Mujeres
Cómo acceder al poder de Dios a través de los convenios


Cómo acceder al poder de Dios a través de los convenios

Devocional mundial de la Sociedad de Socorro 2024

Domingo 17 de marzo de 2024

Queridas hermanas, nuestro profeta, el presidente Russell M. Nelson, ha hablado repetidamente acerca del poder del sacerdocio que está al alcance de los hombres y las mujeres mediante una relación por convenio con Dios 1. Él dijo:

“Toda mujer y todo hombre […] que participa […] en las ordenanzas del sacerdocio [y que hace convenios con Dios y los guarda] tiene acceso directo al poder de Dios. Quienes han sido investidos en la Casa del Señor reciben un don de poder del sacerdocio de Dios en virtud de ese convenio, junto con un don de conocimiento para saber cómo recurrir a ese poder

“Los cielos están abiertos de igual manera para las mujeres que han sido investidas con el poder de Dios que procede de sus convenios del sacerdocio como para los hombres que son poseedores de dicho sacerdocio”2.

Como hijas de Dios, podemos ser investidas con poder del sacerdocio, el poder de Dios que viene a nosotras cuando hacemos y guardamos los convenios del sacerdocio. Esto tiene implicaciones sumamente importantes. Como mujeres investidas, tenemos derecho a recurrir ampliamente al poder del Salvador para ayudarnos a nosotras mismas, a nuestra familia y a los demás 3.

Recibí mi investidura cuando tenía veinte años, pero durante décadas no comprendí el poder celestial al que tenía acceso mediante los convenios que había hecho con mi Padre Celestial y con Jesucristo. Sin embargo, ahora, al mirar atrás, reconozco la fortaleza y la capacidad adicionales que se me dieron para afrontar los muchos y diversos desafíos de las distintas circunstancias de mi vida. Qué bendición es vivir en una época en la que hay más comprensión del aumento de poder, paz y fortaleza que podemos obtener mediante una relación por convenio con Dios.

Nuestro Padre Celestial ama a todos Sus hijos y desea formar parte de nuestra vida, pero Él no vulnerará nuestro albedrío; nunca forzará Su participación en nuestra vida. Cuando utilizamos nuestro albedrío para escoger entrar en una relación por convenio con Él, le testificamos que deseamos que participe más profundamente en nuestra vida y que estamos dispuestos a pagar el precio de recibir más poder y los privilegios que se obtienen gracias a esa relación por convenio.

Tal como nuestro profeta ha enseñado, cuando entramos en una relación por convenio con Dios, nuestra relación con Él se hace mucho más cercana que antes de nuestro convenio y Él nunca abandonará esa relación. Él jamás cejará en Sus esfuerzos por ayudarnos y nunca agotaremos Su paciencia para con nosotros. Estamos unidos gozosamente por medio de un convenio sempiterno que hemos escogido concertar con Él 4.

Ese conocimiento debe darnos gran paz y certeza cuando pasamos por las dificultades y los pesares de esta vida. El poder del sacerdocio de Dios ampliará nuestros dones y talentos espirituales, nos dará fortaleza más allá de la nuestra para llevar las pesadas cargas de la vida terrenal y nos dará la paz y el poder que necesitamos al afrontar los terremotos físicos, emocionales y espirituales de nuestra vida.

¡Este poder que proviene de nuestros convenios puede bendecir nuestra vida de muchas maneras diferentes porque es el poder de Dios! Las madres pueden recurrir a Su poder para obtener más capacidad y energía para hacer frente a sus desafíos cotidianos y escuchar más claramente la guía del Señor a fin de ayudar y orientar a sus hijos. Aquellos que han perdido a un ser querido por causa de la muerte o el divorcio pueden invocar Su poder para sentirse consolados y sostenidos. El poder de Dios también puede dar esperanza a aquellos que tienen dificultades para ver cualquier tipo de luz en su vida debido a las circunstancias tan difíciles que afrontan.

Además del poder con el que podemos ser bendecidos al guardar nuestros convenios del sacerdocio, cuando somos llamados, apartados o asignados para ayudar en la obra de Dios, también se nos da la autoridad del sacerdocio: la autoridad de Dios para representarlo cuando cumplimos con nuestros llamamientos y asignaciones 5. En 2014, cuando mi esposo y yo prestábamos servicio como líderes de misión en Ecuador, el presidente Dallin H. Oaks dijo lo siguiente en la conferencia general: “No estamos acostumbrados a hablar de mujeres que tengan la autoridad del sacerdocio en sus llamamientos de la Iglesia, pero ¿qué otra autoridad puede ser?”6. Me sentí muy agradecida por tener esa comprensión adicional y, desde entonces, he tratado de enseñar esta verdad a las mujeres en mis círculos de influencia. El presidente Nelson dijo: “Como mujeres Santos de los Últimos Días rectas e investidas, ustedes hablan y enseñan con el poder y la autoridad de Dios”7.

No hay ninguna otra organización religiosa en el mundo, que yo sepa, que haya dado tanto poder y tanta autoridad a las mujeres. Hay religiones que ordenan a algunas mujeres a cargos como sacerdotisas y pastoras, pero en proporción al número de mujeres de sus congregaciones, muy pocas reciben esa autoridad que su iglesia les da. Por el contrario, en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, todas las mujeres de dieciocho años en adelante que eligen una relación por convenio con Dios en la Casa del Señor son investidas con poder del sacerdocio directamente de Dios. Y cuando servimos en cualquier llamamiento o asignación, incluidas las asignaciones de ministración, se nos da la autoridad del sacerdocio para desempeñar tales responsabilidades 8. Mis queridas hermanas, ¡pertenecen a una Iglesia que ofrece a todas sus mujeres el poder y la autoridad del sacerdocio de Dios!

Sin embargo, tal como el adversario trató de hacer con Adán y Eva en el Jardín de Edén respecto al árbol de la vida9, él desea centrar nuestra atención en lo que no se nos ha dado y cegarnos con respecto a todo lo que sí se nos ha dado. Hermanas, las generaciones que vengan después de nosotras se verán influenciadas por las decisiones que estamos tomando ahora. Elijamos una relación por convenio de profunda conexión con nuestro Padre Celestial y con Jesucristo para que podamos propiciar Su poder, Su fortaleza y Su alivio más plenamente en nuestra vida.

Sé que las bendiciones y los privilegios divinos que pueden ser nuestros cuando escogemos esa relación por convenio bendecirán a nuestros hijos y nietos en las generaciones futuras.