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Capítulo 12: Cómo buscar y crear historias personales y familiares


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Cómo buscar y crear historias personales y familiares

Introducción

Puede ser emocionante descubrir un registro histórico de uno de sus antepasados, en particular si esa persona lo creó por su cuenta. Tales registros pueden ayudarles a adquirir sentimientos profundos por sus antepasados y apreciar lo que ellos vivieron. Sus registros personales harán lo mismo por sus descendientes; permitirán que ustedes se conecten con sus familiares del futuro, a pesar de que probablemente nunca los conozcan en la mortalidad.

El presidente Spencer W. Kimball (1895–1985) se refirió a los diarios personales como un valioso legado:

“Ustedes son únicos, y puede que haya experiencias de sus vidas que sean más nobles y admirables que aquellas registradas en cualquier otra vida. Puede haber un destello de luz aquí y una historia de fidelidad allá, deben registrar de manera honesta quiénes realmente son y no lo que los demás puedan ver en ustedes.

“Deben escribir su historia ahora mismo, mientras esté fresca en su memoria y recuerden los verdaderos detalles…

¿Qué mejor regalo podrían dejar a sus hijos y a los hijos de sus hijos que un registro de la historia de su vida, sus triunfos sobre la adversidad, su recuperación después de la caída… y su alegría al ver que finalmente se logró el éxito?…

“Consigan un cuaderno… un diario que perdure para siempre y tal vez llegue el día en que los ángeles citen de él en la eternidad. Comiencen hoy a anotar todas sus experiencias, las actividades en las que participen, sus pensamientos más profundos, sus éxitos y fracasos, sus amistades, sus triunfos, sus opiniones e impresiones al igual que su testimonio” (“Un registro de nuestros reinos”, Liahona, julio de 1977, pág. 6).

Las historias personales pueden incluir todo documento o registro que aporte información sobre la vida de una persona y que ayude a contar la historia sobre la vida de esa persona. Estos incluyen diarios; certificados de nacimiento, matrimonio y defunción; certificados de logros (como diplomas y documentos de diversas organizaciones); cartas; fotos y grabaciones de audio y video.

Además de los registros personales, los registros familiares son de gran valor. Los registros familiares podrían incluir cuadros genealógicos, hojas de grupo familiar, diarios, documentos, fotos, videos o cualquier otro registro que ayude a contar la historia de una familia.

En este capítulo se analiza el valor de los registros personales y familiares y brinda algunas sugerencias sobre lo que deben incluir en su propia historia personal.

Comentario

Podemos recibir inspiración al leer las historias personales de nuestros antepasados [12.1]

Los registros familiares pueden ser registros sagrados. [12.1.1]

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Élder Theodore M. Burton

Leer y escuchar relatos de las vidas de otras personas puede ser fuente de inspiración. El élder Theodore M. Burton (1907–1989), de los Setenta, compartió sus sentimientos sobre el diario de su abuelo y habló de la razón por la que cada uno de nosotros debe llevar un diario:

“Lo que el abuelo Burton hizo por mí fue escribir un registro familiar sagrado, las planchas menores de Burton, o, por así decirlo, un registro familiar inspirador. Gran parte de lo que hoy consideramos como escritura no era nada más ni nada menos que lo que los hombres escribían de sus propias experiencias espirituales para el beneficio de sus descendientes. Estas escrituras son registros familiares. Por lo tanto, como pueblo debemos escribir sobre nuestras propias vidas y nuestras propias experiencias para formar un registro sagrado para nuestros descendientes. Debemos proveer para ellos la misma fortaleza que eleve y fomente la fe como las antiguas escrituras nos brindan hoy en día.

“La ventaja de tener registros de nuestros propios progenitores inmediatos es que los llegamos a conocer personalmente y nos sentimos cerca de ellos. Podemos relacionar nuestra propia vida con la de ellos. Ellos nos hablan de tiempos cercanos a los que vivimos, y, naturalmente, podemos entenderles mejor a ellos y a sus problemas de lo que podemos entender a los del antiguo Israel. Por lo tanto, sus enseñanzas y experiencias se vuelven más conmovedoras y significativas para nosotros, a veces incluso más que cuando leemos las escrituras antiguas. Por medio de ellos sentimos su amor por Dios y Su amor por ellos y por nosotros. A la vez, nosotros podemos transmitir a nuestros descendientes la misma fe y determinación. De esta manera, se desarrolla en nosotros una cadena de fe y de nosotros a aquellos que seguirán nuestros pasos.

