Liahona
Un fundamento firme: Cómo enseñar a los hijos la proclamación sobre la familia
Abril de 2024


“Un fundamento firme: Cómo enseñar a los hijos la proclamación sobre la familia”, Liahona, abril de 2024.

Un fundamento firme: Cómo enseñar a los hijos la proclamación sobre la familia

En un mundo que enseña tantas filosofías diferentes e incluso mentiras acerca de la familia, debemos enseñar a los hijos la doctrina de la familia en el plan eterno del Padre Celestial.

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Una familia reunida en la mesa

Hace más de veinticinco años, el presidente Gordon B. Hinckley (1910–2008) leyó “La Familia: Una Proclamación para el Mundo”, en la que la Primera Presidencia y el Cuórum de los Doce Apóstoles declararon osadamente verdades claras en cuanto a que la familia es fundamental en el plan de Dios para Sus hijos e hijas1.

En ese momento, parecía que la mayoría de las personas del mundo estaba de acuerdo con lo que él dijo. Hoy en día, muchos de los principios que eran tan claros en ese entonces, ahora están siendo cuestionados. El presidente Dallin H. Oaks, primer consejero de la Primera Presidencia, explicó: “Como es evidente en nuestra Proclamación para la Familia, los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días somos bendecidos con una doctrina única y una manera diferente de ver el mundo”2.

Comprender y creer en el Plan de Salvación del Padre Celestial y en la función central que desempeña la familia en ese plan nos proporciona un fundamento sólido. La canción de la Primaria advierte: “En arena el imprudente construyó y la lluvia descendió […] y la casa en la arena cayó”3. Muchas de las filosofías del mundo en cuanto a la familia están edificadas sobre arena o incluso mentiras, por lo que es importante estar alerta.

Una cosa crucial que podemos hacer para ayudar a nuestros hijos a resistir los desafíos de los últimos días es ayudarlos a estar firmemente fundamentados en las verdades que se expresan claramente en la proclamación. Tener una comprensión sólida de esos principios y un testimonio de su veracidad ayudará a nuestros hijos a aferrarse a sus creencias básicas. En un discurso titulado “Defensoras de la Proclamación sobre la Familia”, la hermana Bonnie L. Oscarson, quien fue Presidenta General de las Mujeres Jóvenes, nos desafió con valentía: “Toda persona […] puede ser defensora del plan del Señor que se describe en la proclamación sobre la familia. Si es el plan del Señor, ¡también debe ser nuestro plan!”4.

A continuación, se presentan algunas ideas que pueden ayudar al enseñar a sus hijos la importancia de la familia en el plan eterno del Padre Celestial.

Memorización

Una gran manera de que esas verdades se consoliden en la mente de nuestros hijos es que las memoricen. Me inspiraron los niños de la Primaria de mi barrio en California que memorizaron juntos la proclamación. Cada mes se levantaban y recitaban secciones de la proclamación hasta que la memorizaron toda.

Podemos alentar a nuestros hijos y nietos a memorizar la proclamación. ¡Incluso podría haber una recompensa! Si no la ha memorizado usted mismo, ¡es divertido hacerlo juntos!

Al criar a nuestros hijos en el sur de California, a través de toda la agitación política que desafiaba el matrimonio tradicional, ellos aprendieron bien las palabras: “El matrimonio entre el hombre y la mujer es ordenado por Dios”. Y repitieron esas palabras muchas veces cuando se les preguntó acerca de sus creencias.

El tener esas palabras firmemente arraigadas en la mente de nuestros hijos les ayudará a afrontar situaciones en las que ellos mismos puedan tener preguntas o en las que se les pregunte acerca de sus creencias. La frase junto con la verdad les llegará a la mente más fácilmente (véase Juan 14:26).

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Una familia estudiando junta

Conversaciones

En el hogar, nuestros hijos pueden aprender la verdad y aprender a explicar sus valores y principios. El tener estas conversaciones fortalecerá su testimonio de la familia y permitirá que el Espíritu testifique de las verdades que escuchen.

Durante esas conversaciones, es crucial que declaremos las verdades de la proclamación de manera clara y sin reserva. Por ejemplo, enseñamos que la castidad antes del matrimonio y la fidelidad después de este son normas inflexibles: “Dios ha mandado que los sagrados poderes de la procreación han de emplearse solo entre el hombre y la mujer legítimamente casados como esposo y esposa”. Enseñamos que la pureza sexual los protegerá.

Es útil pedir a los niños que hagan preguntas y ofrezcan sus opiniones a medida que tengamos estas conversaciones. Pregúnteles: “¿Qué creen que quisieron decir el profeta y los apóstoles cuando dijeron: ‘Afirmamos la santidad de la vida y su importancia en el plan eterno de Dios’? ¿Por qué creen que esto es importante?”.

