en medio de ella.

“…Cuando hizo contacto con él, le produjo una sensación extraña en todo el organismo e inmediatamente su mente fue alejada de todos los objetos naturales que lo rodeaban y fue envuelto en una visión celestial” (en Allen, Improvement Era, abril de 1970, pág. 10).

José Smith—Historia 1:17. El Padre presenta al Hijo.

El Padre presentó al Hijo, quien entonces habló a José Smith. El élder James E. Talmage, que fue miembro del Quórum de los Doce Apóstoles, escribió: “Considerando en forma general la evidencia de las Escrituras, se llega a la conclusión de que Dios el Padre Eterno se ha manifestado en muy pocas ocasiones a los profetas o reveladores terrenales, y en esos casos ha sido principalmente para testificar sobre la autoridad divina de Su Hijo Jesucristo” (véase Jesús el Cristo, págs. 39–40; véase también Mateo 3:17; 17:5; 3 Nefi 11:7).

José Smith—Historia 1:18–19. “No debía unirme a ninguna”.

Al hablar sobre la declaración del Señor acerca de otras iglesias, registrada en José Smith—Historia 1:19, el élder Boyd K. Packer, miembro del Quórum de los Doce Apóstoles, explicó: “Ahora esto no quiere decir que las iglesias, todas ellas, estén completamente desprovistas de la verdad. Tienen algo de verdad, algunas de ellas la poseen en gran escala. Tienen una apariencia de piedad. En numerosos casos no hay falta de devoción en el clero ni en sus fieles; muchos de ellos practican notablemente bien las virtudes del cristianismo. No obstante, no poseen la plenitud” (véase “La única Iglesia verdadera y viviente”, Liahona, mayo de 1972, pág. 39).

José Smith—Historia 1:20. “Muchas otras cosas”.

El presidente Ezra Taft Benson dijo que “en ningún momento José reveló todo lo que había aprendido en la Primera Visión” (The Teachings of Ezra Taft Benson, 1988, pág. 112). Sin embargo, aprendemos del profeta José Smith que durante la Primera Visión el Salvador le dijo que “la plenitud del Evangelio se me daría a conocer en un día futuro” (History of the Church, tomo IV, pág. 536). Además, se le dijeron “muchas otras cosas” que él no pudo escribir y, en el relato de 1835, expresó que había visto muchos ángeles en su visión.

JOSÉ SMITH—HISTORIA 1:21–26

SE DESATA LA PERSECUCIÓN CONTRA JOSÉ SMITH

Fecha

Acontecimiento de importancia

Principios de la primavera de 1820

José habla con otras personas, aparte de su familia, sobre la visión que había tenido, pero muchos no le creen.

1820–1823

La encarnizada persecución que José sufre a manos de “los profesores de religión” y de sus vecinos le ocasiona un gran dolor.

José Smith—Historia 1:21–24. Una encarnizada persecución.

José relató la historia de la visión a su familia. Su hermano William afirmó: “Todos tuvimos la más absoluta confianza en lo que nos había dicho. Siempre decía la verdad. Papá y mamá le creían, ¿por qué no habríamos de creerle también nosotros [sus hermanos]?” (La historia de la Iglesia en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, pág. 37).

Teniendo en cuenta los inocentes sentimientos de un jovencito de catorce años, no es de extrañarse que deseara relatar la experiencia que había tenido, fuera de la familia, a sus amigos y conocidos, y es de imaginarse la profunda decepción que sufrió cuando, tal como lo registraron los élderes Orson Pratt y Orson Hyde, “no pudo encontrar a nadie que creyera en su visión celestial” (en Allen, Improvement Era, abril de 1970, pág. 11). William Smith comentó más adelante: “Hasta que José habló de la visión que había tenido, no teníamos idea de que podíamos ser mala gente. Se nos había considerado personas respetables hasta entonces, pero inmediatamente, y de una forma asombrosa, empezaron a circular historias y rumores falsos” (véase La historia de la Iglesia en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, pág. 38).

El élder Bruce R. McConkie, que fue miembro del Quórum de los Doce Apóstoles, escribió:

“¿Por qué tantos religiosos se unieron en contra de un joven desconocido, sin renombre ni posición dentro de la comunidad? ¿Se hubiese conmovido, temblado y puesto a la defensiva todo el mundo sectario si cualquier otro joven de catorce años de un pueblo fronterizo hubiese afirmado que había sido visitado por ángeles y visto al Señor? El problema fue que la afirmación que José Smith hizo era verdadera y que Lucifer sabía que lo era.

“…¿No es acaso la persecución en sí una prueba de la veracidad de la Primera Visión? O, si no fuese cierta, ¿dedicarían los eruditos del mundo y los intelectuales religiosos de la actualidad sus talentos y sus medios para difamar a José Smith y la obra que lleva su huella? ¿Qué le importaría a nadie cuáles son nuestras creencias si no fuese que en su falta de fe sienten temor de que nuestra doctrina sea verdadera y nuestras prácticas tengan la aprobación divina?” (A New Witness for the Articles of Faith, págs. 8–10).

José Smith—Historia 1:25–26. “Había visto una visión”.

Cuando el profeta Samuel, del Antiguo Testamento, era joven, “no había visión con frecuencia” (1 Samuel 3:1), pero al crecer, “Jehová estaba con él… Y todo Israel… conoció que Samuel era fiel profeta de Jehová” (vers.19–20). Sin embargo, aun cuando todo el antiguo Israel aceptó a Samuel como profeta, para muchas personas de la época de José Smith y de la actualidad es difícil aceptar el hecho de que Dios hablara nuevamente a un profeta sobre la tierra (véase Amós 3:7).

El élder Hugh B. Brown, en ese entonces Ayudante del Quórum de los Doce Apóstoles, para ilustrar ese concepto, relató una conversación que había tenido con un juez prominente, antes de estallar la Segunda Guerra Mundial:

“Comencé preguntándole: ‘¿Puedo continuar con mi exposición dando por sentado que usted es cristiano?’

“ ‘Lo soy’.

“ ‘Supongo entonces que cree en la Biblia, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento’.

“ ‘¡Sí, creo!’

“ ‘¿Y cree usted en la oración?’

“ ‘¡Sí, creo!’