“Respondamos al ruego que se nos ha hecho de parte de nuestros líderes de escribir nuestras historias personales y así transmitir a las generaciones futuras nuestra determinación de permanecer firmes ante Dios porque lo conocemos y lo amamos. Nuestros descendientes, al sentir nuestro amor por ellos, permanecerán firmes e inmutables en sus lugares como hijos e hijas de Dios. De este modo, traspasamos la antorcha de la fe y el amor a Dios y a la vez sentimos Su amor por nosotros y por los que nos seguirán” (“The Inspiration of a Family Record”, Ensign, enero de 1977, pág. 17).

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caracteres chinos

Podemos llegar a conocer a nuestros progenitores mediante el estudio de sus registros personales.

Los registros personales y familiares pueden enseñar e inspirar. [12.1.2]

El élder M. Russell Ballard, del Quórum de los Doce Apóstoles, habló de la inspiración que podemos recibir de la lectura de las historias de nuestros antepasados y compartió un ejemplo de su propia herencia pionera:

“Mi bisabuela, Margaret McNeil Ballard, escribió en su diario sobre una experiencia pionera de sacrificio que ella tuvo cuando tenía entre nueve y once años de edad. Esto es lo que dice:

“‘Luego de llegar a América teníamos proyectado viajar al oeste, a Utah, con las compañías de carros de mano de Martin y Willey, pero el élder Franklin D. Richards le aconsejó a mi padre que no lo hiciera. Tiempo después, nos sentimos muy agradecidos de no haberlo hecho…

“La compañía a la que nos habían asignado se había adelantado, y como mi madre estaba ansiosa de que yo fuera con ese grupo, me puso a la espalda a mi hermanito James, asegurándolo con un chal. El solo tenía cuatro años y estaba muy enfermo de sarampión, pero yo lo llevé dado que mi madre estaba haciendo todo lo que podía para cuidar de los otros hijos. Apresuré el paso y alcancé a la compañía, viajando con ellos todo el día. Esa noche una buena mujer me ayudó a descargarme de la espalda a mi hermanito. Me senté y lo tuve en mi regazo, envuelto en el chal, solos toda la noche. Por la mañana él estaba un poco mejor. La gente de la compañía fue muy buena con nosotros; nos dieron un poco de tocino frito y pan para el desayuno.

“‘Así viajamos durante casi una semana, hasta que mi hermanito y yo nos encontramos nuevamente con nuestra familia’.

“Este breve episodio de la vida de mi bisabuela me ha enseñado que nuestros antepasados pioneros lo dieron todo, incluso la vida, por su fe y por edificar el reino de Dios cuando la Iglesia estaba en sus comienzos. También enseña que se ayudaron, se alentaron y fortalecieron mutuamente en su extrema tribulación y compartieron generosamente todo lo que tenían. Sus posesiones materiales como la comida, la ropa y el albergue eran ínfimos, pero su amor mutuo y su devoción hacia el Señor y el evangelio eran ilimitadas” (“Las bendiciones que vienen del sacrificio”, Liahona, julio de 1992, pág. 83).

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El presidente Thomas S. Monson y la hermana Monson

El presidente Thomas S. Monson y su esposa, Frances

“Allí estaba el nombre del padre de mi esposa” [12.1.3]

El presidente Thomas S. Monson contó en cuanto a un relato escrito por su abuelo sobre el padre de su esposa:

“El padre de mi padre era originario de Suecia, y su esposa era de Inglaterra; se conocieron en la embarcación que venía para acá. Él esperó a que ella tuviera la edad suficiente, y entonces le propuso matrimonio. Se casaron en el Templo de Salt Lake, y él escribió en su diario: ‘Hoy es el día más feliz de mi vida. Mi novia y yo nos casamos en el santo templo por esta vida y por la eternidad’.

“Tres días después, el 23 de abril de 1898, escribió: ‘Tomé el tren en la estación Rio Grande Western Depot, que con el tiempo llegaría a Escandinavia, a donde he sido llamado como misionero’. Salió para Suecia, dejando a su esposa de tres días.

“El diario de él, escrito con lápiz, lo recibí de un tío que, por alguna razón, me escogió a mí para recibir el diario de su padre. La anotación más frecuente que aparecía en el diario era: ‘Tengo los pies mojados’. Pero la entrada más bella decía: ‘Hoy fuimos a casa de la familia Jansson. Conocimos a la hermana Jansson, quien nos preparó una deliciosa cena; es muy buena cocinera’. Después agregó: ‘Todos los niños cantaron o tocaron la armónica o presentaron una pequeña danza, y después ella pagó su diezmo: cinco coronas para el Señor; una para mi compañero, el élder Ipson, y otra para mí’. Después aparecía el nombre de los niños.

“Al leer eso en el diario, figuraba el nombre del padre de mi esposa como uno de los integrantes de esa familia, que probablemente cantó una canción, que llegó a ser el padre de una sola hija, la jovencita con la que me casé” (“Abundantemente bendecidos”, Liahona, mayo de 2008, pág. 111).

