Ven, sígueme 2024
28 octubre – 3 noviembre: “Si tan solo pudiera persuadiros a todos […] a que os arrepintieseis”. Mormón 1–6


“28 octubre – 3 noviembre: ‘Si tan solo pudiera persuadiros a todos […] a que os arrepintieseis’. Mormón 1–6”, Ven, sígueme — Para el hogar y la Iglesia: Libro de Mormón 2024 (2023)

“28 octubre – 3 noviembre. Mormón 1–6”, Ven, sígueme — Para el hogar y la Iglesia: 2024 (2023)

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Mormón escribiendo en planchas de oro

Mormon Abridging the Plates [Mormón hace un compendio de las planchas], por Tom Lovell

28 octubre – 3 noviembre: “Si tan solo pudiera persuadiros a todos […] a que os arrepintieseis”

Mormón 1–6

Mormón no nos da una “relación completa” de la “terrible escena” de iniquidad y derramamiento de sangre que presenció entre los nefitas (Mormón 2:18; 5:8), pero lo que registró en Mormón 1–6 basta para recordarnos cuán bajo pueden caer las personas que alguna vez fueron rectas. En medio de tal iniquidad generalizada, nadie podría culpar a Mormón si se hubiese sentido cansado o incluso desalentado. No obstante, pese a todo lo que vio y experimentó, nunca perdió su entendimiento de la gran misericordia de Dios ni la convicción de que el arrepentimiento es la vía para recibirla. Y aunque su pueblo rechazó sus invitaciones implorándoles que se arrepintieran, Mormón sabía que tenía una audiencia aún mayor a la que persuadir. Declaró: “he aquí, escribo a todos los extremos de la tierra”. En otras palabras, te escribió a ti (véase Mormón 3:17–20), y el mensaje que te comunica hoy es el mismo que pudo haber salvado a los nefitas en su día: “que creáis en el evangelio de Jesucristo […], que os arrepint[táis] y os prepar[éis] para comparecer ante el tribunal de Cristo” (Mormón 3:21–22).

Véase también “Mormon Preserves the Record to Bring the House of Israel to Christ” (Mormón preserva el registro para traer a la casa de Israel a Cristo) (video), Biblioteca del Evangelio.

Ideas para aprender en el hogar y en la Iglesia

Mormón 1–6

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ícono de Seminario
Puedo seguir a Jesucristo sin importar lo que hagan otras personas

Cuando solo tenía unos diez años, Mormón era notablemente diferente de las personas que lo rodeaban. A medida que leas Mormón 1–6, observa las maneras en que la fe que él tenía en Jesucristo lo hizo singular y le dio oportunidades de servir y bendecir a los demás. Los siguientes versículos podrían servirte para empezar:

Mormón 1:2–3, 13–17¿Qué diferencias observas entre Mormón y su pueblo? ¿Qué cualidades tenía él que lo ayudaron a mantenerse espiritualmente firme en una época tan difícil?

Mormón 2:18–19¿Qué palabras utilizó Mormón para describir el mundo en el que vivía? ¿Cómo mantuvo la esperanza a pesar de su entorno?

Mormón 3:12¿Qué sentía Mormón por las personas que lo rodeaban? ¿Qué puedes hacer tú para desarrollar la clase de amor que él tenía?

¿Qué otros versículos de Mormón 1–6 resaltan la fe que Mormón tenía en Jesucristo? ¿Qué oportunidades tuvo gracias a que decidió permanecer fiel?

Considera estudiar el mensaje del presidente Thomas S. Monson titulado “Sean un ejemplo y una luz” (Liahona, noviembre de 2015, págs. 86–88) en busca de las razones por las que es importante que los seguidores de Jesucristo se distingan o sean diferentes de los demás. ¿Cómo completarías oraciones como las siguientes? “ fue un ejemplo para mí cuando . Eso me ayudó a querer ”.

Mormón podría haber sentido que su ejemplo no marcaba la diferencia en su pueblo. Si tuvieras la oportunidad de hablar con él, ¿qué le dirías en cuanto a cómo su ejemplo ha marcado una diferencia en tu vida?

Véanse también David A. Bednar, “Prestos para observar”, Liahona, diciembre de 2006, págs. 14–20; “Algo diferente en nosotros: Ejemplo” (video), Biblioteca del Evangelio.

Ayuda a los demás a compartir lo que aprenden. Cuando las personas comparten lo que han aprendido, fortalecen su propia fe y la de los demás (véase Doctrina y Convenios 88:122). Trata de preguntar a tu familia o clase qué experiencias tuvieron mientras estudiaban la palabra de Dios.

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Los nefitas y lamanitas luchando entre ellos

Battle [Batalla], por Jorge Cocco

Mormón 2:10–15

La tristeza que es según Dios me conduce a Cristo y a cambios perdurables

Cuando Mormón vio a su pueblo afligido, tuvo esperanzas de que se arrepintiera. Sin embargo, “su aflicción no era para arrepentimiento” (Mormón 2:13); no era la tristeza que es según Dios, sino la tristeza del mundo. Para entender la diferencia, considera registrar lo que aprendas de Mormón 2:10–15 en un cuadro como este:

Tristeza que es según Dios

Tristeza del mundo

Vienen a Jesús (versículo 14)

Maldicen a Dios (versículo 14)

¿Cómo sabes si tu tristeza es según Dios o del mundo? Si sientes la tristeza del mundo, ¿qué puedes cambiar para que sea según Dios?

