El invitado importante
Los autores viven en Dar Es Salaam, Tanzania, y en Utah, EE. UU.
¿Cómo podía Ammon ayudar a su familia a recibir a su invitado importante?
“Estableced […] una casa de orden, una casa de Dios” (Doctrina y Convenios 88:119).
Era sábado por la tarde y Ammon quería hacer algo para divertirse.
“Mamma”, dijo, “¿puedo salir a jugar?”.
“Primero tienes que limpiar tu habitación”, dijo Mamma.
“Pero, Mamma”, dijo Ammon, “¿puedo limpiar mi habitación después?”.
“Queremos invitar a alguien importante a visitarnos, así que queremos que nuestra casa esté limpia y ordenada”.
“¿Un invitado importante?”, dijo Ammon. “¿En nuestra casa?”.
“Sí, y tú puedes ayudar a invitarlo”, dijo Mamma, “así que ve a ordenar tu habitación”.
Ammon estaba entusiasmado, pues le gustaba tener invitados. Se preguntaba quién sería el invitado. ¿El alcalde? ¿El director de la escuela? ¡A lo mejor sería el obispo!
Ammon fue a su habitación. Primero recogió los calcetines sucios que estaban en el piso y los puso en la canasta de la ropa sucia. Luego puso su libro de texto en el escritorio. Quería que el invitado supiera que le gustaba aprender cosas nuevas.
Angel, la hermana mayor de Ammon, entró en la habitación. “¿Qué estás haciendo?”, le preguntó.
“Mamma dijo que vamos a recibir a un invitado importante”, dijo Ammon, “y me pidió que ayudara a prepararnos para recibirlo”.
Los dos levantaron la vista y vieron a Mamma en la puerta.
“¿Qué más podemos hacer para prepararnos?”, dijo Ammon. “Queremos que nuestro invitado importante se sienta bienvenido”.
“¿Qué ideas tienes?”, preguntó Mamma.
“Podemos decir karibu”, dijo Ammon. En suajili eso significa: “Eres bienvenido en nuestra casa; puedes hablar libremente”.
“Podemos escuchar”, dijo Angel. “Escuchar es importante”.
“Esas son buenas ideas”, dijo Mamma. “Veamos qué dice Baba (papá) cuando llegue a casa”.
Baba llegó más o menos en una hora.
Ammon lo estaba esperando. “Mamma dice que estamos invitando a un visitante especial a nuestra casa. Nos hemos estado preparando”.
Baba sonrió. “Me alegro. Ven a sentarte; hablemos. Angel, tú también, por favor”.
Cuando todos estaban juntos, Baba dijo: “Mamma y yo hemos hablado sobre nuestro invitado especial y lo que podemos hacer para que se sienta bienvenido. Primero, les diré quién es nuestro invitado: es el Espíritu Santo. Él es uno de los invitados más importantes de todos”.
Ammon y Angel se miraron el uno al otro. ¡Eso no era lo que Ammon esperaba!
“Y es un visitante que podemos invitar a estar con nosotros todo el tiempo”, dijo Mamma. “Angel, después de que te bautizaste, fuiste confirmada y se te dio un don. ¿Recuerdas lo que Baba dijo en la bendición?”.
“Me dijo que recibiera el Espíritu Santo”.
“Así es”, dijo Mamma; “se te invitó a recibir el Espíritu Santo. Ammon, cuando te dije que podías ayudar a invitarlo, ¿a qué me refería?”.
Ammon se puso a pensar. Él había planeado hacer una tarjeta para invitar al visitante, pero ¿cómo podía invitar al Espíritu Santo? “Supongo que lo estoy invitando cuando hago cosas que le ayudan a sentirse bienvenido”, dijo Ammon.
“¡Así es!”, dijo Baba. “Una de las maneras en que podemos invitarlo a nuestro hogar es hacer que la casa esté limpia y ordenada”.
“¿Fue por eso que Mamma quería que ordenáramos las habitaciones?”, preguntó Ammon.
“¡Sí!”, dijo Mamma. “¿Qué más podemos hacer para invitarlo a que esté con nosotros?”.
“Podemos orar”, dijo Ammon, “y leer las Escrituras”.
“Podemos escuchar buena música”, dijo Angel. “Podemos cantar himnos juntos”.
“Podemos ser amables y no pelear”, dijo Ammon.
“Así es”, dijo Baba. “Cuando tratamos de hacer lo que Jesucristo enseñó, invitamos al Espíritu Santo a estar con nosotros, y Él ayudará a que nuestro hogar sea un lugar en el que podamos sentir amor y paz”.
Ammon pensó por un minuto. “Tienes razón, Baba. ¡El Espíritu Santo realmente es uno de los invitados más importantes de todos!”.
Ilustraciones por Mark Jarman.