El Señor conocía a Joseph Millett. [12.1.4]

El presidente Boyd K. Packer, del Quórum de los Doce Apóstoles, compartió secciones del diario de uno de los pioneros que ilustran la fuerza y la inspiración del “verdadero testimonio” que se puede compartir de la vida de “hombres, mujeres y niños “comunes”:

“Quisiera citar algo del diario personal de Joseph Millett, un misionero muy poco conocido de los primeros años de la Iglesia restaurada, que había sido llamado a servir una misión en Canadá; fue solo y a pie. Ya en ese país en medio del invierno, escribió:

“‘Me sumergí en mi debilidad. Era apenas un pobre, mal vestido e ignorante jovenzuelo en mis años de adolescencia, a miles de kilómetros lejos de mi hogar y entre extraños.

“‘Lo único que me mantuvo en pie fueron las promesas de mi bendición patriarcal y las palabras de estímulo que me había dicho el presidente Young.

“‘Muchas veces me internaba en la floresta… para encontrar algún lugar reservado en donde con el corazón desbordante y húmedos ojos suplicaba a mi Maestro fortaleza y ayuda.

“‘Creía en el Evangelio de Cristo. Nunca lo había predicado ni sabía dónde encontrarlo en las Escrituras’.

En realidad eso no tenía mucha importancia, [ya que], ‘Tuve que entregar mi Biblia al barquero de Digby a cambio de un pasaje para cruzar el canal’.

“Años más tarde, Joseph Millett era padre de una familia numerosa que estaba pasando por momentos críticos. Lo siguiente se encuentra escrito en su diario:

“‘Uno de mis hijos me vino a decir que la familia del hermano Newton Hall no tenía pan; que ese día no habían comido.

“‘Entonces puse parte de mi harina en un saco para enviarla al hermano Hall. De pronto, él llegó.

“‘Yo le dije: ‘Hermano Hall, ¿es verdad que se le terminó la harina?’

“‘Él contesto: ‘No tenemos nada…’.

“‘Bueno’, dije, ‘ahí tiene algo en ese saco, hermano Hall; la puse aparte y estaba por mandársela ya que sus hijos les dijeron a los míos que ya no tenían’.

“‘El hermano Hall empezó a llorar. Dijo que había pedido ayuda a otros, pero no había podido obtener nada; entonces, se había alejado a unos árboles para orar y el Señor le dijo que fuera a ver al hermano Millet.

“‘Bueno, hermano Hall, no me tiene que devolver la harina. Si el Señor lo envió a buscarla, usted no me debe nada’”.

“Esa noche Joseph Millet registró una frase notable en su diario personal:

“‘Nadie podrá saber jamás el gozo que sentí al darme cuenta de que el Señor sabe de la existencia de tal persona como yo, Joseph Millet’ (Diario de Joseph Millett, holografía, Archivos del Departamento Histórico, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, Salt Lake City).

El Señor conocía a Joseph Millett del mismo modo que conoce a todos los hombres y mujeres que son como él, y los hay muchos” (“Tributo a los santos del Señor”, Liahona, julio de 1980, pág. 101).

Busquen registros en la Biblioteca de Historia Familiar. [12.1.5]

La Biblioteca de Historia Familiar de la Iglesia de Salt Lake City, Utah, ha recopilado un gran número de historias familiares, cuadros genealógicos y otros registros familiares de todo el mundo. Estos recursos están disponibles al público y pueden revisarse al principio de su búsqueda de registros personales y de historia familiar. Tal como la mayoría de las bibliotecas, la Biblioteca de Historia Familiar cuenta con un catálogo de sus colecciones, conocido como el Family History Library Catalog (FHLC).

El FHLC, parte del programa computarizado de la Iglesia FamilySearch, está disponible en los centros de historia familiar y en internet para su uso en el hogar. El FHLC enumera y describe los registros, libros, microfilmes y microfichas que se encuentran en la Biblioteca de Historia Familiar. Una vez que hayan identificado un microfilme o microficha, pueden solicitarlo para su uso en los centros de historia familiar de todo el mundo.

La Biblioteca de Historia Familiar tiene tres tipos de registros:

  1. Registros originales, los cuales incluyen testamentos; escrituras; censos y diarios; certificados de nacimiento, matrimonio y defunción; registros eclesiásticos y otros registros similares.

  2. Registros recopilados, los que incluyen historias familiares publicadas, historias de comunidades, colecciones de hojas de grupo familiar y otras colecciones de información sobre una persona, familia o lugar.

  3. Materiales de consulta, que incluyen mapas, directorios, enciclopedias, diccionarios, índices de historias, genealogías, colecciones de microfilmes, etc. Los materiales de consulta muchas veces contienen información importante sobre cómo utilizar registros originales y registros recopilados.

