2020
La obra misional en tiempos modernos
Septiembre de 2020


Mensaje de Área

La obra misional en tiempos modernos

Al reflexionar en los tiempos en que estamos viviendo, viene a mi mente las palabras del Presidente Thomas S. Monson, quien hace algunos años afirmó que había llegado el tiempo establecido —según DyC 88:73— en el que el Señor apresuraría su obra sobre la tierra. También él mismo mencionó que era hora de que miembros y misioneros trabajaran juntos en esta obra. Al ver los avances de la tecnología y el alcance que esta tiene, observamos el mandato del Señor en Doctrina y Convenios:

“…porque te he llamado a predicar mi evangelio: a alzar tu voz como con voz de trompeta, larga y fuertemente, y a proclamar el arrepentimiento…” (DyC 34:5–6)

Cuando leo en esta revelación recibida en 1830, pienso en cuán fuerte y largamente podían ellos alzar su voz para proclamar el evangelio de arrepentimiento. Entonces, lo comparo con nuestros días donde podemos hablar, escribir o enviar el mensaje de diferentes formas y a través de la tecnología. Este puede llegar a cientos, aún a miles de personas en muy poco tiempo. Creo sin lugar a duda, que el avance de la tecnología nos permite alzar nuestra voz más fuerte y largamente que nunca en la historia de la humanidad. Lo que nos permite apresurar su obra para la Segunda venida del Señor y prepararnos nosotros mismos y a los demás para recibirle.

Por cierto, la situación mundial actual nos ha obligado a todos a estar más a gusto con la tecnología, incluso para hacer la obra del Señor. Hemos tenido reuniones históricas a través de esta. Hemos ministrado. Hemos dado y recibido consuelo y también hemos comenzado a dar a conocer el evangelio.

El Presidente Russell M. Nelson nos ha instado en varias ocasiones a formar parte del ejército del Señor para recoger al Israel disperso, y sin dudas estos son momentos maravillosos para hacerlo. El propio Presidente Nelson, en la última conferencia general de abril de 2020, nos instó a reflexionar sobre “¡Qué bendecidos somos de saber que se ha restaurado el evangelio de Jesucristo en la tierra!” y en la misma conferencia el Élder D. Todd Christofferson nos instó a “compartir el evangelio de la Restauración y de la Resurrección”. Recordándonos que debemos hacerlo con amor genuino, sin intereses particulares. Con un ejemplo puro, que haga que esta invitación sea más atractiva para quienes la reciban, y que utilicemos más el Libro de Mormón.

Al pensar en ello, vino a mi mente un video de un gran miembro misionero de nuestros tiempos: Carlos Adriel Contreras, de Córdoba, de la Estaca Patricios. Él tiene 4 años y en el video, comparte, entre otras cosas, que el Libro de Mormón le ayuda a conocer a Cristo y luego invita a todos a escuchar a los misioneros. Este es un modelo que deberíamos seguir. En este sentido, vale decir que no alcanza con inundar las redes con mensajes del evangelio, como nos ha pedido el élder Bednar. Además, debemos invitar, tal como enseña el manual Predicad mi Evangelio: “Toda oportunidad de encontrar —por medio de los miembros, por referencias o contactos personales— debe conducir a la invitación a hacer algo, por lo general, a aprender más acerca del mensaje de la Restauración”. Es al hacer algo cuando las personas podrán recibir la confirmación de la verdad por medio del Espíritu Santo. Para ello, debemos utilizar más los mensajes del Libro de Mormón.

“La Restauración de la plenitud del evangelio de Jesucristo. Una proclamación para el mundo en el bicentenario”, es una extraordinaria herramienta para llevar al mundo al conocimiento de las bendiciones del Evangelio Restaurado. El Presidente Russell M. Nelson nos instó: “…estúdienla en privado y con sus familiares y amigos. Reflexionen sobre las verdades y piensen en el impacto que ellas tendrán en su vida si las escuchan, prestan atención y dan oído a los mandamientos y los convenios que las acompañan”. Entonces, al compartir y estudiar con nuestros amigos, familiares y vecinos este maravilloso documento, instándolos a dar oído a los mandamientos y convenios que le acompañan. Veremos un impacto maravilloso en sus vidas y aun en las nuestras.

El Élder Christofferson, en la conferencia de abril, dijo: “tal vez no haga falta decir que a pesar del amor genuino y de la sinceridad, muchas, si no la mayoría, de nuestras invitaciones a compartir el mensaje de la Restauración se rechazarán. Pero recuerden esto: todas las personas son dignas de tal invitación, “todos son iguales ante Dios”; el Señor está complacido con cada esfuerzo que realizamos, sin importar el resultado; una invitación rechazada no es razón para que la relación se termine, y una falta de interés hoy puede muy bien convertirse en interés en el futuro. A pesar de todo, nuestro amor permanece constante”. Por lo tanto, nuestro éxito está en compartir e invitar, no en que ellos acepten. A su vez, el éxito de ellos dependerá de su aceptación.

Les invito a seguir la voz de nuestros profetas vivientes, apresurando su obra y recogiendo al Israel disperso:

  1. Alzando nuestra voz fuerte y largamente (utilizado la tecnología, pero no limitándonos a ella).

  2. Con amor genuino, sin intereses personales.

  3. Siendo un ejemplo de lo que compartimos para hacer más atractiva la invitación (cuidando que las publicaciones en nuestras redes estén en consonancia con lo que predicamos).

  4. Utilizando más el Libro de Mormón.

  5. Y “La Restauración del Evangelio de Jesucristo. Una proclamación para el mundo en el bicentenario”.

  6. Invitando a las personas a hacer cosas que le lleven al Salvador y Su Evangelio.

Sé sin ninguna duda que, al hacerlo, nos estaremos preparando para la Segunda Venida del Señor y ayudando a otros a hacer lo mismo. Entonces, cuando Él venga podrá decirnos: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré” (Mateo 25:23). No escondamos nuestro don, es mi ruego. En el nombre de Jesucristo. Amén.