“ ‘¿Afirma usted que mi creencia en que Dios ha hablado al hombre en esta época es increíble y absurda?’

“ ‘Para mí, lo es’.

“ ‘¿Cree usted que alguna vez Dios ha hablado con alguien?’

“ ‘¡Por supuesto! Toda la Biblia nos da evidencias de eso’…

“ ‘Entonces… ¿podríamos decir seriamente que en los tiempos bíblicos era común y corriente que Dios hablara con el hombre?’

“ ‘Sí, admito eso, pero dejó de hacerlo poco después del primer siglo de la era cristiana’.

“ ‘¿Y por qué cree usted que dejó de hacerlo?’

“ ‘No lo sé’…

“ ‘Permítame mencionar algunas razones que Dios quizás haya tenido para no hablar. Tal vez sea porque no puede hacerlo; habrá perdido el poder’.

“Él dijo: ‘Claro que no; el pensar así sería una blasfemia’.

“ ‘Bueno, si no cree que sea por eso, será quizás porque ya no nos ama y, por lo tanto, ya no tiene interés en los asuntos del hombre’.

“ ‘No’, dijo, ‘eso no es posible; Dios nos ama a todos por igual y no hace acepción de personas’.

“ ‘Bueno, entonces, si Él puede hablar y nos ama, lo único que nos queda por pensar es que no nos habla porque ya no lo necesitamos. Hemos avanzado tan rápidamente en la educación y en la ciencia que Dios ya no nos hace falta’.

“Y entonces dijo con voz temblorosa, como si pensara en la inminente guerra: ‘Señor Brown, en la historia del mundo no ha habido jamás otra época en la que se necesitara tanto de Dios como ahora. Tal vez usted sepa decirme por qué Él no nos habla’.

“Mi respuesta fue: ‘Él habla y ha hablado; ¡pero el hombre necesita tener fe para oírlo!’ ” (The Profile of a Prophet, Brigham Young University Speeches of the Year, 4 de octubre de 1955, págs. 3–5; citado en Los Presidentes de la Iglesia, págs. 21–22).

JOSÉ SMITH—HISTORIA 1:27–54

EL ÁNGEL MORONI SE APARECE A JOSÉ SMITH

Fecha

Acontecimiento de importancia

1820–23

El joven José madura mientras sufre persecución y espera nuevas instrucciones del Señor.

21–22 de septiembre de 1823

Moroni aparece por primera vez a José Smith.

19 de noviembre de 1823

Fallece Alvin, el hermano mayor de José Smith.

1824–27

José Smith hace cuatro visitas anuales al cerro donde se encuentran enterradas las planchas de oro.

José Smith—Historia 1:27–28. El diario vivir de José Smith.

Acerca de la vida de José Smith, entre la época de la Primera Visión y la visita del ángel Moroni, el élder Gordon B. Hinckley, en ese entonces miembro del Quórum de los Doce Apóstoles, escribió: “Su manera de vivir no era muy distinta de la de cualquier otro joven granjero de su época, con la excepción de que a menudo era objeto de burla y lo tachaban de soñador. No obstante, siguió trabajando en la granja de su padre y para otros vecinos de la zona, y siguió relacionándose con compañeros de su propia edad. Quienes lo conocieron lo describían como un joven fuerte y activo, de disposición alegre, aficionado a la lucha y a otros deportes” (véase La Verdad Restaurada, pág. 7).

José Smith—Historia 1:28. Las debilidades de la juventud.

Al igual que el resto de la gente, José enfrentó los desafíos de la vida terrenal. Por motivo de sus debilidades, ponía en entredicho su dignidad personal ante el Señor. Otros profetas expresaron preocupaciones similares con respecto a su dignidad y sus debilidades (por ejemplo, véase 2 Nefi 4:17–19; Moisés 6:31). El élder Neal A. Maxwell, miembro del Quórum de los Doce Apóstoles, explicó: “De la misma forma que Dios no puede considerar el pecado con el más mínimo grado de tolerancia (D. y C. 1:31), al asemejarnos más a Él, tampoco podemos hacerlo nosotros. Las mejores personas tienen un sentido más intensificado de lo poco de malo que todavía haya en ellas” (Notwithstanding My Weakness, págs. 16–17).

José Smith—Historia 1:30. ¿Dónde tuvo lugar la visita de Moroni?

En 1822, José empezó a ayudar a su hermano Alvin a construir una nueva casa para la familia y, para septiembre de 1823, tenía ya dos pisos, pero faltaba colocarle el techo; por tanto, la familia continuó viviendo en una pequeña cabaña de troncos a poca distancia de la nueva casa. Fue en la cabaña de troncos y no en la casa que construyeron después donde apareció Moroni. Con toda seguridad, José dormía en el mismo cuarto que algunos de sus hermanos, ya que la cabaña era muy pequeña para albergar a una familia de nueve personas.

La Iglesia ha excavado los cimientos de la cabaña de troncos y ha edificado una réplica de ella en el lugar en que originalmente estaba. La Iglesia conserva además la casa que construyeron allí cerca con el fin de que las personas que en la actualidad vayan a ver la granja familiar de los Smith se hagan una idea de lo ocurrido y comprendan con más claridad la importancia de los acontecimientos que tuvieron lugar allí.

José Smith—Historia 1:30–32. ¿Era Moroni un espíritu o un ser resucitado?

El profeta José Smith explicó que el ángel Moroni era un ser resucitado (véase Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 138).

José Smith—Historia 1:33. “Mi nombre”.

El élder Neal A. Maxwell enseñó: “Al joven José se le dijo que se hablaría bien y mal de su nombre en todo el mundo (véase José Smith—Historia 1:33). De no haber procedido de fuente divina, tal parecería un anuncio audaz. Sin embargo, los líderes religiosos de su tiempo, y en ese entonces más conocidos que José, se han perdido en la bruma del tiempo mientras que la obra de José Smith sigue creciendo en el mundo entero” (“José, el vidente”, Liahona, enero de 1984, pág. 93).

José Smith—Historia 1:34. La plenitud del Evangelio eterno.

En Apocalipsis 14:6–7 se relata que un ángel volaría por en medio del cielo con el Evangelio eterno. El presidente N. Eldon Tanner, que fue Consejero de la Primera Presidencia, después de citar Apocalipsis 14:6–7, explicó: “Esta revelación se cumplió y se comprendió claramente cuando el ángel Moroni voló en medio del cielo y apareció a José Smith, y le habló sobre las planchas que contenían el Evangelio en su plenitud” (en “Conference Report”, abril de 1964, pág. 62).

