Oración dedicatoria

Templo de la Ciudad de México, México, 16 de noviembre de 2008

Dios Todopoderoso, Tú, gran Elohim, en el nombre de Tu Hijo Amado, Jesucristo, nos inclinamos ante Ti en este día sagrado y bendito con corazones rebosantes y espíritus sumisos.

Este hermoso templo ha sido un refugio de paz. Ha sido la Casa del Señor para todo el que ha entrado en él, y ha sentido su espíritu y participado de las bendiciones que se reciben mientras aquí se sirve. Te agradecemos por ella y por el cumplimiento de Tus propósitos divinos mediante ella. Ha sido de gran servicio.

Debido a los efectos de dicho servicio, se hizo necesario mejorarla tanto por dentro, como por fuera. Ahora la estructura entera ha sido restaurada y renovada en una labor que la ha hecho más eficiente, más atractiva y más idónea que antes.

Las puertas de Tu casa han estado abiertas de nuevo al público, y miles de visitantes han caminado con reverencia dentro de estos sagrados muros y les han acudido pensamientos conmovedores a la mente y al corazón. Te rogamos que el espíritu del templo permanezca con ellos.

Ahora estas puertas se han vuelto a cerrar a todos, excepto a Tus santos fieles, a fin de que, dentro de estos muros sagrados y santificados de nuevo, pueda avanzar Tu santa obra.

Hace casi veinticinco años, en diciembre de 1983, Tu siervo, el presidente Gordon B. Hinckley, dedicó por primera vez esta estructura sagrada, dándote gracias por esta gran nación, la República de México, y por la fortaleza de Tu obra aquí. Renovamos nuestra gratitud por esas bendiciones. Te pedimos que continúes bendiciendo a quienes gobiernan esta nación, para que se les inspire a hacer aquello que garantizará paz y libertad a este pueblo, y un entorno en el que Tu obra pueda continuar creciendo.

Te agradecemos por la gran expiación universal efectuada por Tu Hijo, que vino al mundo para redimir a la humanidad, a fin de que todos sean salvos de las ligaduras de la muerte y, mediante la obediencia, obtengan la vida eterna. Te agradecemos por el profeta José Smith, y por todos los dones, poderes y llaves que se restauraron por medio de él al inicio de esta gran dispensación final del cumplimiento de los tiempos.

Te agradecemos por el sagrado poder para sellar, para que en este templo y en todas Tus otras santas casas, Tus santos fieles puedan ser investidos con poder de lo alto y hacer convenios sempiternos.

Procuramos ser como Tú; procuramos forjar nuestra vida conforme a la vida de Tu Hijo; deseamos la rectitud para nosotros, nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos. Te rogamos que nos hagas dignos de heredar la plenitud de las bendiciones que solo se hallan en Tus santos templos, incluso las bendiciones que provienen de la continuación de la unidad familiar para siempre.

Padre Celestial, bendice al presidente del templo y a sus consejeros, y a las esposas de ellos, y a todos los que ayudarán en el funcionamiento de este templo. Conmueve a los que se encuentran en el distrito de este templo mediante Tu Santo Espíritu, y despierta en ellos el deseo de utilizar este hermoso edificio para efectuar Tu voluntad divina.

Padre nuestro, fortalece a los jóvenes que caminan en un mundo saturado de las sofisterías de Satanás; dales el valor de mantenerse firmes a la verdad; bendícelos con una mayor perspectiva de sus posibilidades eternas.

Expresamos nuestra gratitud por todos los que han participado en los preparativos para este día de rededicación. Han trabajado con el espíritu de consagración, y los frutos de sus labores son bellos de contemplar.

Ahora, nuestro Amado Padre, actuando bajo la autoridad del Sacerdocio Sempiterno y en el sagrado nombre de nuestro Redentor, Jesucristo, rededicamos a Ti y a Tu Hijo, este, el Templo de la Ciudad de México, México, de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Lo dedicamos como una casa de bautismo, una casa de investidura, una casa de sellamiento, una casa de rectitud; para los vivos y para los muertos.

Rogamos humildemente que aceptes este edificio y que permitas que Tus bendiciones estén sobre él. Permite que Tu Espíritu asista y guíe a todos los que oficien en él, para que la santidad prevalezca en cada sala. Que todos los que entren sean limpios de manos y puros de corazón; que sean edificados en su fe y que salgan con un sentimiento de paz.

Dedicamos el terreno en el que se erige el templo. Dedicamos esta hermosa estructura, desde los cimientos que no se ven, hasta la majestuosa figura de Moroni que corona su punto más elevado. Dedicamos el bautisterio, todas las instalaciones en las que se administrarán las sagradas ordenanzas, las salas de investidura, las salas de sellamiento con sus sagrados altares y el bello salón celestial, junto con todas las instalaciones anexas. Dedicamos los hermosos jardines con el césped, las flores, los árboles y arbustos. Protégelo todo de cualquier influencia, destrucción o daño devastador.

Dedicamos este templo como morada para Ti y para Tu Hijo. Permite que Tu gloriosa luz brille siempre sobre él. Imploramos que coloques Tu sello ratificador de aprobación sobre estos servicios de dedicación y sobre todo lo que hemos hecho y haremos en esta, Tu santa casa, que ahora presentamos ante Ti.

Rogamos que este día salgamos de Tu casa con renovada fe y con un mayor espíritu de dedicación a Tu obra y a la de Tu Hijo, en el nombre de Tu Amado Hijo, a saber, el nombre de Jesucristo, el Señor. Amén.