El Amigo
La botella de agua rota
El bautismo y la confirmación


“La botella de agua rota”, El Amigo, agosto de 2023, págs.

La botella de agua rota

Kadie tenía sed. ¿Cómo podía ayudar Sophia?

Esta historia ocurrió en Sierra Leona.

Sophia escuchó atentamente mientras la maestra explicaba el problema de Matemáticas en la pizarra.

“¿Cuánto es nueve por cuatro?”, preguntó la maestra.

Sophia levantó la mano. “¡Treinta y seis!”, dijo ella.

La maestra sonrió. “¡Correcto, Sophia!”.

Después de clase, era hora de regresar a casa. Sophia iba con sus amigos. Todos sacaron sus botellas de agua para beber lo que les quedaba. ¡Hoy hacía calor!

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Pero Sophia notó algo extraño. Su amiga Kadie no estaba bebiendo agua. Simplemente caminaba en silencio.

“Kadie, ¿dónde está tu botella de agua?”, le preguntó Sophia. Todos siempre tenían sed cuando salían de la escuela.

“Se me rompió ayer y no puedo conseguir una nueva”, dijo Kadie. “Así que ahora no puedo llevar agua a la escuela”.

Sophia miró su propia botella de agua. ¡Desearía poder compartirla! Pero se le había acabado el agua.

Durante todo el día, Sophia pensó en Kadie y en su botella de agua rota. No era fácil conseguir agua potable donde ellos vivían. La mayoría de los niños solo tienen una botella de agua para usar todo el año. La llenaban de un recipiente grande de agua potable en casa. Podrías enfermar al beber otro tipo de agua. Si Kadie no tenía una botella de agua, no podía tomar agua de casa para beber en la escuela.

A la mañana siguiente, Sophia pensó en cómo podía ayudar a Kadie. La familia de Sophia tenía botellas de plástico llenas de agua. Sophia metió una en su mochila, junto con su botella de metal, lo cual hizo que la mochila fuera un poco más pesada, pero no le importaba.

Cuando llegó a la escuela, buscó a Kadie.

“Kadie, ¿ya tienes una botella de agua nueva?”, preguntó Sophia.

Kadie movió la cabeza con la mirada baja.

“Está bien”, dijo Sophia, “¡tengo una para ti!”.

Le dio a Kadie la botella de agua. Kadie sonrió.

“¡Gracias, Sophia!”. Kadie le dio un gran abrazo a su amiga.

Durante la clase, Kadie bebía de su botella de agua con los demás niños. Sophia estaba contenta de que su amiga no tuviera que pasar sed.

Todos los días de esa semana, Sophia llevó una botella de agua extra para su amiga. Entonces, una mañana, la mamá de Sophia tomó su mochila.

“Mmm”, dijo la mamá. “Esto es más pesado de lo habitual”. Abrió la mochila y sacó la botella de agua extra.

“¿Querías llevarte esta botella de agua extra para la escuela, Sophia?”, preguntó su mamá.

Sophia asintió. “La botella de agua de Kadie se rompió y no puede conseguir otra. Así que no tenía agua en la escuela”.

“¿Cuánto tiempo has estado llevando agua extra para ella?”, preguntó su mamá.

“Solo esta semana”, dijo Sophia. “No quería que Kadie tuviera sed”.

Su mamá sonrió. “Es muy amable de tu parte que pienses en tu amiga. Esto es algo que Jesús haría. Me alegra verte actuar como Jesús”. Le dio un abrazo a Sophia. “Y creo que conozco otra forma en que podemos ayudar”.

La mamá le dio a Sophia una botella de agua de metal. “Dale esto a tu amiga en su lugar para que pueda seguir haciendo uso de ella. De esa manera no tienes que tomar una botella de plástico cada día”.

“¿De veras?”, preguntó Sophia.

La mamá asintió. “Sí, solo pídele que la cuide bien”.

Sophia llevó la botella de agua a la escuela. Lo primero que hizo fue darle la botella a Kadie.

“Vaya”, dijo Kadie, “¡gracias, Sophia!”, y le dio un abrazo.

Sophia tuvo un sentimiento cálido. Sabía que había ayudado a su amiga, como lo habría hecho Jesús.

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Ilustraciones por Melissa Manwill