Busquen registros en la Biblioteca de Historia de la Iglesia. [12.1.6]

La Biblioteca de Historia de la Iglesia de Salt Lake City, Utah, cuenta con miles de documentos a partir de los primeros días de la Iglesia, incluso historias personales de muchos Santos de los Últimos Días. Las colecciones también incluyen manuscritos, libros, registros de la Iglesia, fotografías, historias orales, dibujos arquitectónicos, folletos, periódicos, revistas, mapas, micro formas y materiales audiovisuales. Los materiales no están aprobados para su circulación y solo se pueden utilizar dentro de la Biblioteca de Historia de la Iglesia.

La Biblioteca de Historia de la Iglesia está abierta al público en general. Los catálogos de la biblioteca y los archivos, inicialmente solo disponibles dentro de la biblioteca, han sido automatizados y se encuentran en preparación para su acceso vía internet. Para obtener información actualizada acerca de la biblioteca y los servicio que ofrece, se debe visitar el sitio lds.org/churchhistory/library.

Las copias de las bendiciones patriarcales también se encuentran en la Biblioteca de Historia de la Iglesia, y ustedes pueden pedir copias de su propia bendición o de las bendiciones de antepasados fallecidos de su línea directa. Esto se puede hacer en línea en LDS.org, hagan clic en Iniciar sesión/Herramientas, y luego en Bendiciones Patriarcales y sigan las instrucciones.

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Biblioteca de Historia de la Iglesia, Salt Lake City

Biblioteca de Historia de la Iglesia de Salt Lake City, Utah

Las historias personales y familiares tienen valor para nosotros y para nuestros descendientes [12.2]

“Se llevaba un libro de memorias”. [12.2.1]

Adán y sus descendientes llevaban “un libro de memorias”, ya que sabían que sería importante para las generaciones futuras (véase Moisés 6:4–6). Moisés también llevó un registro que pasó a ser parte de la Biblia (véase Moisés 1:40–41).

Puede que no se les pida escribir la historia de los tratos de Dios con Su pueblo en nuestros días, pero se les insta a llevar un registro de su propia historia y la relación que Dios tenga con ustedes personalmente. El élder Theodore M. Burton enseñó: “No todo lo que hacemos es importante. No todo lo que escribimos es importante. No todo lo que pensamos es importante. Sin embargo ocasionalmente nos hallamos en sintonía con Dios. La inspiración llega a veces a nosotros sin siquiera reconocerla. [En tales momentos] el Señor nos inunda la mente de inspiración, y lo que entonces escribimos puede llegar a ser inspirador para nuestros descendientes. Cuando escribimos bajo la inspiración del Espíritu y [con el tiempo] ellos llegan a leer esos escritos, haciéndolo también bajo la inspiración del Espíritu, se establece una comunicación divina entre ellos y nosotros, lo que hace que lo que escribimos sea significativo y una fuente de inspiración para nuestros descendientes” (“The Inspiration of a Family Record”, Ensign, enero de 1977, pág. 17).

Los profetas nos aconsejan mantener registros precisos. [12.2.2]

Los profetas antiguos y modernos nos han instado reiteradamente a llevar un registro de nuestra vida. El presidente Wilford Woodruff (1807–1898) escribió un diario personal durante más de 60 años, y gran parte de lo que sabemos sobre la historia al comienzo de la Iglesia proviene de allí. En una ocasión instó a los miembros de la Iglesia a seguir el consejo que habían dado el profeta José Smith y Brigham Young, de llevar un registro sagrado:

“Entonces, ¿no debemos llevar un diario, un registro y una Historia de los tratos de Dios con [nosotros] a medida que ocurran, día tras día? Así debe ser…

“El Profeta José siempre recomendó al sacerdocio mantener un registro de todos los actos Oficiales…

“El presidente Brigham Young también recalcó el mismo principio desde que Él ha sido presidente de la Iglesia, en todas nuestras ordenanzas, Investiduras, sellamientos y actos oficiales. Él desea que seamos detallistas al registrar tales acontecimientos…

“Todos deben escribir un Diario de los tratos de Dios con ellos y [sus] actos oficiales, y conservar una verdadera historia de los Acontecimientos de esta gran dispensación…

“Hermanos y hermanas, estamos haciendo Historia cada día. Permitamos que tal Historia sea buena. Efectuemos obras de rectitud de modo que cuando se registren nuestros actos estemos satisfechos con ellos, Ya sea por tiempo o por la Eternidad” (Wilford Woodruff’s Journal, 1833–1898 Typscript, editado por Scott G. Kenney, 9 tomos, 1983–1985, tomo 6, págs. 22–23, 25; se dejaron las mayúsculas del texto original).