El élder Bruce R. McConkie explicó el significado de “la plenitud del Evangelio eterno”: “De acuerdo con la palabra revelada, el Libro de Mormón contiene la plenitud del Evangelio eterno, así como también la Biblia y Doctrina y Convenios y la Perla de Gran Precio. Cada uno de estos libros contiene la palabra del Evangelio; cada uno es un registro de los tratos de Dios con un pueblo que tenía la plenitud del Evangelio; cada uno es un registro de Escrituras que resume el plan de salvación y expone qué debe hacer el hombre para obtener la plenitud de las bendiciones en las mansiones que se han preparado. El Evangelio es en sí mismo el poder de Dios por medio del cual se obtiene la salvación; es el poder que salva al alma humana; y la plenitud del Evangelio son todas las verdades y los poderes que hacen posible que el hombre pueda obtener una recompensa plena en el cielo más alto del mundo celestial” (A New Witness for the Articles of Faith, pág. 399).

José Smith—Historia 1:34–35. ¿Qué se hallaba en la caja de piedra?

En la caja de piedra había un libro y el Urim y Tumim. El libro estaba escrito en planchas de oro y contenía el libro de Lehi, las planchas menores de Nefi, las planchas de Mormón y las planchas selladas que a José se le mandó no traducir (véase “Una breve explicación acerca del Libro de Mormón” en las primeras páginas de introducción a la obra). El Urim y Tumim era un instrumento divino que el Señor preparó para asistir en la traducción, y que constaba de dos piedras en aros de plata aseguradas a un pectoral.

José Smith—Historia 1:36–41. ¿Qué importancia tienen los versículos de la Biblia que Moroni citó al profeta José Smith?

El profeta José Smith dijo que Moroni le citó muchos pasajes de las Escrituras (véase José Smith—Historia 1:41). A continuación se encuentran algunas profecías del Antiguo Testamento que el Profeta mencionó específicamente:

Referencia de las Escrituras

Comentarios que Moroni hizo a José Smith.

Parte de Malaquías 3.

Ninguno.

Malaquías 4:1, 5–6.

Los términos varían del texto bíblico (véase el vers. 36).

Isaías 11.

Estaba a punto de cumplirse (véase el vers. 40).

Hechos 3:22–23 (que cita a Moisés).

Términos del texto bíblico que coinciden exactamente con la cita de Moroni. El profeta del cual se habla es Jesucristo. El día que aún no había llegado, pero que pronto llegaría, en que toda alma que no oyera la voz de Cristo sería “desarraigada del pueblo” (véase el vers. 40).

Joel 2:28–32.

Todavía no se había cumplido, pero pronto se cumpliría (véase el vers. 41).

José Smith también agregó que Moroni dijo que “pronto entraría la plenitud de los gentiles” (vers. 41). No sabemos con certeza cuáles versículos de Malaquías 3 citó Moroni, pero los versículos 1–4 y 16–18 corresponden a los temas de las demás referencias de las Escrituras. Isaías 11 se cita también en 2 Nefi 21 y una explicación de ciertas partes de Isaías 11 se encuentra en Doctrina y Convenios 113:1–6. La profecía acerca de Jesucristo que se encuentra en Hechos 3:22–23 es una de las más mencionadas en las Escrituras (véase Deuteronomio 18:15; Hechos 7:37; 1 Nefi 10:4; 22:20; 3 Nefi 20:23; 21:11; D. y C. 133:63; José Smith— Historia 1:40).

El Señor enseñó a los nefitas que con anterioridad a la Segunda Venida habría una señal que se daría en los últimos días que marcaría el comienzo del recogimiento de Israel con poder (véase 3 Nefi 21:1–7). Esa señal es la salida a luz del Libro de Mormón.

Todos los pasajes que Moroni citó señalan hacia un mismo tema: La salida a luz del Libro de Mormón dará comienzo a una serie de acontecimientos que darán paso a la Segunda Venida, cuando los inicuos serán destruidos y los justos reinarán sobre la tierra con Jesucristo. En resumen, a José Smith se le dijo que la obra que iba a efectuar ayudaría a dar comienzo al reino milenario de Cristo y que el Salvador vendría “pronto”.

José Smith—Historia 1:41. ¿Sabemos cuáles han sido los “otros pasajes de las Escrituras” y qué otras explicaciones dio Moroni?

De una carta que Oliver Cowdery escribió a W.W. Phelps, la cual contiene un relato de la visita de Moroni a José Smith, obtenemos información adicional sobre el hecho: “Aun cuando el temor que le invadió al principio se había disipado, su sorpresa no fue menos cuando aquél le declaró que era un mensajero que el Señor había mandado para darle un mensaje especial y para testificarle que sus pecados le habían sido perdonados, que sus oraciones habían sido escuchadas y que se cumpliría el pasaje de Escritura que dice: ‘…lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar… a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia’ [1 Corintios 1:27–28]” (Latter Day Saints’ Messenger and Advocate, febrero de 1835, pág. 79).

En su relato, Oliver Cowdery citó también a Moroni aludiendo (en ocasiones, sólo frases) a Isaías 28:21; 29:11–14; y Juan 10:16 (véase Messenger and Advocate, págs. 79–80).

José Smith—Historia 1:42–49. Una comparación de las cuatro visitas que Moroni hizo a José Smith entre el 21 y el 22 de septiembre de 1823.

Primera visita (véase José Smith—Historia 1:30–43):

  • Llamó a José Smith por su nombre.

  • Se presentó a él.

  • Le dijo que Dios tenía una obra para él.

  • Le dijo que su nombre sería reconocido entre toda la gente del mundo para bien y para mal.

  • Le habló sobre el Libro de Mormón.

  • Citó profecías del Antiguo y del Nuevo Testamento acerca de los últimos días.

  • Citó muchos otros pasajes de las Escrituras.

  • Ofreció muchas explicaciones acerca de las Escrituras.

  • Le advirtió que no mostrara las planchas a nadie, a no ser que se le ordenara hacerlo, o sería destruido.

