Relatos de las Escrituras
Alma en las aguas de Mormón


“Alma en las aguas de Mormón”, Historias del Libro de Mormón, 2023

Mosíah 18; 23

Alma en las aguas de Mormón

Llegar a ser el pueblo de Dios

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Alma mirando el agua

Alma había sido sacerdote de un rey llamado Noé. Alma trató de salvar a Abinadí, que era un profeta de Dios, para que Noé no lo matara. Pero Noé se enojó con Alma y quiso matarlo también. Alma escapó de Noé para salvarse. Durante el día, Alma se escondía en un lugar llamado las aguas de Mormón.

Mosíah 17:2–4; 18:4–5, 8

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Alma se arrodilla y ora a orillas del agua

Alma creyó lo que Abinadí había enseñado sobre Jesucristo y pidió a Dios que lo perdonara por sus pecados y errores.

Mosíah 18:1–2

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Alma en la ciudad, por la noche

Alma se reunía con personas en privado y les enseñaba acerca de Jesús. Enseñaba a todos los que quisieran escuchar.

Mosíah 18:1–3

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las personas escuchan a Alma enseñar junto al agua

Muchas personas le creían a Alma e iban a las aguas de Mormón a escucharlo enseñar.

Mosíah 18:3–8, 31

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Alma sentado, enseñando junto al agua

Los que creían querían ser llamados el pueblo de Dios, ayudar a los necesitados y hablar con las personas sobre Dios. Entonces Alma los invitó a bautizarse. Al ser bautizados, harían un convenio, o promesa, con Dios de servirle y guardar Sus mandamientos. A Su vez, Dios los bendeciría con Su Espíritu.

Mosíah 18:8–10, 13

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Alma bautiza a una mujer en el agua

Las personas estaban muy felices, aplaudían y decían que querían ser bautizadas. Alma bautizó a cada una de ellas en las aguas de Mormón. Fueron llenas del Espíritu de Dios y sintieron el amor que Él les tenía; se convirtieron en miembros de la Iglesia de Cristo.

Mosíah 18:11–17, 30

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El rey Noé enojado y señalando con el dedo

Noé vio que algunos de los de su pueblo abandonaban la tierra y envió a sus siervos a vigilarlos. Los siervos vieron que las personas iban a la tierra de Mormón a escuchar las enseñanzas de Alma. Noé estaba muy enojado y envió a su ejército a matar a Alma y a las personas a las que enseñaba.

Mosíah 18:31–33

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Alma y su pueblo viajan

Dios advirtió a Alma sobre el ejército. Con la ayuda de Dios, Alma y su pueblo abandonaron la tierra a salvo. El ejército no pudo atraparlos. Caminaron ocho días por el desierto y llegaron a una tierra hermosa donde construyeron nuevos hogares. Alma enseñó al pueblo y ellos cumplieron su promesa a Dios.

Mosíah 18:34–35; 23:1–20