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mujer joven africana escribiendo en un diario

Llevar un diario personal les bendecirá a ustedes y a su posteridad.

Los diarios y las historias familiares tienen valor. [12.2.3]

El expresarse mediante la escritura conlleva un gran valor personal. El élder L. Edward Brown, entonces miembro de los Setenta, escribió acerca de cómo el llevar un diario puede ayudarles a ver la mano del Señor en su vida: “Al escribir un diario, hay algo que nos hace meditar, comprometernos de nuevo y recibir impresiones espirituales durante el proceso de dicha reflexión. Con frecuencia, tendrán motivo para alegrarse de que el Señor ha estado involucrado delicadamente, guiándoles y velando por ustedes y por las personas que ustedes aman y cuidan” (“Bring Your Mission Home with You!”, Ensign, diciembre de 2000, pág. 16).

Durante las sesiones de la Conferencia General de abril de 1978, el presidente Spencer W. Kimball instó a todos los miembros de la Iglesia a dejar un registro escrito de sus vidas: “Exhorto al pueblo de esta Iglesia a brindar seria atención a su historia familiar; a que alienten a sus padres y abuelos a escribir sus diarios personales y que no permitan que la familia vaya a la eternidad sin haber dejado sus memorias para sus hijos, nietos, y toda su posteridad. Ésta es una seria obligación y responsabilidad” (“El verdadero camino”, Liahona, agosto de 1978, pág. 3).

En un discurso más tarde durante esa misma conferencia, el presidente Kimball habló del valor espiritual de escribir en un diario: “Por favor sigan el consejo que recibieron en el pasado y escriban sus diarios personales. Es más probable que aquellos que lleven un libro de recuerdos se acuerden del Señor todos los días. Los diarios personales nos sirven para llevar cuenta de nuestras bendiciones y para dejar a nuestra posteridad un inventario de esas bendiciones” (en Conference Report, abril de 1978, pág. 117; o Ensign, mayo de 1978, pág. 77).

Cada vida tiene acontecimientos interesantes. [12.2.4]

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Presidente Spencer W. Kimball

Para las personas que sienten que su vida no tiene acontecimientos de importancia o carece de emoción, el presidente Spencer W. Kimball enseñó:

“Las personas a menudo usan la excusa de que sus vidas no tienen aspectos que destacar y que nadie estaría interesado en lo que ellos hayan hecho. Si llevan un diario, les prometo que éste será una fuente de gran inspiración para su familia, sus hijos, sus nietos y otras personas, a lo largo de las generaciones.

Cada uno de nosotros es importante para nuestros seres queridos y, cuando los de nuestra posteridad lean sobre nuestras experiencias, ellos también llegarán a querernos. Entonces, en ese día glorioso en que nuestra familia entera pueda reunirse para la eternidad, ya nos conoceremos unos a otros” (“President Kimball Speaks Out on Personal Journals”, Ensign, diciembre de 1980, págs. 60–61).

La protección por intervención divina [12.2.5]

El élder Theodore M. Burton compartió una experiencia en la cual alentó a un amigo a escribir la historia personal de su familia:

“Durante el último año nuestros líderes de la Iglesia han realizado un gran esfuerzo para que los miembros escriban sus historias personales. Muchos lo han hecho y han obtenido gran alegría no solo para ellos, sino para sus familias. Muchos otros simplemente se han negado a participar en este movimiento. He oído decir: ‘Yo no soy nadie. Yo no he hecho nada interesante. ¿Quién va a querer leer algo sobre mí?’ Lo que estas personas no entienden es que sus vidas están llenas de historias interesantes.

“Insté a un buen amigo a escribir su historia y él respondió con el mismo lenguaje, que nadie estaría interesado en él. Como resultado de mi insistencia, escribió un breve relato de su vida, probablemente solo para demostrarme que él no había hecho nada muy interesante. Si ustedes fueran su hijo, su nieto o su bisnieto, ¿les interesaría lo siguiente, que he tomado textualmente de su relato?…

“‘Nunca olvidaré cuando el hermano Ottosen y yo estábamos por ir a la casa de los Sandman para llevar a cabo una clase de estudio de la Biblia. Vivían bastante lejos de la estación de ferrocarril, así que nos dieron instrucciones sobre cómo tomar un atajo. Caminamos bastante y bajo el resplandor de la luna podíamos ver el camino muy bien. De repente, una nube oscura cubrió la luna y no podíamos ver nada. Tratamos de caminar, pero simplemente no podíamos movernos, así que dimos la media vuelta. Regresamos al pueblo y tomamos el camino regular. Esto hizo que tuviéramos una media hora de retraso. Les contamos nuestra excusa y realizamos la reunión. Después de la reunión nos quedamos y pasamos la noche con ellos. A la mañana siguiente hicimos el recorrido inverso de nuestros pasos. Cuando llegamos al lugar donde habíamos parado la noche anterior, vimos nuestras huellas que conducían al borde de una cantera de piedra 30 metros más abajo. Si algo no nos hubiera detenido, ambos podríamos haber muerto. Un ángel tiene que haber estado allí para protegernos y así hacer posible que termináramos nuestra obra aquí en la tierra’…