  • José vio en una visión el lugar en que las planchas se encontraban depositadas.

Segunda visita (véanse los vers. 44–45):

  • Repitió lo que le había dicho durante la primera visita “sin la menor variación”.

  • Le dijo a José que vendrían grandes juicios sobre la tierra, incluso una desolación causada por el hambre, la espada y las pestilencias.

Tercera visita (véanse los vers. 46–47):

  • Repitió lo que había dicho anteriormente.

  • Agregó la advertencia de que tuviese cuidado de no sucumbir ante la tentación de Satanás de utilizar las planchas de oro con fin de lucro.

  • Le dijo que no debía tener presente más que el objeto de glorificar a Dios y edificar el reino de Dios.

Cuarta visita (véanse los vers. 48–49):

  • Llamó a José por su nombre.

  • Relató todo lo que le había dicho la noche anterior.

  • Le mandó contar a su padre la visión y los mandamientos que había recibido.

Un punto significativo se destaca al comparar las cuatro visitas de Moroni al profeta José Smith y es la repetición de las instrucciones. Además, parecería que Moroni discernía los pensamientos y los sentimientos que embargaban a José entre cada visita. Por ejemplo, durante la segunda visita, Moroni añadió instrucciones sobre el inminente fin del mundo, un tema que despertó en José gran preocupación después de la primera visita. Después, en su tercera visita, Moroni añadió una amonestación acerca de los motivos que José podría tener para obtener las planchas, una tentación que éste pudo fácilmente experimentar después de la segunda visita. Finalmente, agregó el mandamiento de decir a su padre acerca de las visitas, un mandato que, a la media noche, a José pudo haberle parecido superfluo o quizás inoportuno.

José Smith—Historia 1:49–50. José habla con su padre.

La historia que Lucy Mack Smith relata de ese acontecimiento añade la siguiente información: “El mismo mensajero que él había visto la noche anterior se le apareció otra vez y lo primero que le dijo fue: ‘¿Por qué no has dicho a tu padre lo que te mandé le dijeras?’. José le respondió: ‘Porque temía que no me creyera’. El ángel le prometió entonces: ‘Tu padre creerá todo lo que le digas’ ” (History of Joseph Smith by His Mother, ed. Preston Nibley, 1958, pág. 79; citado por Brent L. Top en “José Smith, esposo, padre, hijo y hermano: ‘Estaba con mi familia’ ”, Liahona, diciembre de 1992, pág. 10).

José Smith—Historia 1:50–53. La primera visita de José al cerro de Cumorah.

“Al encaminarse al cerro de Cumorah, José pensaba en la humilde situación económica de la familia y en la posibilidad de que las planchas o la buena reputación que le daría la traducción pudiera producir suficiente dinero para ‘elevarlo a un nivel económico similar al de los hombres de fortuna de su época y aliviar así la pobreza de su familia’. Cuando extendió la mano para tomar las planchas, recibió un choque y no las pudo sacar; dos veces más lo intentó y en ambos intentos le pasó lo mismo. Con desesperación, exclamó: ‘¿Por qué no puedo obtener este libro?’ Moroni apareció de nuevo y le contestó que le había sucedido eso por haber desobedecido el mandamiento que se le había dado y haber cedido a la tentación de Satanás de obtener las planchas con fines de lucro, en lugar de tener su mira puesta en la gloria de Dios como se le había mandado.

“Arrepentido, el joven José oró humildemente al Señor y recibió Su Espíritu en abundancia; una visión se abrió ante sus ojos y ‘la gloria del Señor lo rodeó de resplandor y descansó sobre él… [También] contempló al príncipe de las tinieblas… El mensajero celestial [Moroni] le dijo: “Se te muestra todo esto, lo bueno y lo malo, lo santo y lo impuro, la gloria de Dios y el poder de las tinieblas, para que de aquí en adelante reconozcas ambos poderes y nunca te dejes influir ni vencer por aquel maligno”…Ahora ves por qué no pudiste sacar el registro y sabes que el mandamiento era estricto, y que si alguien va a obtener estas cosas sagradas, tendrá que ser por la oración y la fidelidad en obedecer al Señor. No están depositadas aquí con objeto de producir ganancia y acumulación de fortuna para la gloria del mundo, sino que fueron selladas por la oración de fe y, por el conocimiento que contienen, no tienen otro valor entre los hijos de los hombres que su contenido mismo’ [Cowdery, in Messenger and Advocate, octubre de 1835, pág. 198]. Moroni concluyó advirtiéndole a José Smith que no se le permitiría obtener las planchas sino ‘hasta que hubiera aprendido a obedecer los mandamientos de Dios; y no sólo sino hasta que estuviera dispuesto, sino hasta que fuera capaz de hacerlo’ [en Lucy Mack Smith, History of Joseph Smith, pág. 81; cursiva agregada]” (véase La historia de la Iglesia en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, págs. 44–45).

José Smith—Historia 1:54. Las visitas anuales de José al cerro.

Entre los años 1823, en que José vio por primera vez las planchas, y 1827, cuando se le permitió sacarlas del cerro, José recibió instrucciones celestiales adicionales. El relato de Lucy Mack Smith dice que durante ese tiempo, José “siguió recibiendo instrucciones del Señor” (History of Joseph Smith, pág. 82). El presidente John Taylor dijo: “Cuando José Smith fue llamado como profeta de Dios, Mormón, Moroni, Nefi y otros profetas de la antigüedad que habían vivido en este continente, y Pedro, Juan y otros que vivieron en el Continente Asiático, fueron a verle y le comunicaron ciertos principios relacionados con el Evangelio del Hijo de Dios” (en Journal of Discourses, tomo XVII, pág. 374).

La madre de José Smith también escribió: “Por las tardes, mientras conversábamos, José de vez en cuando nos relataba algunas de las narraciones más entretenidas que se puedan imaginar. Describía a los antiguos moradores de este continente, su vestuario, manera de viajar y los animales sobre los que viajaban; sus ciudades y edificios con lujo de detalles, sus métodos de guerra y también su adoración religiosa; y lo hacía con tal facilidad que parecía como si hubiera pasado toda su vida entre ellos” (History of Joseph Smith, pág. 83; citado por Robert J. Woodford, véase “Personajes del Libro de Mormón que José Smith conoció”, Liahona, diciembre de 1983, pág. 15).

