Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia
El día de reposo: Una delicia


Capítulo 16

El día de reposo: Una delicia

El día de reposo es el día para la activa y gozosa adoración al Señor.

De la vida de Spencer W. Kimball

Cuando el presidente Spencer W. Kimball viajaba por toda la Iglesia, se sentía complacido cuando se enteraba de que los santos observaban el día de reposo. Contó de las ocasiones en las que conoció a dos hermanos de la Iglesia en particular, los cuales habían sido bendecidos por su empeño en santificar el día de reposo:

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The Sabbath is a day for active, joyful worship.

“Si [el] día de reposo… lo llamares delicia, santo… de Jehová” (Isaías 58:13).

“Hace poco en una conferencia de estaca entrevisté a un hermano para ocupar un puesto importante en la reorganización de la estaca. Le pregunté: “¿En qué trabaja?, a lo que él me respondió: ‘Soy encargado de una estación de servicio’. Entonces le pregunté: ‘¿Abre los domingos?’; y él me contestó: ‘No, no abro’. ‘¿Cómo puede mantener el negocio? La mayoría de los encargados de las estaciones de servicio piensan que deben abrir los domingos’. ‘Me va bien en el negocio’, me dijo, y añadió: ‘el Señor ha sido bueno conmigo’. ‘¿No tiene mucha competencia de otros negocios?’, le pregunté. ‘Bueno, sí’, me contestó. ‘Enfrente hay un hombre que abre los domingos’. ‘¿Y usted nunca abre?’. ‘No, señor, estoy muy agradecido por que el Señor es bondadoso conmigo y tengo suficiente para cubrir mis necesidades”.

“Estuve en otra estaca, también en un programa de reorganización en el cual se tuvo en cuenta a otro hermano para uno de los cargos más elevados. Cuando le preguntamos cuál era su ocupación, nos dijo que era comerciante de profesión y que tenía una tienda de comestibles. ‘Y bien, la mayoría de las tiendas de comestibles abren el día de reposo. ¿Lo hace usted?’. ‘Cerramos la tienda el domingo’, nos dijo. ‘¿Pero cómo puede competir con los comerciantes que abren siete días a la semana?’ A ello nos contestó: ‘Competimos. Al menos, el negocio marcha muy bien’. ‘¿Pero no sería el día de reposo el más lucrativo?’ Él respondió: ‘Sí; probablemente venderíamos el doble el día de reposo de lo que solemos vender los días laborables, pero nos va bien sin hacerlo, y el Señor ha sido bondadoso, ha sido misericordioso y ha sido bueno’… No pude reprimirme de decirle: ‘Dios le bendiga, mi fiel hermano. El Señor no pasará por alto esos legítimos sacrificios. Sus dólares no están contaminados. Ciertamente no constituirán un obstáculo para que halle usted el camino que conduce al reino de Dios’ ” 1.

El presidente Kimball consideraba el día de reposo el día para la activa y gozosa adoración al Señor, para dejar de lado las cosas del mundo y dedicarlo a actividades rectas. Al citar las Escrituras, instaba a los santos a hacer del día de reposo una “delicia” y a pasarlo “con corazones y semblantes alegres” (Isaías 58:13; D. y C. 59:15) 2.

Enseñanzas de Spencer W. Kimball

El Señor siempre ha mandado a Su pueblo observar el día de reposo.

Moisés descendió del monte Sinaí que temblaba y humeaba, y llevó a los errantes hijos de Israel los Diez Mandamientos, los cuales constituyen las reglas fundamentales de conducta en la vida. Sin embargo, esos mandamientos no eran nuevos, puesto que se dieron a conocer a Adán y a su posteridad, a quienes se les mandó observarlos desde el principio, y el Señor sencillamente se los reiteró a Moisés. Los mandamientos antecedieron aun a la vida terrenal y fueron parte de la prueba para los mortales que se estableció en el concilio que hubo en el cielo.

