Las puertas de la vida y de la felicidad
Lydie Zebo Bahie era hija única y todavía vivía con sus padres cuando ambos fallecieron. Después de que murieron, Lydie se deprimió tanto que no pudo continuar con sus estudios y tuvo dificultades para mantener sus amistades. “Me dolía el hecho de que mis amigos todavía tuvieran a sus madres […]”, recuerda ella. “Mi madre lo había sido todo para mí”. A veces, Lydie ya no deseaba vivir.
Durante esos momentos difíciles, la hermana de Lydie, Alphonsine, la invitó a irse a vivir con ella. El hijo de Alphonsine, Faet Nadege, la llevó a La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. “Cuando fui a la Iglesia por primera vez, las hermanas de la Sociedad de Socorro y las Mujeres Jóvenes me hicieron sentir muy bienvenida”, dijo Lydie. “Sentí que casi había encontrado a mis padres nuevamente”. Aun cuando había dejado de leer durante su periodo de depresión, pudo enfocarse otra vez a medida que estudiaba el Libro de Mormón. Fue bautizada el 18 de noviembre de 1995.
Poco tiempo después de su bautismo, tuvo la oportunidad de devolver el amor que había recibido al servir en la Sociedad de Socorro y las Mujeres Jóvenes. También sirvió como misionera de rama e invitó a otros a descubrir la misma hermandad y paz que ella había encontrado recientemente. “Todos esos llamamientos me fortalecieron y me ayudaron a progresar, tanto espiritual como mentalmente”, dijo Lydie.
Fue una de las primeras hermanas misioneras en servir en la Misión República Democrática del Congo Kinshasa. “Las experiencias por las que pasé, tanto las positivas como las negativas, me ayudaron a desarrollar una mayor capacidad cristiana para amar y servir”, dijo Lydie. “Mi gozo fue completo”. Lydie atribuye este nuevo gozo en su vida al cuidado atento que ha recibido de su Padre Celestial y Jesucristo. “Ellos me abrieron las puertas de la vida y la felicidad cuando lo único que yo podía ver era tristeza”.