JOSÉ SMITH—HISTORIA 1:55–65

JOSÉ SMITH RECIBE LAS PLANCHAS DE ORO

Fecha

Acontecimiento de importancia

Octubre de 1825

José conoce a Emma Hale mientras trabaja para Josiah Stoal.

18 de enero de 1827

José contrae matrimonio con Emma Hale.

22 de septiembre de 1827

José recibe las planchas del Libro de Mormón.

Febrero de 1828

Martin Harris visita a Charles Anthon en la ciudad de Nueva York.

7 de abril de 1829

José reanuda la traducción de las planchas con la ayuda de Oliver Cowdery.

José Smith—Historia 1:56. Alvin Smith, el hermano de José.

“Alvin era un joven serio y fiel, y su hermano José lo adoraba; lo consideraba una persona en quien no había engaño alguno y que llevaba una vida de rectitud. Él también sentía gran amor por José y estaba sumamente interesado en los anales sagrados. Al aproximarse la muerte, le aconsejó a su hermano: ‘Quiero que seas un buen muchacho y que hagas todo lo posible por obtener esos anales. Sé fiel al recibir las instrucciones y también al obedecer todo mandamiento que se te dé’ [en Lucy Mack Smith, History of Joseph Smith, pág. 87]. Años más tarde, José Smith supo por una revelación que Alvin era uno de los herederos del Reino Celestial (véase D. y C. 137:1–6)” (véase La historia de la Iglesia en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, pág. 42).

José Smith—Historia 1:55–56. Buscador de riquezas.

Acerca de la búsqueda de un tesoro que José llevó a cabo al haber sido contratado por Josiah Stoal, la madre de aquél, Lucy Mack Smith, escribió lo siguiente:

“Un hombre llamado Josiah Stoal llegó del condado de Chenango, estado de Nueva York, con el fin de contratar a José para que le ayudara a buscar una mina de plata. Fue a buscarlo porque había oído decir que él podía discernir lo que resultaba invisible para el ojo natural.

“José trató de hacerlo desistir de esa vana búsqueda, pero él estaba decidido a hacerlo y ofreció buenos salarios a quienes desearan excavar con el fin de encontrar dicha mina e insistió en que José trabajara para él. Por lo tanto, José y varios otros le acompañaron y comenzaron a excavar. Después de haber trabajado cerca de un mes para el anciano caballero sin ningún éxito, José lo convenció de abandonar su proyecto y fue por eso, por el hecho de haber estado trabajando un mes excavando para encontrar una mina de plata, que se extendió el rumor de que él había sido un ‘buscador de riquezas’ ” (History of Joseph Smith, págs. 91–92).

José Smith—Historia 1:57–58. Emma Hale.

“[Emma] nació en Harmony, el 10 de julio de 1804. Se dice que era una mujer bella, alta de estatura, de apariencia elegante, de atractivos ojos castaños y cabello negro. Poseía una personalidad atractiva y era inteligente y capaz. Durante un año, ella asistió a una escuela para señoritas donde aprendió a comportarse en sociedad. Se decía que ella ‘nunca empleaba palabras demasiado coloquiales y era muy particular con el uso de la gramática y para escoger las palabras adecuadas’. Tenía además reputación de ser una muy buena ama de casa y una excelente cocinera. Ella, al igual que su madre, era miembro de la Iglesia Metodista, poseía una extraordinaria voz para el canto y cantaba en el coro de la aldea” (Ivan J. Barrett, Joseph Smith and the Restoration, 1973, pág. 71).

Lucy Mack Smith, la madre de José Smith, escribió:

“Mientras se encontraba contratado por el señor Stoal, se alojó por un corto periodo con Isaac Hale, y fue durante ese tiempo que hizo amistad con su hija, la señorita Emma Hale, a quien empezó a cortejar inmediatamente y con quien más adelante contrajo matrimonio…

“…José nos llamó a mi esposo y a mí aparte, y nos dijo: ‘Me he sentido muy solo desde la muerte de Alvin y he tomado la decisión de casarme. Si ustedes no ponen objeción, me gustaría contraer matrimonio con la señorita Emma Hale, ya que la prefiero a ella por sobre todas las demás jóvenes que he conocido’. Nos sentimos complacidos con su elección, y no sólo dimos nuestro consentimiento para su boda sino que le pedimos que la trajera a nuestra casa con él a vivir con nosotros” (History of Joseph Smith, págs. 92–93).

José Smith—Historia 1:59–60. José recibe las planchas.

“No se sabe casi nada sobre las conversaciones que tuvo José Smith con Moroni entre 1824 y 1827. Una noche, poco antes de que empezara el otoño de 1827 [que en el hemisferio norte comienza en septiembre], regresó bastante tarde a su casa; la familia estaba preocupada, pero él explicó que su tardanza se debía a que acababa de recibir una severa reprimenda de Moroni. Les dijo que, al pasar por el cerro de Cumorah, ‘el ángel salió a mi encuentro y me dijo que no me había ocupado bastante en la obra del Señor, que había llegado el momento de sacar los anales y que yo debía poner manos a la obra y prepararme para hacer lo que Dios me había mandado’ [Smith, History of Joseph Smith, pág. 100].

“Durante esos cuatro años de preparación, deben de haber ocurrido muchos sucesos. Él pasó los años de la adolescencia casi sin dejarse influir por los preceptos de los hombres; durante ese periodo tuvo el apoyo emocional de su familia y, después, aceptó las responsabilidades que lleva aparejadas el matrimonio. Los ángeles lo prepararon para traducir el registro inspirado por el Señor y le enseñaron la importancia de la autodisciplina y de la obediencia. Sin duda, estaría ansioso por comenzar la traducción del Libro de Mormón. En esa época, Joseph Knight y Josiah Stowell se encontraban en Manchester, visitando a los Smith, en espera quizás del momento en que José Smith recibiría las planchas.