El primero de los Diez Mandamientos requiere que los hombres adoren al Señor y el cuarto designa el día de reposo particularmente para esa adoración:

“No tendrás dioses ajenos delante de mí […]

“Acuérdate del día de reposo para santificarlo.

“Seis días trabajarás, y harás toda tu obra;

“mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas.

“Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó” (Éxodo 20:3, 8–11).

Para muchos, el quebrantar el día de reposo no tiene gran importancia, pero para nuestro Padre Celestial, ello es desobediencia a uno de los principales mandamientos. Es evidente que el hombre se descuidó en cumplir la prueba que se nos expuso a todos antes de la creación del mundo, “para ver si harán todas las cosas que el Señor su Dios les mandare” (Abraham 3:25)…

El mandato solemne que Moisés bajó desde la cumbre del atronador monte Sinaí fue: “Acuérdate del día de reposo para santificarlo”. Ese mandamiento nunca se ha anulado ni modificado, sino que, por el contrario, se ha reforzado en los tiempos modernos:

“pero recuerda que en éste, el día del Señor, ofrecerás tus ofrendas y tus sacramentos al Altísimo, confesando tus pecados a tus hermanos, y ante el Señor.

“Y en este día no harás ninguna otra cosa sino preparar tus alimentos con sencillez de corazón, a fin de que tus ayunos sean perfectos, o en otras palabras, que tu gozo sea cabal” (D. y C. 59:12–13) 3.

El día de reposo no es día para los negocios ni para la recreación.

Deseo… instar a todos los santos de todas partes a observar más estrictamente el día de reposo. El día santo del Señor va perdiendo aceleradamente su sagrada importancia en todo el mundo… Cada vez más, el hombre destruye los sagrados propósitos del día de reposo en su afán por lanzarse en pos de la riqueza, de los placeres y de la recreación, y por su adoración de los falsos dioses materiales. Continuamos instando a todos los santos y a todas las personas temerosas de Dios de todas partes a observar el día de reposo y a santificarlo. Los comercios no abrirán el día de reposo si nadie va a comprar en ese día santo. Lo mismo ocurrirá con respecto a los centros turísticos, a los acontecimientos deportivos y a los sitios de recreación de todas clases. El afán por conseguir el poderoso dinero va ganando terreno al mandamiento del Señor: “Mis días de reposo guardaréis, y mi santuario tendréis en reverencia” (Levítico 19:30) 4.

Hemos advertido que en muchos lugares de nuestro mundo cristiano todavía hay establecimientos comerciales que abren en el sagrado día de reposo. Estamos seguros de que el remedio de este mal se encuentra en nosotros mismos, el público que compra. Desde luego, las tiendas y los establecimientos comerciales no permanecerían abiertos si nosotros, el público, no les compráramos nada. Les rogamos que vuelvan a reflexionar en este asunto. Menciónenlo en la noche de hogar y hablen de ello con sus hijos. Sería magnífico si todas las familias resolvieran que de aquí en adelante no harán compras el día de reposo 5.

En gran parte, nos hemos convertido en un mundo de transgresores del día de reposo, puesto que en ese día, los lagos están llenos de lanchas, las playas están abarrotadas de gente, los cines tienen la mayor asistencia y los campos de golf están repletos de jugadores. El día de reposo es el preferido para los rodeos, para las convenciones y para los paseos familiares; aun los juegos de pelota se realizan en ese día sagrado. “Trabajamos como de costumbre” es el lema de muchas personas y nuestro día santo ha venido a ser un día festivo. Y porque muchas personas así lo consideran, muchísimas otras personas ofrecen sus servicios a los que, en ese día, se dedican a ganar dinero y a divertirse.

Cazar y pescar en el día del Señor no es santificarlo; plantar, cultivar o realizar la cosecha en el día de reposo no es santificar el día del Señor; ir de paseo al campo, asistir a juegos deportivos, a rodeos, a carreras, a espectáculos o a otros entretenimientos ese día no es santificarlo ni recordarlo.

