Ver a Musa
La autora vive en Iowa, EE. UU.
Quizás el niño nuevo no era realmente malo después de todo.
“El hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón” (1 Samuel 16:7).
“Mamá, hoy sucedió algo en la escuela que me molesta mucho”. Angie dejó caer su mochila al suelo y se echó sobre el sofá.
La mamá levantó la vista del libro que estaba leyendo. “¿Sí? ¿Qué pasó?”.
“Bueno, en mi clase hay un muchacho nuevo que se llama Musa”.
“¡Eso es genial!”, dijo la mamá. “¿Hablaste con él?”.
“¡No, y no quiero hacerlo!”, dijo Angie. “Él es malo”.
“¿Qué hizo?”.
Angie frunció el ceño. “Lo vi caminando a la escuela con su hermana. ¡La hizo caminar detrás de él todo el camino! Cada vez que ella intentaba caminar a su lado, él se apresuraba y se ponía delante de ella. Me hizo enojar mucho”.
La mamá frunció el ceño. “Eso no está bien. Tal vez le vendría bien tener una amiga como tú para mostrarle cómo tratar a los demás con amor”.
En ese momento, la hermana menor de Angie, Meghan, entró corriendo. “Mamá, ¿adivina qué? ¡Hay una chica nueva en mi clase! Se llama Dalia Kader. ¿No es un nombre hermoso?”.
“Creo que su hermano está en mi clase”, dijo Angie.
“¿En serio? Tienes mucha suerte”.
Angie frunció el ceño. “¿Suerte? ¿Por qué?”.
“¡Dalia me contó todo sobre él!”.
“Apuesto a que sí”, murmuró Angie.
“Ella me dijo que tuvo que ponerse unas gotas para los ojos esta mañana y que se suponía que debía usar lentes de sol para protegerse los ojos, pero se olvidó. Así que cuando caminaron a la escuela, Musa caminó frente a ella todo el camino para protegerla del sol. ¡Qué amable!, ¿no?”.
Angie parpadeó sorprendida. ¿Había juzgado mal a Musa?
“Suena como un hermano muy considerado”, dijo la mamá.
“¡Lo es!”, exclamó Meghan. “Cuando llegaron a la escuela, él la acompañó a la oficina para que pudieran llamar a su casa, y se quedó con ella hasta que su mamá les llevó los lentes de sol”.
Vaya, pensó Angie. Supongo que no vi lo que realmente estaba pasando.
Meghan se sentó junto a Angie en el sofá. “¡Los lentes de sol de Dalia son muy lindos! Son de color morado con piedrecitas brillantes. Mamá, ¿puedo invitarla a venir esta semana? ¡Ambas podríamos ponernos nuestros lentes de sol y jugar a disfrazarnos!”.
“Buena idea”, contestó la mamá. “¿Por qué no invitan a Musa también? Me gustaría conocerlos a ambos. ¿Qué te parece, Angie?”.
“Me gustaría conocerlos también”. Angie sonrió. “Creo que Musa sería un gran amigo”.
Ilustraciones por Jörg Saupe.