“El 22 de septiembre de 1827, mucho antes del amanecer, José y Emma Smith engancharon el caballo de Joseph Knight a la carreta de Josiah Stowell y recorrieron los cinco kilómetros que los separaban del cerro de Cumorah. Al llegar, él dejó a su esposa al pie del cerro y subió hasta la cima para reunirse con Moroni por última vez; allí el ángel le entregó las planchas, el Urim y Tumim y el pectoral, al mismo tiempo que le hacía una promesa y una advertencia muy claras con respecto a sus responsabilidades. Le explicó que lo hacía responsable de esos objetos sagrados, que si era descuidado o los trataba con negligencia y los perdía, sería desarraigado; por otra parte, se le aseguró que serían protegidos si él empleaba todos sus esfuerzos en preservarlos hasta que Moroni volviera a buscarlos (véase José Smith—Historia 1:59).

“Por primera vez en más de mil cuatrocientos años, los registros tan preciados se habían confiado a un ser mortal. José escondió las planchas cuidadosamente en un tronco hueco que había cerca de su casa. Pero los amigos del Profeta no eran los únicos que esperaban con gran expectativa que él recibiera las planchas; había otras personas en la vecindad que habían oído decir que él estaba por llevar a su casa unas valiosas planchas de metal… No pasó mucho tiempo antes de que José se diera cuenta del motivo por el cual Moroni le había encomendado tan encarecidamente que cuidara las planchas. ‘Cuanta estratagema se pudo inventar’ se llevó a cabo para quitárselas (véase el vers. 60). Por ejemplo, Willard Chase, que era un granjero de las inmediaciones, se juntó con otros buscadores de fortuna y mandaron por un adivino para que encontrase el lugar donde se hallaban escondidas las planchas. Cuando los Smith se enteraron, enviaron a Emma a buscar a José, que estaba trabajando en Macedon, a unos cuantos kilómetros hacia el oeste de Palmyra. Él regresó de inmediato, sacó las planchas, las envolvió en una prenda de ropa de lino y se internó con ellas en el bosque, seguro de que estaría más a salvo allí que en el camino transitado. Pero al saltar sobre un tronco caído, alguien lo golpeó por la espalda con un arma; no obstante, pudo derribar a su asaltante y huir. A menos de un kilómetro de allí, lo volvieron a asaltar y otra vez se las arregló para escapar, y antes de llegar a la casa lo atacaron de nuevo. Su madre comentó después que cuando llegó, ‘estaba mudo de temor y de la fatiga de la carrera’ [History of Joseph Smith, pág. 108].

“Los esfuerzos por robar las planchas se intensificaron, pero también se cumplió la promesa de protección especial que Moroni le había hecho. Muchas veces sacó José las planchas de su escondite minutos antes de que llegaran los que procuraban robarlas. Una vez en que las había escondido debajo del piso de piedra del fogón, un grupo numeroso de hombres se juntó delante de su casa; pero José y sus hermanos salieron corriendo por la puerta del frente al mismo tiempo que gritaban en todas direcciones para hacerles creer que detrás de ellos iba otro grupo grande de hombres que los defendía, y los atacantes huyeron. Otro día en que José escondió el cofre de las planchas bajo las tablas del piso de la tonelería, recibió la inspiración de esconder los anales en el desván, debajo del lino; esa noche, sus enemigos levantaron todo el piso de la tonelería buscándolas, pero las planchas permanecieron a salvo” (véase La historia de la Iglesia en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, págs. 48–50).

José Smith—Historia 1:60. Los intentos por quitarle las planchas a José.

El élder Gordon B. Hinckley, en ese entonces miembro del Quórum de los Doce Apóstoles, escribió: “José Smith no tardó en darse cuenta del motivo por el que Moroni le había recomendado tan estrictamente que protegiera los anales tomados del cerro, pues no bien se esparció el rumor de que él tenía las planchas, empezaron los esfuerzos por quitárselas. A fin de preservarlas, primero las escondió cuidadosamente en un tronco hueco de abedul. Después, las encerró en un cofre en la casa de su padre; más tarde las enterró debajo de la chimenea en la sala de la casa; y el taller de un tonelero que vivía enfrente de ellos fue el siguiente escondite. Todas éstas y otras estratagemas se emplearon para proteger las planchas de los populachos de las cercanías, que irrumpían en la residencia de los Smith y en las propiedades contiguas y las registraban, y aun recurrieron a los servicios de un adivino en su afán por encontrar los anales” (La Verdad Restaurada, págs. 13–14).

José Smith—Historia 1:61–62. La preservación de las planchas.

Lago Ontario

Buffalo

Palmyra

Manchester

Fayette

NUEVA YORK

S. Bainbridge

Colesville

Casa de Joseph Knight, padre

PENSILVANIA

Río Susquehanna

Casa de José Smith, hijo

Harmony

“Continuaron hostigando a los Smith y el Profeta tuvo que recurrir a varios lugares para esconder las planchas. Primeramente las colocó en el baúl de la ropa de Hyrum, después, en varias ocasiones escondió las planchas debajo del fogón de la casa de su padre, bajo una pila de lino en el desván del taller del tonelero, en una caja de embarque de cristal de la compañía Ontario perteneciente al padre Beman y en el baúl rojo de Marruecos de Emma [véase Smith, History of Joseph Smith, págs. 112–113].

“Sin embargo, el llamamiento de José Smith no era simplemente el de proteger las planchas de oro, sino también el de traducirlas. Como consecuencia de que la gente de Manchester y sus alrededores estaba tan dispuesta a robar las planchas, José y Emma decidieron mudarse a Harmony y vivir en la granja del padre de esta última. Ellos esperaban tener allí la paz necesaria para cumplir con la obra divina. Martin Harris le dio $50 dólares a José para la mudanza y Alva, el hermano de Emma, les prestó el carromato y los animales de tiro. De esa forma partieron con los anales escondidos en un barril de frijoles (judías), dentro del carromato. Varios hombres detuvieron a los viajeros, pero no pudieron encontrar las planchas. [Véase Richard L. Bushman, Joseph Smith and the Beginnings of Mormonism, 1984, pág. 85.]

