Historia de la Iglesia
“No es una cuestión de dinero, sino de fe”


“No es una cuestión de dinero, sino de fe”

Tras la muerte de su esposa Leonor en 1955, Udine Falabella encontró un folleto de los Santos de los Últimos Días en el que se describía la doctrina de los templos. La idea de que se podría sellar a su familia por la eternidad lo llevó a ponerse en contacto con los misioneros y, poco tiempo después, él y sus hijos se bautizaron.

Dos años más tarde, Falabella llegó a ser presidente del primer distrito en Guatemala. Cuando se le preguntó qué objetivo tenía para los miembros de su distrito, su respuesta fue inequívoca: “Que vayan al templo”. En aquel entonces, el templo más cercano estaba a más de 3700 km de distancia, en Mesa, Arizona. La mayoría de los miembros, tal vez desalentados por el costo de un viaje de esa naturaleza, parecían indiferentes.

Anteriormente se habían propuesto viajes en grupo, pero ninguno había tenido éxito. Cuando Falabella anunció el plan de un viaje en grupo para que los miembros del distrito asistieran al templo, su entusiasmo se recibió con escepticismo. Él y sus consejeros visitaron a los miembros de la Iglesia en sus hogares y personalmente extendieron el reto para que hicieran los arreglos necesarios para asistir al templo. Muchos lo aceptaron.

Durante el año siguiente, los miembros se esforzaron diligentemente por ahorrar dinero y prepararse para asistir al templo. Muchos recaudaron fondos mediante la venta de alimentos y artesanías. Cuando eso no fue suficiente, algunos vendieron sus posesiones. Falabella se reunió con ellos para verificar su progreso en la adquisición de los fondos. “No es una cuestión de dinero, sino de fe”, les recordó.

Durante una reunión, una hermana se quejó de que no tenía forma de conseguir el dinero. Falabella la exhortó a tener fe. Le pidió que solicitara un pasaporte y un visado, explicando que el Señor nos pide que hagamos todo lo posible para prepararnos para recibir Sus bendiciones.

Unas semanas más tarde, ella regresó con sus documentos, pero todavía le faltaba el dinero. Falabella reiteró la necesidad de tener fe. A los pocos días, el hermano de la mujer, que no era miembro de la Iglesia, se ofreció a pagar por ella y por su madre para que asistieran al templo.

En noviembre de 1965, Santos de los Últimos Días de todo Guatemala, así como de El Salvador, hicieron el viaje en autobús a Arizona. Los miembros en Arizona los recibieron en sus hogares y los hospedaron durante su estadía, y ellos pasaron cuatro días en el templo recibiendo las ordenanzas para sí mismos y para sus parientes fallecidos.

Desde 1965 hasta 1983, los miembros de Guatemala hicieron viajes anuales a Arizona para asistir al templo. En 1984 se construyó un templo en la Ciudad de Guatemala. Más tarde, Udine Falabella prestó servicio como presidente del Templo de la Ciudad de Guatemala, Guatemala.