Historia de la Iglesia
Hacer un sueño realidad


Hacer un sueño realidad

Cuando era niño, a Olivier Zadi le gustaba explorar, cazar, pescar y soñar con el día en que se casaría con Blandine Keletigui, una niña del vecindario a la que le traía todos sus trofeos de caza y pesca. Su familia bromeaba con él acerca de su interés tan obvio en Blandine, pero para Olivier era algo serio. Cuando cumplió diez años, le prometió a Blandine que se casaría con ella cuando crecieran y que “permanecería con ella durante al menos cincuenta años”.

Años después, ya en la universidad, Olivier conoció a Willis y Beverly Waite, un matrimonio misionero Santo de los Últimos Días. Quedó impresionado por la devoción del élder Waite por su esposa y comenzó a escuchar el mensaje del Evangelio por medio de ellos. Con el tiempo, Olivier fue bautizado y su bautismo llevó a diecisiete miembros de su familia a ser bautizados también. Incluso su padre, Mamadou, quien inicialmente no quería saber nada de la Iglesia, obtuvo un testimonio después de ver un cambio importante en su salud al tratar de vivir la Palabra de Sabiduría. Después de su bautismo, Mamadou cerró el bar del que era dueño y donó el edificio a la Iglesia. Olivier también compartió el Evangelio con Blandine, quien se bautizó en 1994 y se casaron poco tiempo después.

Así como los Waite lo habían impresionado, Olivier y Blandine también causaron una impresión en sus vecinos. No era habitual ver a un esposo y a su esposa caminar tomados de la mano o pasar tiempo juntos. Los vecinos estaban seguros de que, después de más o menos un año, se cansarían el uno del otro. Sin embargo, al pasar el tiempo y llegar los niños, Olivier y Blandine disfrutaban caminando juntos a la vista de las mismas personas para demostrarles que no habían cambiado. Debido a su nueva fe, anhelaban ir al templo algún día y ser sellados por la eternidad.

En 1997, Olivier fue a Johannesburgo, Sudáfrica, para trabajar y asistir al templo por primera vez. Después, sintió un deseo muy grande de regresar con su esposa y sus hijos. “[Ir al templo] se convirtió en una especie de emergencia para toda la familia”, dijo él. Durante la noche de hogar hablaron de cómo podían reducir sus gastos para ahorrar dinero para el viaje. Después de un año de preparación, Olivier, Blandine y sus tres hijas viajaron al templo para ser sellados por la eternidad. Durante el sellamiento, Olivier sintió que Dios le hablaba directamente. “Ahora he cumplido tu sueño”, escuchó Olivier. “Haré mi parte, tú haz la tuya”. Olivier se dio cuenta de que su vida familiar fue diferente después de esa experiencia. Antes era él quien iniciaba la oración familiar y el estudio de las Escrituras, “ahora es [Blandine] quien me guía en el Evangelio”, dijo Olivier. “En caso de que me olvide de mi deber, ella está allí para recordarme lo que tengo que hacer”.