Véanse también 2 Corintios 7:8–11; Michelle D. Craig, “El descontento divino”, Liahona, noviembre de 2018, págs. 52–55.

Mormón 3:3, 9

“No comprendieron que era el Señor el que los había librado”

Mormón observó que los nefitas no reconocían las maneras en que el Señor los había bendecido. Cuando leas Mormón 3:3, 9, podrías meditar en cuanto al modo en que reconoces la influencia de Dios en tu vida. ¿Qué bendiciones recibes cuando reconoces Su influencia? ¿Cuáles son las consecuencias de no reconocerlo a Él? (Véanse Mormón 2:26; Doctrina y Convenios 59:21).

Véase también Henry B. Eyring, “¡Oh, recordad, recordad!”, Liahona, noviembre de 2007, págs. 66–69.

Mormón 5:8–24; 6:16–22

Jesucristo me espera con los brazos abiertos para recibirme

Si alguna vez te sientes desalentado por tus pecados, la descripción que Mormón hace del Salvador esperando “con los brazos abiertos para recibir[te]” podría darte tranquilidad. Al leer Mormón 5:8–24 y 6:16–22, ¿qué aprendes en cuanto a los sentimientos que el Padre Celestial y Jesucristo tienen por ti, aun cuando pecas? ¿De qué maneras has sentido que Jesucristo se acerca a ti con los brazos abiertos? ¿Qué te sientes inspirado a hacer como resultado de ello?

Véase también “Venid a Cristo”, Himnos, nro. 60.

Ideas para enseñar a los niños

Mormón 1:1–3; 2:1, 23–24; 3:1–3, 12, 17–22

Al igual que Mormón, puedo seguir a Jesucristo

  • Debido a que Mormón era bastante joven cuando desarrolló la fe en Cristo, puede ser una inspiración para los niños. Tal vez podrías leerles Mormón 1:1–3 para que sepan qué edad tenía él cuando Ammarón le dio una misión especial. También podrías ayudarlos a buscar en esos versículos las cualidades que Ammarón vio en Mormón. ¿Cómo nos ayudan esas cualidades a seguir a Jesucristo?

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    Mormón de jovencito

    Mormon, Age 10 [Mormón, a los 10 años], por Scott M. Snow

  • Debido a que Mormón seguía a Jesucristo, se le dieron oportunidades de servir y bendecir a otras personas. Podrías invitar a los niños a leer uno o más de los siguientes pasajes y ayudarlos a expresar lo que aprendan sobre Mormón: Mormón 1:1–3; 2:1, 23–24; y 3:1–3, 12, 20–22 (véase también “Capítulo 49: Mormón y sus enseñanzas”, Historias del Libro de Mormón, págs. 138–142). ¿Cómo seguía él a Jesucristo? ¿De qué forma su fe en Jesucristo ayudaba o bendecía a los demás? ¿De qué modo puede nuestra fe ayudar a las personas que conocemos?

Mormón 2:8–15

La tristeza que es según Dios me conduce a Cristo y a cambios perdurables

  • Mientras los niños leen Mormón 2:8, 10–15, quizás podrías hacer un cuadro como el que se muestra en “Ideas para aprender en el hogar y en la Iglesia”, a fin de ayudarlos a entender la diferencia entre la tristeza del mundo y la tristeza que es según Dios. Luego también podrían buscar en Mormón 2:12 las razones por las que el arrepentimiento debería hacer que nuestros “coraz[ones] […] [se] regocij[en]”. ¿Cómo podemos asegurarnos de que el pesar que sintamos por nuestros pecados nos conduzca a procurar la ayuda de Dios para cambiar?

Mormón 3:3, 9

El Padre Celestial me da muchas bendiciones

  • Una buena manera de ayudar a los niños a sentir gratitud por Dios es invitarlos a hacer una lista (o hacer dibujos) de algunas cosas por las que están agradecidos a Dios. Después que hayan hecho la lista, podrías leer Mormón 3:3, 9 y explicar que el Padre Celestial también había bendecido a los nefitas, pero ellos no lo habían reconocido. ¿Qué podemos hacer para mostrar que estamos agradecidos al Padre Celestial por nuestras bendiciones?

Mormón 3:12

El Padre Celestial desea que ame a todos

  • Aunque los nefitas eran inicuos, Mormón jamás dejó de amarlos. Ayuda a los niños a buscar las palabras “amado” y “amor” en Mormón 3:12. También podrían entonar juntos alguna canción sobre amar a los demás, tal como “Ama a todos, dijo el Señor” (Canciones para los niños, pág. 39), mientras muestras imágenes de niños de todo el mundo. Testifica del amor de Dios por todos Sus hijos.

Para obtener más ideas, consulta el ejemplar de este mes de la revista El Amigo.

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Planchas de oro

El Libro de Mormón fue escrito “para que creáis en el evangelio de Jesucristo” (Mormón 3:21)