Por extraño que parezca, algunos Santos de los Últimos Días que son fieles en todos los demás aspectos se justifican cuando no asisten a las reuniones de la Iglesia en alguna ocasión por motivos recreativos, pues piensan que perderán la mejor pesca si no van al río el día que comience la temporada de pesca o que las vacaciones no durarán lo que desean si no salen el domingo, o que se perderán la película que deseaban ver si no lo hacen ese día. Y, al transgredir la observancia del día de reposo, suelen llevar a sus hijos…

No se critica la recreación legítima, es decir, los deportes, los paseos campestres, las obras teatrales ni las películas, puesto que todo ello sirve para revitalizar a las personas, y la Iglesia como organización patrocina con entusiasmo esas actividades. Pero hay un tiempo y un lugar adecuados para todas las cosas que valen la pena: tiempo para trabajar, tiempo para recrearse y tiempo para adorar a Dios…

Cierto es que algunas personas deben trabajar en el día de reposo; y, en realidad, algunos trabajos que son indudablemente necesarios, como por ejemplo el cuidado de los enfermos, sirven de hecho para santificar el día de reposo. No obstante, en esas circunstancias, es muy importante tener en cuenta los motivos 6.

A veces, la observancia del día de reposo se describe como asunto de sacrificio y de abnegación, pero no es así. Sencillamente es asunto de organizar nuestro tiempo y de escoger cuándo haremos qué. Hay tiempo suficiente, en particular en nuestra época de la historia del mundo, para realizar durante los seis días de la semana nuestro trabajo y tener alguna recreación. Mucho puede hacerse para organizar y alentar las actividades en los días de entre semana, a fin de evitar efectuarlas el día de reposo 7.

El día de reposo es el día para alimentarnos espiritualmente por medio de la adoración a Dios y de las acciones dignas.

El día de reposo es un día santo en el cual deben hacerse cosas dignas y santas. El abstenerse del trabajo y de la recreación es importante, pero no lo es todo. El día de reposo requiere pensamientos y acciones constructivas, y si simplemente se holgazanea sin hacer nada ese día, éste se quebranta. A fin de observarlo, es preciso arrodillarse en oración, preparar lecciones, estudiar el Evangelio, meditar, visitar a los enfermos y a los afligidos, escribir cartas a los misioneros, dormir la siesta, leer material sano y asistir a todas las reuniones a las que tengamos que ir para cumplir con nuestras asignaciones en la Iglesia.

Dediquen tiempo [el día de reposo] para reunirse en familia y charlar en forma amena, así como para estudiar las Escrituras, visitar a los amigos, a los parientes, a los enfermos y a las personas que se sientan solas. Ese día también es excelente para escribir el diario personal y dedicarse a la obra genealógica 9.

El término hebreo Sabbath significa “reposo”. Contempla el concepto de serena tranquilidad, de paz mental y espiritual. Es el día para librarse de intereses egoístas y de actividades absorbentes.

El día de reposo se ha dado a lo largo de las generaciones del hombre como convenio perpetuo [véase Éxodo 31:16] y es una señal sempiterna entre el Señor y Sus hijos [véase Éxodo 31:17]. Es el día en el cual podemos expresar nuestra gratitud y reconocimiento al Señor. Es el día para renunciar a todo interés mundano y alabar humildemente al Señor, puesto que la humildad es el comienzo de la exaltación. No es un día para aflicciones ni para preocupaciones, sino para el reposo y el regocijo justo y recto. No es un día para banquetes, sino un día de comidas sencillas y de festín espiritual… Es el día que misericordiosamente nos ha otorgado nuestro Padre Celestial. Es el día en el que se puede dejar libres a los animales para pastar y descansar, en el que el arado se guarda en su sitio al igual que las demás máquinas; es el día en el que empleador y el empleado, el amo y el siervo pueden estar libres de las tareas de arar, de hacer zanjas y de realizar cualquier trabajo arduo. Es el día en el que se cierra la oficina, se posponen los negocios y se olvidan las dificultades; es el día en el que el hombre puede verse temporalmente liberado de aquel primer mandamiento: “Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra…”. [Véase Génesis 3:19.] Es el día en el que el cuerpo puede descansar, la mente tranquilizarse y el espíritu progresar. Es el día en el que se puede cantar, orar, predicar y dar testimonio, y en el que el hombre puede elevarse, casi anulando el tiempo, el espacio y la distancia que le separan de su Creador.

