¿Te has preguntado alguna vez si las personas en verdad pueden cambiar? Quizás te preocupe si podrás o no vencer el efecto de algunas malas decisiones que hayas tomado, o si podrás o no superar ciertos malos hábitos que hayas adquirido; o tal vez tengas inquietudes similares en cuanto a tus seres queridos. Si ese es el caso, la historia de los anti-nefi-lehitas te puede ayudar. Estas personas eran enemigos acérrimos de los nefitas. Cuando los hijos de Mosíah decidieron ir a predicarles el Evangelio, los nefitas “se burlaron de [ellos]”. Les parecía una solución más plausible matar a los lamanitas, antes que convertirlos (véase Alma 26:23–25).
Mas los lamanitas sí cambiaron, gracias al poder de Jesucristo para convertir. Alguna vez fueron conocidos por ser “un pueblo salvaje, empedernido y feroz” (Alma 17:14), pero llegaron a “distingu[irse] por su celo para con Dios” (Alma 27:27). En efecto, “nunca más se desviaron” (Alma 23:6).
Puede que tengas algunos pensamientos o acciones que necesites cambiar, o “armas de […] rebelión” que debas abandonar (Alma 23:7). O quizás solo tengas que mostrar un poco más de celo para con Dios. Cualesquiera que sean los cambios que debas hacer, Alma 23–29 te infundirá esperanza en que es posible lograr un cambio duradero mediante el poder expiatorio de Jesucristo.
Mi conversión a Jesucristo y a Su evangelio me cambiarán la vida
Parecía poco probable que los lamanitas se convirtieran; sin embargo, muchos de ellos experimentaron cambios milagrosos gracias a Jesucristo. Aquellos lamanitas convertidos se llamaron a sí mismos anti-nefi-lehitas.
Leer Alma 23–25; 27 podría inspirarte a meditar en tu propia conversión. Presta atención a cómo los anti-nefi-lehitas cambiaron, cómo se “conv[irtieron] al Señor” (Alma 23:6). Los siguientes versículos te servirán para empezar:
¿De qué forma te ha cambiado Jesucristo y Su evangelio? ¿En qué ocasiones te has sentido cerca de Él? ¿Cómo puedes saber si te estás convirtiendo a Jesucristo? ¿Qué te invita a hacer el Espíritu a continuación?
Véanse también David A. Bednar, “Convertidos al Señor”, Liahona, noviembre de 2012, págs. 106–109; Dale G. Renlund, “Un compromiso inquebrantable con Jesucristo”, Liahona, noviembre de 2019, págs. 22–25; Temas del Evangelio: “Become like Jesus Christ [Llegar a ser como Jesucristo]”, Biblioteca del Evangelio.
Debido a que Dios es misericordioso, Él me perdona conforme me arrepiento
El cambio que experimentaron los anti-nefi-lehitas fue más que un cambio de comportamiento: fue un cambio de corazón fruto de la fe en Jesucristo y del arrepentimiento sincero. Es posible que halles alguna verdad sobre el arrepentimiento en cada versículo de Alma 24:7–19. ¿Qué enseñan estos versículos acerca de la misericordia de Dios para con aquellos que se arrepienten? ¿Qué otras verdades aprendes en Alma 26:17–22?
Reflexiona sobre cómo Dios ha mostrado Su misericordia en tu vida. ¿De qué manera puedes expresarle tu gratitud?
La palabra gozo aparece veinticinco veces en Alma 23–29, lo cual hace que estos capítulos sean un buen lugar para aprender cómo recibir gozo al vivir —y compartir— el evangelio del Salvador. Considera estudiar Alma 26:12–22, 35–37; y 29:1–17, prestando atención a las razones por las que Ammón, los hijos de Mosíah y Alma se regocijaron. ¿Qué aprendes de estos pasajes que puede llevarte a tener más gozo en tu vida?
El élder Marcus B. Nash enseñó: “Compartir el Evangelio genera gozo y esperanza en el alma del que da y del que recibe […]. Compartir el Evangelio produce gozo sobre gozo, esperanza sobre esperanza” (“Alcen su luz”, Liahona, noviembre de 2021, págs. 71–72). ¿Qué experiencias has tenido al compartir el Evangelio con otras personas? ¿Qué desafíos afrontas cuando procuras compartir el Evangelio? ¿Cómo puede el Padre Celestial ayudarte a superar esos desafíos?