Nuestra familia participó mucho en los esfuerzos comunitarios y políticos para apoyar a la familia, así que hablamos de estas cosas a menudo y tuvimos muchas conversaciones sólidas en las que se verbalizaron y debatieron opiniones. Como resultado, cada uno de nuestros hijos ganó confianza en sus propias creencias y en su capacidad de expresarlas.

Por ejemplo, mi hijo menor tomó una clase de biología de un maestro que había sido abiertamente hostil a nuestras creencias. El maestro lo desafió: “¿Sabe tu madre que estás en mi clase?”.

“Sí, señor”, respondió él.

Alrededor de un mes después le pregunté a mi hijo: “¿Cómo va tu clase de biología?”.

“Mamá, el maestro me desafía todos los días”, contestó él.

Me enojé. “¡Podemos sacarte de esa clase de inmediato!”, repliqué yo.

“De ninguna manera, mamá”, me respondió. “Cada día él desafía mis creencias y cada día repito lo que creo”, explicó él. “Y casi todos los días alguien viene a mí después de la clase y me da las gracias. Dicen que piensan como yo, pero que tienen demasiado miedo para decir algo”.

Estaba muy orgullosa de él por ser fuerte ante desafíos y preguntas tan directos.

Al final del semestre, el maestro se le acercó y le dijo: “Bueno, tengo que reconocer que has defendido muy bien lo que crees”.

Todas esas conversaciones familiares lo habían preparado bien.

Dramatizaciones

En el mundo actual, la doctrina de la familia se está desafiando y cuestionando a diario. Las dramatizaciones pueden ayudar a nuestros hijos a ser más fuertes en su fe y comprensión.

Podrían tener una noche de hogar en la que hagan una dramatización de conversaciones sobre preguntas específicas. Por ejemplo, su hijo podría representar el papel de un amigo que pregunta: “¿Aprueba tu Iglesia el matrimonio entre personas del mismo sexo?”. Su hija podría ser la que explique: “Nuestros líderes han dicho: ‘La familia es ordenada por Dios. El matrimonio entre el hombre y la mujer es esencial en Su plan eterno’. Eso es lo que creo, pero entiendo que los demás pueden creer de manera diferente”.

Podría preguntar: “¿Sientes que los padres son importantes?”. Dado que estarán familiarizados con la proclamación sobre la familia, sus hijos pensarán: “Por designio divino, el padre debe presidir la familia con amor y rectitud y es responsable de proveer las cosas necesarias de la vida para su familia y de proporcionarle protección”. Uno de los hijos podría responder diciendo: “Los papás son muy importantes porque cuidan de su familia y nos mantienen a salvo. Mi papá es un buen papá, ¡estoy muy agradecido por él!”.

Esas dramatizaciones pueden ser difíciles al principio, pero a medida que sus hijos continúen practicando, las respuestas llegarán más fácilmente. Los niños que hayan practicado una respuesta tendrán más confianza y claridad en sus respuestas, y no estarán inquietos ni inseguros en cuanto a cómo decir lo que creen.

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Padres estudiando con sus hijos

Desarrollar testimonios firmes

A medida que ayudemos a nuestros hijos a estudiar e incorporar los principios que se encuentran en la proclamación, ellos desarrollarán testimonios firmes de la importancia de la familia, del matrimonio, de los padres y de la vida.

En la Conferencia General de octubre de 2017, el presidente Oaks testificó:

“La proclamación sobre la familia es una declaración de verdad eterna, la voluntad del Señor para Sus hijos que buscan la vida eterna. Ha sido la base de la enseñanza y la práctica de la Iglesia durante los últimos veintidós años y seguirá siéndolo en el futuro. Considérenla como tal, enséñenla, vívanla y serán bendecidos al esforzarse ustedes hacia la vida eterna.

“Hace cuarenta años, el presidente Ezra Taft Benson enseñó que ‘Cada generación tiene sus pruebas y su oportunidad de resistir y probarse a sí misma’. Creo que nuestra actitud hacia la proclamación y nuestro uso de ella es una de esas pruebas para esta generación. Es mi oración que todos los Santos de los Últimos Días se mantengan firmes ante esta prueba”5.

Como dice la canción de la Primaria: “En roca el hombre sabio construyó […] y la casa en la roca se quedó”6. Podemos ayudar a nuestros hijos a llegar a ser firmes en su comprensión de la familia y de las verdades del Plan de Salvación. Esta será una gran bendición para ellos y fortalecerá su fe al vivir en estos difíciles últimos días.

La autora vive en Utah, EE. UU.