“Evalúa tu aprendizaje 8: Isaías–Jeremías 20”, Antiguo Testamento: Manual del maestro de Seminario, 2026
“Evalúa tu aprendizaje 8: Isaías–Jeremías 20”, Antiguo Testamento: Manual del maestro de Seminario
Jeremías 1–3; 7; 16–18; 20: Lección 133
Evalúa tu aprendizaje 8
Reflexionar y evaluar nuestro desarrollo espiritual nos ayuda a llegar a ser mejores discípulos de Jesucristo. La finalidad de esta lección es ayudar a los alumnos a reflexionar sobre las metas que se han fijado y el progreso que han logrado durante su estudio reciente del Antiguo Testamento.
Preparación del alumno: Considere proporcionar a los alumnos la cita del élder David A. Bednar que se encuentra en la lección. Invítelos a pensar en cómo se aplica esta cita a su progreso espiritual durante Seminario este año. Aliéntelos a evaluar sus esfuerzos repasando las entradas de sus diarios, los pasajes de las Escrituras que han marcado y las notas que han tomado.
Posibles actividades de aprendizaje
El propósito de esta lección es ayudar a los alumnos a evaluar su progreso espiritual a medida que continúan su estudio del Antiguo Testamento. Es posible que su clase se haya centrado en resultados diferentes a los que se evalúan en esta lección. Si es así, adapte las actividades para evaluar lo que los alumnos aprendieron en las últimas lecciones de Seminario. También puede optar por utilizar las actividades de Evalúa tu aprendizaje para las categorías de Preparación para la vida que haya terminado de enseñar. Puede encontrar ideas en el apéndice de este manual.
En esta lección, los alumnos evaluarán su progreso en algunas o todas las áreas siguientes:
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Explicar los títulos y las funciones de Jesucristo (Nota: Esta actividad se basa en la Lección 113: “Introducción a Isaías”, pero también se podría aplicar a otras lecciones).
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Sentir un mayor deseo de vencer el pecado mediante la Expiación de Jesucristo (Nota: Esta actividad se basa en la Lección 114: “Isaías 1”, pero también se podría aplicar a las lecciones 103: “Salmo 24” y 124: “Isaías 53”).
Evaluar nuestro crecimiento y progreso espiritual
Considere comenzar la clase con el video “Un uno por ciento mejores”, disponible en LaIglesiadeJesucristo.org, desde 0:00 hasta 2:11. Otra opción es leer el resumen que figura a continuación o contarlo con sus propias palabras.
Este es un resumen de un relato que compartió el élder Michael A. Dunn, de los Setenta.
Durante más de un siglo, los equipos nacionales de ciclistas de Gran Bretaña fueron “el hazmerreír” del mundo del ciclismo. Pero eso cambió en 2003. El nuevo entrenador, Sir Dave Brailsford, adoptó un nuevo enfoque para mejorar. En lugar de centrarse en realizar “cambios drásticos de la noche a la mañana”, Sir Brailsford se centró en lo que denominó “agregación de ganancias marginales”. En otras palabras, animó a sus ciclistas a hacer pequeñas mejoras en todos los ámbitos.
Brailsford dijo: “Este principio surgió de la idea de que, si se descompone en partes todo lo relativo a andar en bicicleta, y luego esas partes se mejoran en un uno por ciento, al unirlas se obtiene una mejora conjunta importante” (véase “Un uno por ciento mejores”, Liahona, noviembre de 2021, pág. 106).
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¿Cómo podría aplicarse este principio a nuestro progreso espiritual a medida que trabajamos para ser mejores discípulos de Jesucristo?
Como parte del análisis, podría compartir la siguiente cita del élder Bednar.
El élder David A. Bednar, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó:
Las mejoras espirituales pequeñas, constantes y progresivas son los pasos que el Señor quiere que demos. El prepararnos para andar sin culpa ante Dios es uno de los propósitos principales de la vida terrenal y la búsqueda de toda una vida; no se obtiene como resultado de períodos esporádicos de intensa actividad espiritual (“Limpios de manos y puros de corazón”, Liahona, noviembre de 2007, pág. 82).
Comparta con los alumnos que el objetivo de las lecciones de Evalúa tu aprendizaje es que hagan una pausa e inviten al Espíritu Santo a que los ayude a reconocer cómo están aprendiendo y creciendo.
A fin de ayudar a los alumnos a prepararse para responder las siguientes preguntas, puede asegurarles que reconocer la voz del Espíritu no es fácil y que requiere tiempo y práctica. Puede recordarles el relato de Samuel (véase 1 Samuel 3:2–10) o de Elías el Profeta (véase 1 Reyes 19:11–12).