“Piensen en lo que esto significaría para el nieto de este buen hombre. Sin la intervención de los susurros del Espíritu Santo a esos humildes élderes, ese nieto nunca habría llegado a la familia que vino” (“The Inspiration of a Family Record”, Ensign, enero de 1977, págs. 15–16).

Dejen un registro de su vida que refleje su fe en Dios y el testimonio de Su influencia en su vida, a fin de inspirar fe en otras personas [12.3]

Documentemos las bendiciones que recibimos del Señor. [12.3.1]

Cuando ustedes comparten su testimonio en los entornos familiares y de la Iglesia, el Espíritu Santo puede acompañar sus palabras (véase 2 Nefi 33:1). El Espíritu también puede acompañar la expresión escrita de la fe y el testimonio, y puede sentirse por los lectores que están en sintonía con el Espíritu. Sus registros deben decir no solo la historia de su vida, sino también del desarrollo de su fe en Dios.

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Presidente Henry B. Eyring

El presidente Henry B. Eyring propuso una manera en la que podemos recordar y registrar las experiencias espirituales: “Al comenzar a escribir, haceos esta pregunta: ‘¿Me ha bendecido Dios hoy?’ Si lo hacéis lo suficiente y con fe, comenzaréis a recordar bendiciones, y a veces recordaréis dones que no habíais notado durante el día, pero entonces sabréis que era la mano de Dios en vuestra vida” (“El recordar y la gratitud”,Liahona, enero de 1990, pág. 13).

En otra ocasión, el presidente Eyring explicó cómo el hábito de escribir las bendiciones recibidas del Señor lo ha bendecido a él y a su familia:

“Cuando nuestros hijos eran muy pequeños, comencé a apuntar algunas cosas que ocurrían diariamente…

“Por años escribí diariamente varias líneas. Nunca dejé pasar un día por más cansado que estuviera o por cuán temprano tuviera que levantarme al otro día. Antes de escribir, meditaba en esta pregunta: ‘¿He visto hoy la mano de Dios bendecirnos a nosotros, a nuestros hijos o a nuestra familia?’. Al seguirlo haciendo, algo comenzó a suceder. Al repasar mentalmente el día, me percataba de lo que Dios había hecho por alguno de nosotros y no lo había reconocido en los momentos del día en los que estaba ocupado. Cuando eso ocurría, y pasaba a menudo, comprendí que el tratar de recordar había permitido que Dios me mostrara lo que Él había hecho.

“En mi corazón comenzó a crecer algo más que la gratitud, creció también el testimonio. Tuve una creciente certeza de que nuestro Padre Celestial escucha y contesta nuestras oraciones, sentí más gratitud por el enternecimiento y refinamiento, que son el resultado de la expiación del Salvador Jesucristo, y llegué a sentir más confianza en que el Espíritu Santo puede hacernos recordar todas las cosas, aun las que no hayamos notado o no hayamos puesto atención cuando ocurrieron.

Los años han pasado, y mis niños ya son hombres, y de vez en cuando uno de ellos me sorprende al decir: ‘Papá, leí en mi copia del diario acerca del día en el que…’, y luego me relata que la lectura de lo que ocurrió hace mucho le ayudó a reconocer lo que Dios había hecho en su día” (“¡Oh recordad, recordad!”, Liahona, noviembre de 2007, págs. 66–67).

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Vi una luz

La historia de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días comenzó con el relato de José Smith que se preguntaba a qué iglesia unirse.

Nuestras vidas contienen historias de gran importancia. [12.3.2]

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Élder Marlin K. Jensen

El élder Marlin K. Jensen, de los Setenta, quien también sirvió como historiador de la Iglesia, mencionó cómo la historia de la Iglesia se inició con el registro de un joven y el trato que tuvo con Dios en su vida:

“Se ha dicho que un pueblo no puede ser más grande que su historia. La historia de la Iglesia comienza con el impresionante relato de José Smith y de su búsqueda de la religión verdadera. Si creemos el relato de José, nos convertimos en parte de una enorme congregación de creyentes cuya vida ha cambiado al abrazar el Evangelio restaurado. Esa experiencia llega a ser una parte muy importante de nuestro patrimonio mutuo como Santos de los Últimos Días; también contribuye a explicar la razón por la que la historia de los comienzos de la Iglesia es crucial para la existencia de ésta y para su vitalidad y progreso continuos.