Para recibir instrucción profética sobre cómo compartir el Evangelio —y hallar gozo al hacerlo— considera estudiar el mensaje del presidente Dallin H. Oaks titulado “Compartir el Evangelio restaurado”, (Liahona, noviembre de 2016, págs. 57–60). ¿Qué sugerencias encuentras en su mensaje?
Si quieres, haz una lista de las cosas que mencionarías a un amigo acerca del Libro de Mormón. Intenta compartir el Libro de Mormón utilizando la aplicación del Libro de Mormón.
Busca patrones y temas reiterativos. Cuando estudiamos las Escrituras, podemos hallar verdades preciosas al observar palabras, frases o ideas que se repitan. Puedes correlacionar o vincular esas ideas que se repiten en las Escrituras para que sean más fáciles de ver.
En la época de la cosecha, se suele juntar el grano en atados o haces llamados gavillas, que se almacenan en depósitos a veces llamados graneros. Al leer Alma 26:5–7, reflexiona sobre lo que las gavillas, los graneros y las tormentas podrían representar en tu vida. ¿De qué modo hallas refugio en Jesucristo?
El Señor me bendice cuando me esfuerzo por cumplir las promesas que le hice
Tal vez los niños disfruten de enterrar sus “armas”, como los anti-nefi-lehitas. Podrías leer algunos versículos de Alma 24:6–24 para enseñarles sobre las promesas que los anti-nefi-lehitas hicieron para seguir al Salvador. Luego podrían pensar en algo que cambiarán a fin de seguirlo a Él, escribirlo en la hoja de actividades de esta semana y hacer de cuenta que cavan un hoyo y entierran “su arma”.
Los niños podrían leer Alma 24:15–19 y prestar atención a lo que los anti-nefi-lehitas hicieron como “testimonio a Dios”. Luego podrías hablar con ellos acerca de la forma en que nuestros convenios pueden ser “un testimonio a Dios” (versículo 18). Permíteles que hablen sobre cómo mostrarán a Dios que desean seguirlo. Entonar alguna canción como “Voy a vivir el Evangelio” (Canciones para los niños, pág. 72) podría inspirarlos.
Para ayudar a los niños a reconocer cómo Jesucristo puede ayudarnos a cambiar cuando nos arrepentimos, podrías enseñarles sobre los anti-nefi-lehitas. Para ello, podrías mostrar dos recipientes con etiquetas que digan “antes” y “después”. Luego los niños podrían leer Alma 17:14–15 y 27:27–30, escribir cómo eran los lamanitas antes y después de arrepentirse, y poner los papeles en el recipiente correcto. Según Alma 24:7–10, ¿qué los ayudó a cambiar? ¿Cómo podemos demostrar nuestra gratitud a Dios por Su misericordia?
Jesucristo me brinda gozo, y puedo compartir ese gozo
Tal vez a los niños y a ti les agrade hacer dibujos de cosas del evangelio de Jesucristo que les den gozo. Muéstrales tu dibujo y aliéntalos a dar sus dibujos a alguien para ayudar a esa persona a que también sienta gozo.
Ayuda a los niños a buscar la palabra gozo y las conjugaciones que haya de la palabra regocijar en Alma 26 y 29. ¿Qué brindó gozo a Ammón y a Alma o hizo que se regocijaran? Esta pregunta podría dar pie a un análisis sobre el gozo que proviene de vivir y compartir el evangelio de Jesucristo.
Puedo ayudar a mis amigos a vivir el evangelio de Jesucristo
Los niños podrían leer Alma 27:22–23 para descubrir lo que los nefitas hicieron para ayudar a los anti-nefi-lehitas a cumplir su promesa de nunca volver a pelear. ¿Cómo podemos ayudar a nuestros amigos a cumplir con sus promesas? Los niños podrían representar algunas situaciones. Por ejemplo, ¿qué le podemos decir a algún amigo que tenga el deseo de mentir o ser malo?
Para obtener más ideas, consulta el ejemplar de este mes de la revista El Amigo.