Dedica un momento a pensar en lo que has aprendido recientemente en tu estudio del Antiguo Testamento. Puedes repasar los pasajes de las Escrituras que hayas leído y los pensamientos que hayas anotado en tus notas o tu diario de estudio.
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¿Qué esfuerzos has hecho últimamente para recibir y reconocer las impresiones del Espíritu Santo?
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¿Cuáles son algunas de las impresiones espirituales que has recibido recientemente del Espíritu Santo? ¿Cómo has actuado con respecto a ellas?
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¿Cuáles son algunas de las pequeñas mejoras espirituales que has hecho en tu discipulado de Jesucristo?
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¿En qué aspectos todavía necesitarías hacer pequeñas mejoras espirituales?
Las sugerencias anteriores son ejemplos de autoevaluaciones. Cuando los alumnos tienen en cuenta sus propias experiencias y sentimientos, pueden relacionar lo aprendido con sus vidas y situaciones (A fin de recibir capacitación adicional para crear autoevaluaciones sobre una doctrina, una verdad o un principio, véase “Cree entornos y oportunidades para que el Espíritu Santo enseñe a los alumnos” en Habilidades para el desarrollo del maestro).
Considere alentar a los alumnos que no sientan que han hecho mejoras espirituales a recordar que el Señor los ayudará. Asegúreles que el Señor los ama y los invita a ser pacientes y a seguir intentándolo.
Explicar los títulos y las funciones de Jesucristo
Como parte de la Lección 113: “Introducción a Isaías”, es posible que los alumnos hayan hecho un diagrama con los títulos y las funciones de Jesucristo. Si lo hicieron, podría pedirles que revisen su diagrama y agreguen otros títulos que hayan aprendido recientemente. Luego, puede pedirles que analicen las preguntas que aparecen después del diagrama siguiente.
Si los alumnos no hicieron esta actividad, puede mostrarles el diagrama que hay a continuación. Pídales que lo copien en su diario de estudio y deles las siguientes instrucciones. Concédales tiempo para que busquen otros títulos en las Escrituras que hayan estudiado recientemente.
Escribe “Jesucristo” en el círculo del centro. Lee Isaías 7:14; 9:6–7 y, en los otros círculos, escribe los títulos y las funciones de Jesucristo que descubras.
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¿Qué otros títulos has encontrado recientemente? Agrégalos a tu diagrama.
Podría ser mejor mostrar estas preguntas y pedir a los alumnos que las respondan por su cuenta. Luego, podría invitarlos a que compartan sus pensamientos en grupos pequeños o como clase.
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Desde que conociste estos títulos o funciones, ¿qué influencia ha tenido en ti el pensar en Jesús de esa manera?
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¿En qué circunstancias de tu vida podrías beneficiarte de recordar alguno de estos títulos de Jesucristo?
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¿Qué podrías hacer hoy porque sabes esto acerca de Jesucristo?
Si lo desea, comparta con los alumnos uno de sus títulos o funciones favoritos de Jesucristo y dígales por qué ese título o función tiene un significado especial para usted. Para conocer otros títulos y funciones, puede dirigir a los alumnos al recurso que se encuentra en Los nombres de Cristo (LaIglesiadeJesucristo.org).
Sentir un mayor deseo de vencer el pecado mediante la Expiación de Jesucristo
Considere mostrar las siguientes imágenes que los alumnos podrían haber visto cuando estudiaron Isaías 1. Pídales que comenten lo que esas imágenes les enseñan sobre el arrepentimiento y la Expiación de Jesucristo. Si es necesario, invítelos a repasar Isaías 1:18 como recordatorio.
Después de que los alumnos hayan comentado, puede escribir en la pizarra la siguiente verdad de la Lección 114: “Isaías 1”.
Si nos arrepentimos sinceramente, Jesucristo nos limpiará de nuestros pecados.
Luego, muestre o lea el siguiente párrafo e invite a los alumnos a realizar la actividad.
Imagina que tienes un amigo que siente que no merece el perdón del Señor. Escríbele una carta contándole lo que has aprendido o sentido acerca del Salvador y el arrepentimiento. Asegúrate de utilizar los pasajes de las Escrituras que hayas estudiado últimamente. Algunos ejemplos podrían ser Isaías 1:18, Isaías 53:3–5 y Jeremías 3:12–15.
Puede alentar a los alumnos a que repasen las notas que tengan sobre estos pasajes e incluir en su carta cosas específicas que hayan aprendido. También pueden tomar en cuenta lo que han aprendido o sentido en las últimas semanas al considerar la capacidad y la voluntad del Salvador para perdonarnos cuando nos arrepentimos.