“En Harmony, el matrimonio se mudó a una casa de dos habitaciones perteneciente a Jesse, otro de los hermanos de Emma, a unos 140 metros de la casa de Isaac Hale. El Profeta estaba listo para comenzar la traducción. En por lo menos seis ocasiones diferentes, José Smith dio descripciones breves de cómo llevó a cabo la traducción del Libro de Mormón, y en todas ellas dijo sin variar que las tradujo por el don y el poder de Dios, por medio del Urim y Tumim [véase José Smith—Historia 1:62; D. y C. 9:4–12; Warren Cowdery, Manuscript History of the Church, Book A-1, en “LDS Church Archives”, págs. 121–122; Elder’s Journal, 1 de julio de 1838, pág. 43; Times and Seasons, 3 de mayo de 1842, pág. 772; y Times and Seasons, 4 de noviembre de 1843, pág. 373]” (Kenneth W. Godfrey, “A New Prophet and a New Scripture: The Coming Forth of the Book of Mormon”, Ensign, enero de 1988, pág. 11).

José Smith—Historia 1:63–65. Se cumple la profecía.

Véase Isaías 29:11–12 y 2 Nefi 27:6–26. El élder James E. Talmage, que fue miembro del Quórum de los Doce Apóstoles, escribió: “[José] inició su tarea con las planchas copiando pacientemente varios de los caracteres y añadiendo su traducción a algunas de las páginas así preparadas. El primer ayudante del profeta, Martin Harris, recibió permiso de llevar algunas de estas copias con el fin de presentarlas a hombres instruidos en idiomas antiguos para que las examinaran. Llevó unas hojas al profesor Charles Anthon del Colegio de Columbia, quien después de estudiarlas certificó que los caracteres eran por lo general del antiguo orden egipcio, y que las traducciones que las acompañaban parecían correctas. Al saber cómo habían llegado los anales antiguos a manos de José, el profesor Anthon le dijo al señor Harris que le llevara el libro original para examinarlo, declarando que él se comprometía a traducir el libro; mas oyendo que parte del libro estaba sellado, dijo: ‘No puedo leer un libro sellado’. Así fue como, sin saberlo, este hombre cumplió la profecía de Isaías concerniente a la venida de este volumen: ‘Y os será toda visión como palabras de libro sellado, el cual si dieren al que sabe leer, y le dijeren: Lee ahora esto; él dirá: No puedo, porque está sellado” [Isaías 29:11]. Otro lingüista, un profesor Mitchell, de Nueva York, después de haber examinado los caracteres, dio un testimonio de ellos que correspondía en todos los detalles importantes con el del profesor Anthon” (Los Artículos de Fe, págs. 298–299).

JOSÉ SMITH—HISTORIA 1:66–75

JOSÉ SMITH RECIBE EL SACERDOCIO DE DIOS

Fecha

Acontecimiento de importancia

5 de mayo de 1829

Juan el Bautista restaura el Sacerdocio Aarónico.

Mayo o junio de 1829

Pedro, Santiago y Juan restauran el Sacerdocio de Melquisedec.

José Smith—Historia 1:66–67. Oliver Cowdery.

“Oliver Cowdery había nacido el 3 de octubre de 1806 en Wells, condado de Rutland, estado de Vermont, siendo el menor de ocho hijos. Recibió cierta instrucción para aprender a leer, escribir y los conocimientos elementales de aritmética. Varios de sus hermanos mayores, al darse cuenta de que las oportunidades de progreso económico eran limitadas en Vermont, se habían mudado para el oeste del estado de Nueva York. En 1825, su hermano menor los siguió y consiguió trabajo de dependiente en una tienda de ramos generales; también se dedicaba a los trabajos de herrero y de granjero. Oliver Cowdery era delgado, medía aproximadamente 1,65 m de estatura, tenía el cabello negro y ondulado, y ojos oscuros de mirada penetrante.

“A principios de 1829, a uno de sus hermanos mayores, Lyman Cowdery, se le contrató para ser maestro de la escuela del pueblo que había en el municipio de Manchester, cerca de donde vivía la familia de Joseph Smith; pero como a él le era imposible tomar el puesto, sugirió a los administradores de la escuela que tomaran a su hermano Oliver. Después que éstos, entre los cuales se hallaba Hyrum Smith, lo aprobaron, Oliver Cowdery comenzó sus labores de maestro y recibió la invitación de hospedarse en la casa de los Smith. Lucy Mack Smith relata que, casi en seguida, ‘él empezó a escuchar toda clase de historias sobre las planchas y de inmediato comenzó a hacer [a su esposo] insistentes preguntas sobre el asunto, aunque durante mucho tiempo no logró sacarle ninguna información’ [History of Joseph Smith, pág. 138]. Los Smith se resistían a hablar de sus experiencias debido al ridículo que habían sufrido de parte de sus conocidos” (La historia de la Iglesia en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, págs. 57–58).

Oliver Cowdery siguió insistiendo para que los Smith le brindasen más información acerca de José y del Libro de Mormón. Según los recuerdos de Lucy Smith, Oliver estaba obsesionado con el relato e insistió en acompañar a Samuel Smith (el hermano de José) cuando éste viajó a Harmony, Pensilvania, para visitar al Profeta. Oliver había orado pidiendo comprensión y sintió que había una obra que debía llevar a cabo con José; finalmente, el domingo 5 de abril de 1829, cuando llegó a Harmony, aquél reconoció en él al ayudante que el Señor le había prometido. Esa noche se quedaron hasta altas horas de la noche hablando sobre las experiencias que José había tenido. A la mañana siguiente, atendieron varios asuntos y el martes 7 de abril comenzaron la obra de la traducción.

En relación con sus experiencias de trabajo con José Smith, Oliver recordó más adelante: “Estos fueron días inolvidables: ¡Estar sentado oyendo el son de una voz dictada por la inspiración del cielo despertó la más profunda gratitud en este pecho!” Día tras día yo continuaba escribiendo las palabras de su boca, sin interrupción, según él traducía con el Urim y Tumim” (José Smith—Historia, nota final al pie de la página).

José Smith—Historia 1:67. La traducción del Libro de Mormón.

Acerca de la traducción del Libro de Mormón, el profeta José Smith explicó: “Juntamente con esos anales, se encontraba un curioso instrumento que constaba de dos piedras transparentes engastadas en aros de plata, las cuales estaban aseguradas a un pectoral, y que los antiguos conocían como el Urim y Tumim. Por el don y el poder de Dios y mediante el uso del Urim y Tumim, yo traduje esos anales” (History of the Church, tomo IV, pág. 537; citado en “Escritos y discursos de los profetas de nuestros días”, Liahona, junio de 1978, pág. 40).

