2012
No te accidentes
Abril 2012


Evita los accidentes

Para evitar problemas grandes más adelante, arregla los problemas pequeños ahora.

A Andrei le han encantado los aviones desde que era pequeño; pero mientras que muchos sueñan con pilotearlos, a Andrei no le interesa andar por las nubes; lo que le interesa son las tuercas y los tornillos. Este joven de 16 años de Rumania estudia para ser mecánico de aviones.

En Rumania, los jóvenes pueden asistir a una escuela secundaria que los prepara para la universidad o a una escuela vocacional. Debido al amor que Andrei tiene por los aviones, su decisión de asistir a la escuela vocacional de aviación fue fácil.

Los mecánicos de aviones no sólo arreglan aviones descompuestos. Una de las cosas más importantes que hacen es inspeccionarlos y hacerles el mantenimiento para que no se descompongan. Periódicamente, inspeccionan todo en el avión, desde las hélices hasta el tren de aterrizaje, y toda pieza que haya entre los dos.

“Puede ser difícil encontrar el pequeño problema que podría hacer que un avión se estrellase”, dice Andrei. “Pero encontrarlo es más fácil que tratar de reconstruir todo el avión”.

El ceñirse a un esquema de mantenimiento periódico y no dejar de cumplirlo es importante —tanto para los aviones como para los miembros de la Iglesia— a fin de determinar y corregir los problemas antes de que lleguen a poner en peligro la vida por razones mecánicas o espirituales.

Mantenimiento espiritual

Andrei vive en Bucarest, una ciudad con una población de casi dos millones de personas. Sin embargo, la Iglesia es relativamente nueva en Rumania, y sólo hay suficientes miembros en Bucarest para formar dos ramas. Andrei y su familia viven lejos de los demás miembros de su rama. Él siente la presión del mundo que lo rodea tanto en la escuela como con sus amigos. Sabe lo fácil que sería irse a pique —en lo que se refiere a lo espiritual— si no conserva un mantenimiento espiritual periódico.

La vida puede ser ajetreada. Además del tiempo que Andrei dedica a sus estudios, el fútbol y la computadora, se hace tiempo para orar, ayunar, estudiar las Escrituras y cumplir con sus responsabilidades de presbítero. También se asegura de “ir” a seminario, lo cual hace en línea debido a la distancia.

Hacer esas cosas es parte del mantenimiento espiritual periódico que ayuda a determinar y a corregir debilidades antes de que lleven a un accidente que ponga en peligro la vida espiritual.

“Hay ciertas cosas que simplemente hay que hacer con regularidad, y así crear un hábito”, dice él. “No se puede dejar que la vida nos controle”.

Accidentes espirituales

Andrei se ha dado cuenta de que si no llevamos a cabo el mantenimiento espiritual con regularidad, las fuerzas tales como el estrés o la influencia de los amigos pueden vencer nuestra resistencia a la tentación. Cuando eso sucede, en poco tiempo perdemos la dirección, el control y, finalmente, el poder espiritual.

Tal como un avión que no tiene potencia pierde altura, cuando pecamos, perdemos altura y poder espirituales, lo cual nos aleja del cielo y nos lleva, tarde o temprano, a un accidente espiritual.

Aun cuando es posible que la expiación del Salvador nos sane después de accidentarnos, es mucho mejor depender de Su poder para ayudarnos a arreglar el problema cuando es pequeño, antes de que cause una catástrofe espiritual.

El peligro de pasarlo por alto

La idea de pasar por alto el mantenimiento mecánico de un avión nunca ha cruzado por la cabeza de Andrei. Hacerlo no es una opción. “Hay leyes al respecto”, dice. Él admite que, si de hecho dejara de hacer el mantenimiento —sólo una vez—, “probablemente no sucedería nada”.

Quizá el mayor problema con pasar por alto el mantenimiento no es que el avión se estrelle inmediatamente, sino que no lo haga. “Si no sucede nada malo cuando dejo de hacerlo hoy, me sentiré más tentado a pasarlo por alto mañana”, dice.

Cuando el mantenimiento se pasa por alto con regularidad, las fuerzas y las tensiones ejercidas sobre el avión, o sobre nosotros, causarán que tarde o temprano algo no funcione. “Con el tiempo tendremos un accidente”, dice él.

Es por eso que Dios también nos ha dado leyes relacionadas con el mantenimiento espiritual periódico. “Os reuniréis [en la capilla] con frecuencia” (3 Nefi 18:22; cursiva agregada). Ora siempre (véase 3 Nefi 18:19). Escudriña las Escrituras diligentemente (véase 3 Nefi 23:1–5). “Deja que la virtud engalane tus pensamientos incesantemente” (D. y C. 121:45; cursiva agregada). Ve al templo con regularidad1.

Guardar estas leyes y llevar a cabo un mantenimiento espiritual periódico nos mantendrá en vuelo por la senda correcta.

“Un avión está diseñado para despegar, para dejar el mundo”, dice Andrei. “Eso es lo que nuestro Padre Celestial desea para nosotros. Con un mantenimiento periódico, llegaremos a salvo a donde queremos ir: al cielo”.

Nota

  1. Véase Thomas S. Monson, “El Santo Templo: Un faro para el mundo”, Liahona, mayo de 2011, pág. 92.

  2. Véase Joseph B. Wirthlin, “Firmes creced en la fe”, Liahona, julio de 1997, pág. 18.

Fotografía del avión por iStockphoto © Christopher Pattberg; derecha: fotografía por Adam C. Olson.

Fotografía del ala por Adam C. Olson; fotografía del portapapeles por John Luke.