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The Sabbath is a day for active, joyful worship.

El día de reposo “es el día en el cual podemos expresar nuestra gratitud y reconocimiento al Señor”.

El día de reposo es el día en el cual debemos hacer un inventario para analizar nuestras debilidades y confesar nuestros pecados a nuestros asociados y a nuestro Señor. Es el día para ayunar “en cilicio y en ceniza”. Es el día para leer buenos libros, el día para dedicar el alma a la contemplación y a meditar, el día para estudiar las lecciones de las clases del sacerdocio o de las organizaciones auxiliares, el día para estudiar las Escrituras y preparar discursos, el día para dormir la siesta, descansar y serenarse, el día para visitar a los enfermos, para predicar el Evangelio, para hacer proselitismo, el día para charlar tranquilamente con la familia y conocer mejor a los hijos; es el día para cortejar en la debida forma, para hacer el bien, para beber de la fuente del conocimiento y de la instrucción, para buscar el perdón de nuestros pecados, para alimentar el espíritu y el alma, para restituirnos a nuestra estatura espiritual; es el día para participar de los emblemas del sacrificio y de la expiación [del Señor], para reflexionar hondamente en las glorias del Evangelio y de los reinos eternos, el día para elevarnos y seguir por el sendero que conduce hacia nuestro Padre Celestial 10.

Esperamos… que, ya sea antes o después de la serie de reuniones del domingo, según el horario que tengan… hagan lo que el Salvador les pidió hacer a los discípulos nefitas: Tras haberles enseñado, los exhortó a ir a sus casas y meditar en lo que les había dicho y orar con respecto a ello (véase 3 Nefi 17:3). Tengamos eso siempre presente 11.

Un día de reposo pleno y abundante comprende el asistir a las reuniones de la Iglesia y el participar de la Santa Cena.

Al parecer, el concepto del Señor del día de reposo pleno y abundante es la adoración a Dios, el aprender acerca de Él y el participar de la Santa Cena. Él desea que llenemos el día de actividades útiles y espirituales, y que las realicemos con acción de gracias, con corazones y semblantes alegres, y no con mucha risa. Él desea que nuestros varones mayores y los jovencitos asistan a la reunión del sacerdocio, habiendo preparado sus lecciones con el corazón alegre. Él desea que los de Su pueblo vayan a la Escuela Dominical a aprender allí Su plan de salvación. Él desea que los de Su pueblo asistan a la reunión sacramental para cantar con los santos y orar en espíritu con la persona que pronuncie la oración, así como para participar de los emblemas sacramentales, renovando la promesa de lealtad total, de entrega incondicional, de obras rectas y de recordarle constantemente 12.

¿Quiénes deben asistir a la reunión sacramental? El mandamiento se dirigió por conducto del Profeta a “aquellos cuyos pies descansan sobre la tierra de Sión”, vale decir, los miembros de Su Iglesia [véase D. y C. 59:3, 9]. El requisito no se limita a los adultos, sino que comprende a jóvenes y a adultos por igual… ¿Podría haber una forma mejor de fortalecer a la familia que la de que todos los miembros de ella, grandes y pequeños, fueran juntos al centro de reuniones a la reunión sacramental? Allí, los niños adquirirán el hábito de la asistencia regular a la Iglesia, se evitará que quebranten el día de reposo, y aun cuando sean muy pequeños, absorberán conocimiento de las enseñanzas y de los testimonios que se impartan, y del espíritu que reina allí. Los líderes de estaca, de barrio y de quórum deben dar el ejemplo a la gente en ese respecto 13.