“José y Oliver trabajaron incesantemente en la traducción durante todo abril. Con la ayuda de Oliver, José traducía más rápidamente que nunca. En los tres meses siguientes, entre ambos terminaron la asombrosa tarea de traducir aproximadamente quinientas páginas impresas. Aquél fue un glorioso periodo para ellos” (véase La historia de la Iglesia en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, pág. 59).

José Smith—Historia 1:68–74. Se restaura el Sacerdocio Aarónico.

El 22 de septiembre de 1823, el ángel Moroni anunció: “Cuando ellas [las planchas de oro] se hayan interpretado, el Señor conferirá a algunos el santo sacerdocio y ellos comenzarán a proclamar este Evangelio y a bautizar en agua, y después de ello tendrán el poder de conferir el Espíritu Santo por la imposición de manos” (en Oliver Cowdery, Messenger and Advocate, octubre de 1835, pág. 199).

A medida que José y Oliver avanzaban en la traducción del Libro de Mormón, llegaron a la parte que habla de la visita que el Salvador hizo a los habitantes del hemisferio occidental y de Sus enseñanzas en cuanto al bautismo (véase 3 Nefi 11:18–41). Entonces tomaron la determinación de dirigirse al Señor en potente oración con el fin de saber cómo podían obtener la bendición del bautismo. El 15 de mayo de 1829, José y Oliver se dirigieron hasta un bosque cercano al río Susquehanna para orar, y Oliver describió la experiencia que tuvieron con las siguientes palabras: “Repentinamente, cual si hubiera salido desde el centro de la eternidad, la voz del Redentor nos habló paz, y se partió el velo y un ángel de Dios descendió, revestido de gloria, y dejó el anhelado mensaje y las llaves del evangelio de arrepentimiento. ¡Qué gozo! ¡Qué admiración! ¡Qué asombro! Mientras el mundo se hacía pedazos confundido… nuestros ojos vieron, nuestros oídos oyeron” (José Smith—Historia, nota final al pie de la página).

Poco después, Juan el Bautista apareció y restauró el Sacerdocio Aarónico, y tuvieron lugar significativas manifestaciones espirituales durante el bautismo de José y Oliver (véase José Smith—Historia 1:73–74).

José Smith—Historia 1:72. La restauración del Sacerdocio de Melquisedec.

Poco después de que Juan el Bautista hubo conferido el Sacerdocio Aarónico a José y Oliver, “los principales apóstoles del Señor, Pedro, Santiago y Juan, aparecieron ante ellos junto al río Susquehanna (véase D. y C. 128:20). Estos visitantes angélicos les confirieron entonces el Sacerdocio de Melquisedec y las llaves del Apostolado (véase D. y C. 27:12). A partir de ese momento, José Smith y Oliver Cowdery tuvieron la autoridad para actuar como agentes verdaderos del Señor en la edificación del reino de Dios en la tierra” (La historia de la Iglesia en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, pág. 56). Esa Restauración probablemente ocurrió entre el 16 y el 28 de mayo de 1929 (véase Larry C. Porter, “The Restoration of the Aaronic and Melchizedek Priesthoods”, Ensign, diciembre de 1996, págs. 33–47).

El presidente Wilford Woodruff explicó: “José Smith nunca intentó organizar esta Iglesia sino hasta que recibió el mandamiento de Dios de hacerlo. Jamás pretendió bautizar a hombre alguno sino hasta que recibió el Sacerdocio Aarónico bajo las manos de Juan el Bautista… Él nunca intentó oficiar en ninguna de las ordenanzas del Evangelio sino hasta que recibió el Apostolado bajo las manos de Pedro, Santiago y Juan. Esos hombres se le aparecieron, pusieron las manos sobre su cabeza y sellaron el Apostolado sobre él con todos los poderes pertinentes” (en Journal of Discourses, tomo XXIV, pág. 241).

El 13 de enero de 1849, a petición de Samuel W. Richards, que tenía como huéspedes a Oliver Cowdery y a su esposa en su casa del norte de Misuri, Oliver escribió lo siguiente:

“Cuando las tinieblas cubrían la tierra y la ignorancia religiosa oscurecía a la gente, mucho después de que la autoridad para administrar había sido quitada, el Señor abrió los cielos y dio a conocer Su palabra para la salvación de Israel. En cumplimiento de las sagradas Escrituras, el Evangelio sempiterno fue proclamado por un extraordinario ángel (Moroni), quien, investido con la autoridad de la misión que tenía a su cargo, dio gloria a Dios en lo alto. El Evangelio es ‘la piedra cortada del monte, no con mano’. Juan el Bautista, poseyendo las llaves del Sacerdocio Aarónico; Pedro, Santiago y Juan, poseyendo las llaves del Sacerdocio de Melquisedec, han ministrado también a quienes serían herederos de salvación y, por medio de esa administración, ordenaron hombres al mismo sacerdocio que ellos poseían. Esos sacerdocios, con su debida autoridad, están ahora y seguirán estando siempre en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Bendito es el élder que lo ha recibido, y más bendito y santo aún es quien persevera hasta el fin.

“Querido hermano, acepte el testimonio verdadero de quien, junto con José el Vidente, fue bendecido con esas ministraciones y que con devoción y de todo corazón espera reunirse con usted en la gloria celestial” (en B. H. Roberts, New Witnesses for God, 3 tomos, 1909–1911, tomo II, págs. 289–290).

El obispo Joseph L. Wirthlin, en ese entonces Obispo Presidente de la Iglesia, explicó: “Por medio de la dirección divina, la Presidencia Apostólica, Pedro, Santiago y Juan, confirieron a José Smith y a su compañero el Sacerdocio de Melquisedec, que posee las llaves de desatar y atar tanto en la tierra como en los cielos; la imposición de manos para conferir el don del Espíritu Santo; las llaves de predicar el Evangelio a toda nación, tribu, lengua y gente; y las llaves para la obra de los muertos. Por consiguiente, la relación que existió entre los profetas y apóstoles de la antigüedad se ha [r]establecido en esta época a fin de que los planes del Señor para las bendiciones eternas de Sus hijos se hiciesen realidad” (en “Conference Report”, abril de 1954, pág. 4; véase también Mateo 16:13–19; 17:3; Juan 15:16; Enseñanzas del Profeta José Smith, págs. 182–184).