Relatos de las Escrituras
Alma y su pueblo


“Alma y su pueblo”, Historias del Libro de Mormón, 2023

Mosíah 23–25

Alma y su pueblo

La fortaleza de Dios en los momentos difíciles

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Alma y otras personas observan sus hogares

Alma y su pueblo vivían en una tierra hermosa; plantaban semillas y construían casas. Alma era sacerdote de Dios y enseñaba al pueblo a amarse el uno al otro. El pueblo escuchaba a Alma y guardaba los mandamientos de Dios. Sus familias crecieron y construyeron una ciudad.

Mosíah 23:4–5, 15–20

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Alma habla a los lamanitas

Un día, llegó un ejército de lamanitas que se hallaba perdido. Los lamanitas prometieron dejar en paz al pueblo de Alma si Alma los ayudaba a encontrar el camino de regreso a casa. Alma les mostró cómo regresar a su tierra.

Mosíah 23:25, 30, 36–37

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Amulón y los guardias vigilan a Alma y su pueblo

Los lamanitas no cumplieron la promesa, en cambio, se apoderaron de la tierra y pusieron guardias para vigilar al pueblo de Alma. También nombraron a un nefita llamado Amulón como rey sobre el pueblo de Alma. Amulón era el líder de unos sacerdotes falsos. Él y sus sacerdotes habían matado a un profeta de Dios y habían hecho muchas otras cosas malas.

Mosíah 17:12–13; 23:31–32, 37–39; 24:9

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Amulón enojado

Amulón estaba enojado con Alma. Hacía que el pueblo de Alma trabajara mucho y era malvado con ellos. Todo eso era difícil para el pueblo de Alma.

Mosíah 24:8–9

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Alma ora mientras Amulón está detrás, enojado

Oraron a Dios para pedirle ayuda, pero Amulón les mandó que dejaran de orar; les dijo que matarían a todos los que oraran.

Mosíah 24:10–11

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Alma y una mujer ayudan a un anciano a levantarse

Alma y su pueblo dejaron de orar en voz alta; en vez de ello, oraban en sus corazones. Dios escuchó sus oraciones, los consoló y prometió que los ayudaría a escapar. Dios hizo que su trabajo pesado se sintiera más fácil. Las personas fueron pacientes y eran felices cuando escuchaban a Dios; sabían que Él los estaba ayudando.

Mosíah 24:12–15

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Alma guía al pueblo en su escape por la noche

El pueblo de Alma confiaba en Dios y tenía gran fe en Él. Un día, Dios les dijo que había llegado el momento de partir. Esa noche, Alma y su pueblo se prepararon; juntaron todos sus animales y también comida. Por la mañana, Dios hizo que cayera un sueño profundo sobre los lamanitas. Entonces, Alma y su pueblo escaparon y viajaron todo el día.

Mosíah 24:16–20

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Alma y su pueblo observan Zarahemla

Esa noche, todos los hombres, mujeres y niños dieron gracias a Dios porque sabían que solo Dios podía haberlos ayudado. Continuaron viajando durante muchos días y llegaron a la tierra de Zarahemla. Los nefitas los recibieron y Alma enseñó a todos sobre tener fe en Jesucristo. Muchas personas creyeron y se bautizaron.

Mosíah 24:20–25; 25:14–24