2008
Élder D. Todd Christofferson
Mayo de 2008


Élder D. Todd Christofferson

Del Quórum de los Doce Apóstoles

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Elder D. Todd Christofferson

“Hay algo que aprender de cada persona”, afirma el élder David Todd Christofferson, miembro recién llamado y sostenido del Quórum de los Doce Apóstoles. “No he encontrado a nadie, ya sea dentro o fuera de la Iglesia, de quien no pudiese aprender algo que me hiciera una persona mejor”.

Algo que el élder Christofferson ha hecho durante toda su vida, empezando con sus padres, ha sido aprender lo mejor que las personas tienen para dar.

El élder Christofferson, cuyos padres son Paul Vickery Christofferson y Jeanne Swenson Christofferson, nació el 24 de enero de 1945, y se crió en Pleasant Grove y Lindon, Utah, Estados Unidos. Dice que él y sus cuatro hermanos menores disfrutaron una niñez que fue “idílica” y “sana”.

“Tuvimos una vida muy segura y feliz”, recuerda. “Papá y mamá nos mostraron cómo vivir de acuerdo con el modelo del Evangelio”.

Al comenzar la enseñanza media superior, el élder Christofferson y su familia se trasladaron a Somerset, Nueva Jersey, Estados Unidos; allí encontró nuevos lugares, nueva gente y nuevas oportunidades.

“He disfrutado amistades y asociaciones con personas de muchos lugares y de toda clase de creencias religiosas”, afirma, “las que han sido todas muy positivas”.

Al terminar la enseñanza media superior, el élder Christofferson asistió a la Universidad Brigham Young durante un año antes de salir en una misión de tiempo completo a Argentina. Allí, dice, aprendió de “dos excepcionales presidentes de misión”: el presidente Ronald V. Stone, durante los primeros meses de su misión, y el presidente Richard G. Scott (actualmente es el élder Scott, colega y miembro del Quórum de los Doce Apóstoles), durante el resto de su misión.

Del élder Scott, el élder Christofferson recuerda: “Aprendimos a exigirnos mucho, como él se exigía a sí mismo. Siempre se centraba en las supremas posibilidades de poder progresar más, de hacer más y de lograr más y, debido a eso, empezamos a adquirir una visión más elevada de nosotros mismos, de la obra y de lo que podíamos lograr”.

Cuando regresó de Argentina, el élder Christofferson volvió a inscribirse en BYU, donde estudió inglés y participó en las actividades del gobierno estudiantil y en atletismo dentro de la universidad. También conoció a Katherine (Kathy) Thelma Jacob, con quien contrajo matrimonio al final de su segundo año universitario, el 28 de mayo de 1968 en el Templo de Salt Lake. Actualmente tienen cinco hijos y ocho nietos.

El élder Christofferson se graduó de BYU con una licenciatura en 1969, y más tarde obtuvo un título en leyes de la Universidad Duke. Al graduarse en 1972, fue contratado para trabajar para el juez John J. Sirica, durante los acontecimientos de Watergate.

“Fue una emocionante experiencia por tratarse del primer trabajo después de terminar la escuela”, afirma el élder Christofferson. “En la profesión legal vi a algunas de las mejores personas y a algunas de las peores, todas mezcladas, pero esa experiencia me enseñó que podíamos llevar a cabo un buen trabajo legal, lo que me infundió confianza y me ayudó a tener aspiraciones”.

El élder Christofferson dedicó su carrera legal a trabajar primeramente en un despacho de abogados y más tarde como asesor interno en bancos y otras empresas, mayormente en el este de los Estados Unidos. El élder Christofferson dice que lo que más disfrutó de esos años, “fue mi relación con la gente buena de todas las condiciones sociales y de todas las denominaciones religiosas. Descubrí que muchas personas en verdad desean ayudar a los demás y están resueltas a hacerlo realidad”.

En 1993, él élder Christofferson fue llamado a servir como miembro del Primer Quórum de los Setenta, período que él describe como “bastante formativo”. Sus asignaciones lo llevaron brevemente al Área Norteamérica Suroeste y al Área México Sur.

Recuerda con cariño cuando llevó a cabo entrevistas en México durante la reorganización de una estaca en particular. “Una de las personas a las que entrevisté era un hombre muy humilde, bajo de estatura. Tuvimos una buena entrevista tras lo cual le di un abrazo. Cuando salió, le dijo al presidente de estaca: ‘La autoridad me abrazó’. Lo repetía una y otra vez. Esa experiencia me enseñó a apreciar las cosas insignificantes que la gente hace; me enseñó también que siempre podemos hacer algo para ayudar a los demás a sentirse valorados como hijos de Dios.

“En verdad se puede aprender algo bueno de toda persona y de toda relación”, añade. “Esperemos que nosotros estemos haciendo lo mismo por otras personas”.

En 1998, el élder Christofferson fue llamado a integrar la Presidencia de los Setenta, donde prestó servicio hasta que fue llamado al Quórum de los Doce Apóstoles. Comenta que cuando primeramente recibió su nuevo llamamiento del presidente Thomas S. Monson, al principio “parecía imposible”.

“Al pensar en ello, la responsabilidad parece ser estremecedora; pero he tenido maravillosos maestros al trabajar en el Quórum de los Setenta y con miembros del Quórum de los Doce Apóstoles durante los últimos quince años. Y tengo además la seguridad de saber que el Señor siempre me ha sostenido. En toda crisis, en toda transición, en toda necesidad que he tenido, Él ha estado disponible mediante la oración. He confiado en Él y nunca me ha defraudado; ciertamente Sus promesas siguen siendo las mismas. Sé que ahora también me dará la ayuda que necesito”.