Cuando yo era muy pequeño, se me enseñó el hábito de ir a la reunión sacramental. Mi madre me llevaba con ella. En esas tardes cálidas, yo no tardaba en sentirme somnoliento, me inclinaba sobre la falda de ella y me quedaba dormido. Puede ser que no haya aprendido mucho de los discursos, pero adquirí el hábito de “ir a la reunión”, hábito que he conservado a lo largo de mi vida 14.

Ningún niño pequeño absorbe a sabiendas la luz del sol; pero sin tener conciencia de ello, la luz le da fuerzas a su pequeño cuerpo. Ningún niño conoce el valor de la leche de su madre ni el del alimento enlatado que le nutre; no obstante, de esa forma recibe fortaleza y poder para crecer y llegar un día a hacerse hombre…

Y todos los niños, sin darse cuenta del prodigio en toda su extensión, absorberán muchísimo de la reunión sacramental; absorberán algo cada vez 15.

¿No sería acaso una gran pérdida de tiempo y de energías si todos los domingos tuviéramos que detenernos a preguntarnos: “Iré o no iré a la reunión del sacerdocio? ¿Iré o no iré hoy a la reunión sacramental? ¿Iremos o no iremos?”. ¡Qué gran desperdicio de energías!… Decídanlo de una vez por todas 16.

Un señor que yo conocía se quedaba en casa todos los días de reposo y se justificaba afirmando que sacaba mayor provecho si leía un buen libro en casa que si iba a la reunión sacramental a oír un discurso mediocre. Pero la casa en la que se habita, sagrada como debe serlo, no es la casa de oración; en ella, no se administra la Santa Cena; en ella no se encuentra la hermandad con los demás miembros, ni se confiesan los pecados a los hermanos. Las montañas podrán calificarse de templos de Dios y los bosques y los arroyos, de la obra de Sus manos, pero sólo en el centro de reuniones, es decir, en la casa de oración, cumpliremos lo que el Señor requiere de nosotros. Por eso, Él nos ha inculcado: “Conviene que la iglesia se reúna a menudo para tomar el pan y el vino en memoria del Señor Jesús” (D. y C. 20:75)17.

No vamos a las reuniones del domingo para que se nos agasaje ni siquiera para que tan sólo se nos instruya, sino que vamos a adorar al Señor; ésta es una responsabilidad individual y se diga lo que se diga desde el púlpito, si uno desea adorar al Señor en espíritu y en verdad, podrá hacerlo al asistir a las reuniones, participar de la Santa Cena y meditar en las bellezas del Evangelio. Si les parece que la reunión ha fallado o fracasado, es porque ustedes habrán fallado. Nadie puede adorar al Señor en nombre de ustedes, sino que ustedes mismos deben hacerlo y esperar en el Señor 18.

El Señor ha prometido bendiciones a los que observen fielmente el día de reposo.

El objetivo del mandamiento [de santificar el día de reposo] no es privar a las personas de algo, sino que todo mandamiento que Dios ha dado a Sus siervos es para el beneficio de los que lo reciben y lo obedecen. El hombre se beneficia mediante la observancia esmerada y estricta, y es también el hombre el que sufre al quebrantar las leyes de Dios…

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Blessings come to those who faithfully observe the Sabbath.

El presidente Kimball enseñó que el día de reposo es el día “para charlar tranquilamente con la familia”.