En nuestra historia hay otros grandes sucesos dignos de que se conozcan y se enseñen en la Iglesia y en el hogar: Las lecciones de Kirtland, las pruebas de Misuri, los triunfos y la final expulsión de los santos de Nauvoo, y el recorrido de los pioneros hacia el oeste son relatos que inspiran a los Santos de los Últimos Días en toda tierra e idioma. Pero también hay otros relatos igualmente conmovedores del surgimiento y el progreso de la Iglesia, así como del impacto que ha tenido el Evangelio restaurado en los miembros de toda nación a los que ha tocado el corazón; ésos también deben registrarse y preservarse” (“Se llevará entre vosotros una historia”, Liahona, diciembre de 2007, págs. 28–29).

Utilicen la tecnología moderna para elaborar, presentar y compartir registros personales y familiares [12.4]

Los registros familiares pueden unir a las familias. [12.4.1]

Antes de la utilización de computadoras personales, los métodos para crear, recopilar y conservar registros de historia familiar eran mucho más laboriosos en comparación con los que tenemos hoy en día. La tecnología actual puede volverse obsoleta en unos pocos años, sin embargo pueden aprovechar los muchos medios disponibles para grabar, copiar y conservar registros de historia familiar. Sus descendientes probablemente consideren nuestros inventos modernos “pasados de moda’, pero los registros que ustedes dejen pueden ser de gran valor para ellos. Ellos luego pueden utilizar sus tecnologías modernas para preservar nuestros registros.

Sus registros personales pueden ser diversos e incluir lo siguiente:

  • Colecciones: Fotos, videos y grabaciones de audio, libros de recuerdos, dibujos, arte, artesanías, evidencias de pasatiempos, documentos, premios, certificados, archivos informáticos y otros documentos.

  • Relatos orales: Relatos, entrevistas y anécdotas grabadas en dispositivos de audio o de video o transcritos.

  • Registros breves: Agendas, cronogramas, notas, reseñas, cartas, relatos breves de ideas y actividades y bosquejos biográficos (de 1 a 5 páginas) en papel o en formato electrónico.

  • Registros escritos de mayor longitud: Diarios; registros de viajes; ensayos personales sobre ideas, sentimientos y acontecimientos; correspondencia (incluso cartas de la misión), correos electrónicos y blogs (que pueden imprimir, recopilar y guardar); historias personales breves; historias personales completas y biografías y autobiografías de tamaño libro ya sea en papel o en formato electrónico.

Hoy en día, una gran cantidad de información sobre historia familiar se puede conservar y llevar de forma práctica en un pequeño espacio, tales como en CD, DVD, memorias flash, teléfonos móviles y discos duros portátiles de computadoras. La obra de historia familiar es cada vez más fácil de hacer, más simple de entender y más práctica para compartir con los demás debido a los avances en la tecnología moderna.

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mujeres mirando fotografías de la familia

Escriban su historia personal [12.5]

El primer paso para escribir su historia personal es simplemente comenzar. [12.5.1]

A continuación se presentan algunas ideas sobre qué escribir en su historia personal. Pueden adaptarse a sus circunstancias personales.

Nacimiento y primeros años: Padres, descripciones físicas de sus padres y de ustedes, personalidades, fechas y lugares importantes, las condiciones que rodearon su nacimiento, historias interesantes, hermanos y hermanas, amigos y familiares.

Infancia: Escuelas, el primer día de clase, maestros especiales, clases, actividades, logros, anécdotas graciosas, mascotas, cosas que les gustaba hacer, juegos, lugares que les gustaba ir, pasatiempos, recreación, juguetes, amigos, talentos, lecciones privadas, deportes, Iglesia, desarrollo espiritual, canciones favoritas, discursos, oraciones personales, Escrituras, ropa, responsabilidades en el hogar, oportunidades, cosas que les gustaban y cosas que no, vida familiar, hogares, viajes, vacaciones, finanzas, vecindarios, asociaciones y experiencias, proyectos, entretenimiento, dificultades, pruebas, accidentes, visitas al médico, cirugías, abuelos, primos, otros parientes, personas que influyeron en ustedes, lecciones aprendidas, cumpleaños, fechas festivas, metas y aspiraciones.

