Historia de la Iglesia
“Mi llamamiento me ayudó mucho”


“Mi llamamiento me ayudó mucho”

Cuando Pablo Choc se unió a la Iglesia en 1960, se encontraba entre los primeros indígenas cakchiqueles que aceptó el Evangelio restaurado. La pequeña rama de Patzicía se reunía en un pequeño cuarto alquilado y él se contentaba con sentarse cerca de la parte posterior de las reuniones. Para su sorpresa, en pocos años fue llamado como presidente de rama. Por ser un hombre de educación limitada, se sintió abrumado por el llamamiento.

Aunque se sentía inadecuado, trabajaba diligentemente. Se le pidió buscar un lugar para construir un centro de reuniones para la rama que crecía rápido. Finalmente compró un terreno y, con los materiales que proporcionó la Iglesia, los miembros de la rama construyeron el primer centro de reuniones en Patzicía. A Choc se le empleó como conserje del edificio.

En 1966, él y su esposa, Agustina, y sus cinco hijos se unieron a muchos otros Santos de los Últimos Días de Guatemala y El Salvador en un viaje de siete días en autobús para ir al Templo en Mesa, Arizona. Allí, los miembros de la familia Choc recibieron sus bendiciones patriarcales, participaron en reuniones de testimonios con miembros de habla hispana de Arizona y, finalmente, recibieron la investidura y las ordenanzas de sellamiento en el templo. El viaje le infundió a Choc el compromiso renovado de servir en la Iglesia. “Tomé la decisión de trabajar más duro”, recordó más tarde. Después de servir brevemente como secretario de distrito, se le llamó de nuevo como presidente de rama.

El 4 de febrero de 1976, un terremoto catastrófico que midió 7,5 en la escala de Richter asoló Guatemala. En el centro de la devastación se hallaba Patzicía; las casas y otros edificios en toda la ciudad se derrumbaron. La propia casa de Choc se vino abajo y su esposa embarazada y sus dos hijos más pequeños perdieron la vida. Después de desenterrar sus cuerpos de los escombros, se le informó a Choc que el centro de reuniones se había caído y que un misionero que se llamaba Randall Ellsworth había quedado atrapado bajo una enorme viga del techo.

Sintiendo consuelo al saber que su familia había sido sellada por la eternidad, Choc se puso a trabajar para ayudar a los miembros de su rama. Se dirigió al centro de reuniones para ayudar a liberar al misionero.

Ellsworth y su compañero dormían en el escenario del salón cultural cuando se produjo el terremoto. Al no poder levantar la viga de concreto y acero que pesaba casi 55 toneladas, los miembros pasaron seis horas cortando el piso del escenario debajo del misionero para bajarlo a un lugar seguro. Paralizado de la cintura para abajo, Ellsworth fue trasladado a Panamá para ser operado antes de regresar a los Estados Unidos.

Tras el terremoto, miembros y misioneros ayudaron a sus vecinos a limpiar los escombros y a reconstruir. El hijo de Choc, Daniel, estaba quitando escombros en Patzún cuando una pared que estaba cerca de él se desplomó. Atrapado bajo la pared, Daniel pronto sucumbió a sus heridas. Cuando Choc se enteró de la muerte de Daniel, se encontraba trabajando en el centro de reuniones. “En total, enterré a cuatro miembros de mi familia”, recordó Choc más tarde. “Mi llamamiento me ayudó mucho”, reflexionó. “Ayudé a otros miembros que necesitaban mi ayuda”.

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La Rama de Patzicía en la cancha de baloncesto

La rama se reúne en la cancha de baloncesto cerca del centro de reuniones colapsado, en febrero de 1976.

En lugar de reconstruir el centro de reuniones, la Iglesia se centró en ayudar a los miembros a reconstruir sus hogares. Bajo la dirección de Choc, los miembros reconstruyeron muchas casas destruidas en el terremoto, utilizando materiales que proporcionó la Iglesia. La rama se reunía en la cancha de baloncesto cerca del centro de reuniones, utilizando mantas como paredes. Esa estructura improvisada se utilizó durante casi tres años.

Seis meses después del terremoto, Randall Ellsworth regresó a su misión. “Sabía que si el profeta me había llamado durante dos años”, le dijo a un reportero, “podría regresar y terminar mi misión”. La primera asignación de Ellsworth fue a Patzicía. Cuando llegó, caminando con la ayuda de dos bastones, él y Pablo Choc se abrazaron y oraron juntos.