En mis viajes encuentro a personas fieles que renuncian a las ganancias del día de reposo y al manejo de cosas prohibidas. He encontrado a ganaderos que no realizan trabajos en el día de reposo; he visto puestos de venta de fruta al costado de los caminos, que generalmente están abiertos día y noche durante la temporada de la recolección de la fruta, cerrados el día de reposo; he visto tiendas de venta de artículos varios, restaurantes y otros negocios cerrados el día del Señor; y los dueños de ellos ganan lo suficiente para satisfacer sus necesidades y sienten al mismo tiempo la verdadera satisfacción de cumplir con la ley. Cada vez que veo a esas buenas personas renunciar a esa clase de ganancias, me regocijo y siento muy dentro de mi corazón el deseo de bendecirlas por su fe y su perseverancia 19.

Sé que, por último, las personas nunca sufrirán por ninguno de los aparentes sacrificios económicos que hagan, por motivo de que [Dios] nos ha mandado vivir de acuerdo con Sus leyes y al mismo tiempo nos ha dicho:

“…y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde” (Malaquías 3:10) 20.

Con respecto a este mandamiento, entre los demás, sigamos al profeta Josué: “Ahora, pues, temed a Jehová, y servidle con integridad y en verdad… escogeos hoy a quién sirváis… pero yo y mi casa serviremos a Jehová” (Josué 24:14–15).

Entonces podremos esperar recibir las bendiciones que se prometieron a los hijos de Israel: “Guardad mis días de reposo, y tened en reverencia mi santuario. Yo Jehová.

“Si anduviereis en mis decretos y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra,

“yo daré vuestra lluvia en su tiempo, y la tierra rendirá sus productos, y el árbol del campo dará su fruto.

“Vuestra trilla alcanzará a la vendimia, y la vendimia alcanzará a la sementera, y comeréis vuestro pan hasta saciaros, y habitaréis seguros en vuestra tierra.

“Y yo daré paz en la tierra, y dormiréis, y no habrá quien os espante…” (Levítico 26:2–6) 21.

Si amamos al Señor, observaremos el día de reposo y lo santificaremos.

Al parecer, la razón por la cual se les hace tan difícil a muchas personas guardar el día de reposo es que, para ellas, este mandamiento todavía se encuentra escrito en tablas de piedra y no en su corazón…

…En nuestra propia época, al parecer [el Señor] reconoció la inteligencia de los de Su pueblo y dio por sentado que éstos captarían en su totalidad el espíritu de adoración y de la observancia del día de reposo cuando les dijo:

“Ofrecerás un sacrificio al Señor tu Dios en rectitud, sí, el de un corazón quebrantado y un espíritu contrito” (D. y C. 59:8).

…Él nos dio el primero y grande mandamiento:

“…Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente” (Mateo 22:37).

Es inconcebible que la persona que ame al Señor con todo su corazón y con toda su alma, y que, con un corazón quebrantado y un espíritu contrito, reconozca los dones infinitos que el Señor le ha dado no dedique un día de los siete de la semana para, con gratitud y reconocimiento, llevar a cabo las obras buenas del Señor. La observancia del día de reposo es indicación de la medida de nuestro amor por nuestro Padre Celestial 22.

La gente con frecuencia se pregunta qué es lo que se debe y qué es lo que no se debe hacer en el día de reposo; pero si la persona ama al Señor con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente y con toda la fuerza; si se puede desprender del egoísmo y dominar los deseos; si puede evaluar cada una de las actividades del día de reposo teniendo en cuenta la adoración al Señor; si es honrada con el Señor y consigo misma; si ofrece [como sacrificio] “un corazón quebrantado y un espíritu contrito”, entonces es muy difícil que esa persona quebrante el día de reposo 23.

Sugerencias para el estudio y la enseñanza

Al estudiar el capítulo o al prepararse para enseñar su contenido, tenga en cuenta estos conceptos. Para ayuda adicional, vea las páginas V–X.

