Historia de la Iglesia
El Señor reivindica a Vaikato


“El Señor reivindica a Vaikato”, Historias mundiales: Tonga, 2018

“El Señor reivindica a Vaikato”, Historias mundiales: Tonga

El Señor reivindica a Vaikato

Vaikato Tāvutu, la presidenta de la Sociedad de Socorro de la isla de ‘Uiha a finales de la década de 1930, se enfermó mucho y temió que se la relevara de su llamamiento. Cuando el apóstol George Albert Smith visitó la isla, ella le pidió que le diera una bendición. Vaikato entendió toda su oración, aunque no hablaba inglés. Cuando Smith le prometió que si permanecía fiel vería una capilla construida en su isla, ella vio un hermoso edificio en una visión. Dio a su pueblo esa buena noticia, pero al pasar los años sin que se construyera ninguna capilla, se burlaron de ella y dijeron que era una mentirosa. Sin embargo, ella nunca flaqueó.

Años más tarde, la Iglesia envió a misioneros de construcción tonganos y a un supervisor a ‘Uiha para construir una capilla. Su descripción del diseño del edificio era tan precisa que los misioneros tonganos se preguntaron si había visto los planos. Vaikato también había descrito una brillante aguja dorada, pero la aguja que les enviaron originalmente era de color plata. Inesperadamente, se envió esa aguja a Tongatapu y enviaron otra en su lugar. La nueva aguja era de bronce y brillaba como el oro bajo el sol.

Aunque tenía unos 102 años durante la construcción de la capilla, Vaikato trabajó arduamente para que su visión se volviera tangible. Voluntariamente, era la primera en llegar para preparar el sitio y todo el día cargaba ladrillos de color coral, pesados y afilados, de dos en dos, cuando el supervisor no estaba mirando. Si los misioneros de construcción bajaban el ritmo cuando hacía calor, ella los motivaba a actuar con más determinación. Cuando le sangraron las manos y le dieron guantes, Vaikato dijo que “las manos del Salvador habían sangrado por ella y que no se avergonzaba de que le sangraran las manos por la obra del Señor”. A menudo levantaba las manos para dar gracias en oración, con las mejillas surcadas de lágrimas.

Cuando la capilla estaba casi terminada, Vaikato dijo que sabía cómo se sentía José Smith cuando el Señor proporcionó testigos del Libro de Mormón. El Señor le había proveído con una testigo —la capilla— de que había dicho a su pueblo la verdad muchos años atrás.