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Invitar al Espíritu a nuestra vida
The Last Supper [La última cena], por Simon Dewey
La Última Cena fue más que una comida para los Apóstoles; fue una ocasión milagrosa y sagrada de estar en la presencia de su Señor. Las oraciones sacramentales nos ofrecen un milagro similar, pues se nos bendice para que Su Espíritu esté con nosotros (véase Doctrina y Convenios 20:77, 79). ¿Cómo podemos, al igual que los Apóstoles, sentirnos cerca de la presencia del Salvador?
En su artículo de la página 4, el élder David A. Bednar explica que “nuestra responsabilidad sagrada es desarrollar hábitos santos que inviten al Espíritu del Señor a estar con nosotros en todo momento”. Seguir el consejo de su artículo puede ayudarnos a desarrollar los hábitos santos que, aunque sean pequeños, pueden acercarnos más a Jesucristo.
En la página 40, comparto mi experiencia al perder a mi esposo, que enfermó mientras vivíamos en el Área Europa Este. Aunque fue un momento difícil para mí, fue la experiencia que me acudió a la mente al esforzarme por saber cómo hablar sobre el milagro de experimentar la misericordia del Salvador de maneras inesperadas.
¡Qué milagro que es sentir la presencia del Señor en nuestros momentos de soledad, pruebas y debilidad! Podemos decidir desarrollar hábitos santos que inviten al Espíritu a nuestra vida. Ruego que busquemos la fortaleza y la guía que Dios está dispuesto a concedernos por medio del don supremo del Espíritu Santo.
Sinceramente,
Presidenta Susan H. Porter
Presidenta General de la Primaria