  • Estudie las páginas 185–186. Piense en la importancia que ha dado el Señor al día de reposo y en la razón por la cual ese día es diferente de los demás días de la semana. ¿Qué hace del día de reposo “una delicia”?

  • Estudie las páginas 186–188 y busque allí lo que no debemos hacer en el día de reposo. ¿Por qué no son esas actividades apropiadas en el día de reposo? En las páginas 188–191, el presidente Kimball da ejemplos de “actividades útiles y espirituales” para llevar a cabo el día de reposo. ¿Qué han hecho usted y su familia para mejorar su observancia del día de reposo?

  • El presidente Kimball dijo que para las personas que deban trabajar el día de reposo “es muy importante tener en cuenta los motivos” (págs. 186–187). ¿Qué deben hacer las personas para mantener el espíritu de adoración al Señor en el día de reposo cuando se les requiera trabajar ese día?

  • ¿A qué nos referimos cuando decimos que el día de reposo es un día de descanso? (Para ver algunos ejemplos, vea las páginas 188–191.) ¿Por qué está mal el holgazanear únicamente sin hacer nada el día de reposo?

  • Estudie los objetivos del asistir a las reuniones de la Iglesia en las páginas 191–193. ¿En qué ocasión ha sentido hace poco con mayor intensidad su adoración al Señor en alguna reunión de la Iglesia y por qué? ¿Cómo puede lograr que su asistencia a la Iglesia y su adoración al Señor sean más llenas de significado y de importancia para usted?

  • El presidente Kimball dio testimonio de las bendiciones que recibimos cuando santificamos el día de reposo (páginas 193–194; vea también los relatos que se encuentran en las páginas 183, 185). ¿Podría mencionar algunas de las bendiciones que ha recibido usted al haber guardado este mandamiento?

  • En una noche de hogar o en un consejo familiar, reflexionen sobre lo que podrían hacer para ayudarse los unos a los otros a santificar el día de reposo.

Pasajes relacionados: Génesis 2:1–3; Marcos 2:23–28; 3:1–5; Mosíah 13:16–19; D. y C. 68:29.

Notas

  1. En Conference Report, octubre de 1953, pág. 55.

  2. Véase “El día de reposo, un placer”, Liahona, julio de 1978, págs. 4–5.

  3. Véase La fe precede al milagro, 1972, págs. 267–268.

  4. En Conference Report, octubre de 1978, pág. 5; o véase Liahona, febrero de 1979, pág. 6.

  5. En Conference Report, octubre de 1975, pág. 6; o véase Liahona, febrero de 1976, págs. 3–4.

  6. Véase Liahona, julio de 1978, págs. 3, 4 y 5.

  7. Véase Liahona, julio de 1978, pág. 4.

  8. Véase Liahona, julio de 1978, pág. 5.

  9. En Conference Report, abril de 1981, pág. 62; o Ensign, mayo de 1981, pág. 45.

  10. “The Fourth Commandment”, en M Man–Gleaner Manual 1963–1964 (manual del líder), págs. 277–278.

  11. En Conference Report, abril de 1980, pág. 5; o véase Liahona, julio de 1980, pág. 6.

  12. “The Fourth Commandment”, págs. 279–280.

  13. The Teachings of Spencer W. Kimball, ed. Edward L. Kimball, 1982, pág. 221.

  14. En Conference Report, octubre de 1944, pág. 43.

  15. The Teachings of Spencer W. Kimball, pág. 517.

  16. The Teachings of Spencer W. Kimball, pág. 517.

  17. The Teachings of Spencer W. Kimball, pág. 220.

  18. Véase Liahona, julio de 1978, pág. 5.

  19. Véase Liahona, julio de 1978, pág. 6.

  20. En Conference Report, octubre de 1953, pág. 56.

  21. Véase Liahona, julio de 1978, pág. 5.

  22. “The Fourth Commandment”, págs. 275–276.

  23. “The Fourth Commandment”, pág. 280.