Juventud: Escuelas a las que asistieron, actividades escolares, clases, maestros, materias, actividades extracurriculares, amigos, honores, logros, transporte hasta la escuela, automóviles personales o de la familia, talentos, música, deportes, cine, Iglesia, Hombres y Mujeres Jóvenes, ordenaciones, avances, actividades, discursos, grupos de jóvenes y clases, seminario, metas, llamamientos en la Iglesia, maestros que influyeron en ustedes, experiencias espirituales, lecciones aprendidas, lectura de las Escrituras, hogares, pasatiempos, intereses, lo que les gustaba hacer después de la escuela o los fines de semana, trabajos, experiencias laborales, lo que hicieron con el dinero ganado, vacaciones y viajes, características de la sociedad, modas, bailes, grupos de música, celebridades, enseñanzas de las Autoridades Generales y acontecimientos en las noticias locales, nacionales y mundiales.

Misión: Preparación y deseo de servir, entrevistas, llamamiento, descripción de la misión, compañeros(as), líderes, áreas de servicio, gente a la que enseñaron, experiencias espirituales, dificultades, éxitos, alegrías, transporte, condiciones de vivienda, comida, volver a casa y testimonio.

Cortejo y matrimonio: Cómo se conocieron, circunstancias, primeras impresiones, primera cita, desarrollo del amor, experiencias especiales durante el noviazgo, cómo y cuándo supieron que era la persona con la que querían casarse, compromiso, conocer a los padres, período de compromiso, planes, actividades, metas y aspiraciones, desafíos, experiencias espirituales, boda, invitados a la boda, sentimientos especiales y detalles acerca de la celebración de bodas y fiesta.

Servicio militar: Cuándo comenzó, razones, lugares de entrenamiento y servicio, actividades de la iglesia, eventos y logros, lecciones aprendidas, personas que influyeron en ustedes, actitud sobre el servicio y sentimientos sobre el patriotismo.

Universidad o capacitación laboral: Más educación, universidades o escuelas técnicas, áreas especiales de estudio o formación, títulos, primer empleo, cómo se obtuvo, dónde, salarios y beneficios, sentimientos, superación personal, responsabilidades, ascensos, otros empleos, transferencias, nuevos campos y actividad de la Iglesia durante estos años.

La vida de casados y los hijos: Establecerse, primer hogar, condiciones financieras, planificación de hijos, actividades especiales juntos, metas y sueños, nacimientos, desafíos, éxitos, llamamientos y actividades de la Iglesia, experiencias espirituales, aniversarios y otros días especiales, viajes juntos, parientes, trabajo, experiencias criando hijos, noches en familia y vacaciones.

Madurez: Acontecimientos de interés, lugares visitados, logros, desafíos, experiencias espirituales, servicio y experiencias en la Iglesia, servicio cívico, crecimiento de la familia, desarrollo de habilidades, talentos, pasatiempos, nuevos intereses, testimonio y conocimiento del Evangelio, incidentes graciosos, ocasiones especiales, cumpleaños, desarrollo profesional y vocacional, logros, cambios, ajustes, filosofía, experiencias especiales con cónyuge e hijos, problemas inesperados, cómo los afrontaron y cómo los tomaron.

Jubilación: Finalización de la vida laboral, descripción de la jubilación, resumen de los años y áreas de trabajo, cómo usan el tiempo adicional, servicio y experiencias en la Iglesia, metas y deseos, nietos, vacaciones y viajes, consejos para los demás, observaciones sobre la vida y el progreso, continuar el crecimiento espiritual, salud y aptitud física.

Su registro sagrado: Testimonio, ideas, sentimientos, experiencias, resumen de la vida, filosofía, bendiciones del Señor, deseos, metas, esperanzas, legado, fe, creencias, conocimiento, tradiciones y ordenanzas del sacerdocio recibidas u otorgadas.

Preguntas para reflexionar

  • ¿Cómo ha influido en su vida el estudio de la historia de uno o más de sus antepasados?

  • ¿De qué acontecimientos de su vida les gustaría más que su posteridad se enterara?

  • ¿Qué registros de la familia poseen y cómo planean conservarlos?

Asignaciones sugeridas

  • Escriban acerca de una experiencia de su vida que consideran sería interesante o inspiradora para sus descendientes.

  • Creen una línea de tiempo de los acontecimientos importantes en su vida haciendo una lista de las fechas o períodos de tiempo con una o dos frases que describan cada punto.

  • Comiencen ahora mismo a preparar a su historia personal. Planifiquen una noche de hogar especial para trabajar en su historia familiar. Si no lo han hecho, comiencen a llevar un diario personal en el que denoten los acontecimientos importantes del resto de su vida.

Recursos adicionales

  • Theodore M. Burton, “The Inspiration of a Family Record”, Ensign, enero de 1977, págs. 13–17.

  • Spencer W. Kimball, “President Kimball Speaks Out on Personal Journals”, Ensign, diciembre de 1980, págs. 60–61.

  • Sydney S. Reynolds, “Un Dios de milagros” Liahona, julio de 2001, págs. 12–14.